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Los días pasaban y los pasaban juntos, siempre terminaban reuniéndose aunque no lo planearan.

Sirius era el mas feliz con aquello, en cambio Severus no sabia que sentir. Todas las personas se sentían tan alegres cuando estaban con la persona de la cual estaban enamoradas pero él sentía una mezcla de satisfacción y temor al estar con Sirius, ¿Temor? Temía que todo fuera una rotunda broma, quería confiar en él pero como confiar en alguien que te ha hecho tanto daño.
Era como confiar en Tobías...no, no era como confiar en Tobías, Black no era Tobías y había algo en ese león que los invitaba a confiar, en confiar y tal vez...perdonar.


Como siempre, como todas las veces de sus encuentros, solo la noche, la luna y las estrellas eran testigos del amor que emergía de cada uno de ellos cuando sus miradas se conectaban.

Severus veía de reojo a Sirius mientras sentía esos nervios instalarse en su estomago como cada vez que estaban juntos, no quería aceptarlo, no podía hacerlo, si lo dejaba entrar en su vida tal vez traería muchos problemas.
Por otra parte Sirius hacía días que había aceptado su gran amor por Severus Snape, había intentado de todo para saber lo que le pasaba pero pareciese que el pocionista era una cámara de Gringotts imposible de abrir.

Quería decirle todo lo que sentía por él pero, ¿Cómo hacerlo? junto a Severus se sentía nada valiente y muy débil, pero pronto descubrió que que Severus era tanto su debilidad como su fortaleza pero antes de decírselo quería saber si él era lo mismo para el pelinegro.

—Sev... — llamó deteniendo su caminar. Severus hizo lo mismo y lo volteó a ver — Yo, yo tengo algo importante que decirte— Severus lo miró con una ceja alzada dándole señal de que continuará hablando —Verus...yo...yo quiero saber si Malfoy se gusta

Severus frunció el ceño

—¿Qué te sucede Black? Claro que no— Severus reanudó su andar y Sirius fue tras él con prisa

—¡No! Sólo quería saber para decidir si decídete lo que tengo que decir

Severus volvió a parar su caminar pero esta vez no volteó a verlo —Habla

Sirius se puso delante de él quedando a unos pasos del rostro del pelinegro.
No sabía que decir, no quería sólo decirle lo que sentía, quería que Severus en verdad le creyera.

—Habla, Black— reprochó el menor

—Yo...yo no sé cómo empezar, nunca pensé que te dejaría entrar en mi corazón— suspiró y dio un paso más hacia el pocionista— ...pero tú eres a quien elijo, siento que pertenezco a tu lado, así que si también me amas como yo a ti, te lo ruego, házmelo saber. No tenemos que enamorarnos tan rápido—aprisionó el rostro del menor entre las palmas de sus manos —tomémoslo con calma, cariño...amenos que quieras tenerme cerca porque yo si me quiero cerca de ti.

Severus no sabía que hacer, quería correr lejos y no caer en las fauces del amor...oh, pero precisamente el amor tenía otros planes para su adolorido corazón.

—Cielo, podemos hacer que algo bueno dure— cada palabra que deci Black lograba que su corazón palpitara con mucha fuerza haciéndolo sentir más vivo que nunca—...no nos dejemos ir. Ambos sabemos que algo perfecto es prácticamente imposible pero, ¡Merlín! Me tienes con la esperanza de que a mi amor correspondes, Verus— ahora murmuraba por lo cerca que estaban del rostro del pálido mago frente a él —permite que el amor que no teníamos de niños florezca nuevamente.
Ámame como lo hacíamos antes porque créeme que si el mundo se derrumbara eres tú de quien me sostendría, así que por favor, no nos soltemos — junto sus frentes cerrando sus ojos pero al ver que Severus no hacía ni decía nada suspiró derrotado hasta que la voz baja, casi quebrada de su Verus sonó

—~Siriy~ ...me estoy enamorando perdidamente— era como si su corazón hubiera impedido que su cerebro tomara el control de sus palabras llevándose todo el mando

Sirius mentiría si diría que no le habían sorprendido las palabras de su Verus pero también mentiría si dijera que no lo habían hecho inmediatamente feliz.

—sólo estoy buscando la manera de hacerte saber como me siento — sí, estaba confesando sus sentimientos— ...no lo cambiaria por nada del mundo porque al fin lo que tanto he deseado es real— seguía con los ojos cerrados — estoy tratando de resistirme de caer en el amor y ya deberías saberlo porque eres lo único que ha estado en mi mente todos estos meses— por fin de un largo rato abrió los ojos  — tengo tanto miedo porque me estoy enamorando rápido y profundamente y cuando estoy contigo busco la magia en tus colores porque me haces sentir tan bien y a salvo pero al mismo tiempo me haces tan vulnerable— ónix y plata se conectaron —dime loco pero sé que eres el momento adecuado en el momento justo...eres el rayo de sol que buscaba en mi nublada vida.

Sirius le sonrió con dulzura y perdiendo toda cordura junto sus labios con los de Severus.

A Severus le daba tanto miedo aquella acción, era su primer beso y no sabía cómo actuar, estaba en un conflicto interno. Su cerebro le ordenaba que empujara a Black y huyera del lugar pero su corazón se aferraba a ese dulcemente aterrador momento y le rogaba que no se apartara y se dejara llevar...y por fin cedió ante las peticiones de su loco corazón.
Movio sus labios tímida y torpemente, acción que sólo logró que Sirius, el gran Sirius Black se derritiera por dentro, se sentía en el cielo...mejor que en el cielo.

Eran iluminados por la fría y a la vez tan cálida luz de la luna.
Las estrellas titilaban de felicidad al ver aquellas dos hermosas y jóvenes alama envolverse mutuamente en un beso lleno de amor y esperanzas pero la luna y la noche no estaban tan contentas como ellas pues sabían que en algún amanecer aquel inocente amor se caería y temían que ese horrible amanecer estuviera más cerca de lo que todos desearían, pero lo que más dolía era que aquella apocalíptica mañana traería consigo a un sol que sería el causante de que ese puro amor se marchitase así que la luna y la noche lucharán contra el día y el sol para que la mirada ónix y la plata jamás se perdieran de vista.

Rompieron el beso al mismo tiempo mirándose con amor y anhelo, Sirius acarició las sonrojadas mejillas de su Verus con las yemas de sus pulgares.

—Verus...quiero que me des la oportunidad de besarte en cada uno de nuestros encuentros, quiero que me dejes amarte sin restricciones, quiero que me permitas estar a tu lado y sostener tu mano mientras lees...

Severus negó levemente

—¿Por qué no, amor? Sé que he sido un total idio...

—Estoy tan roto, me faltan tantas partes que siento que me voy a hundir en cualquier momento y no quiero arrastrarte conmigo— le murmuro Severus

Sirius sólo sonrió y volvió acariciar su mejilla —Estoy contigo, cariño...y si lo quieres nos hundimos juntos pero por favor...déjame amarte sin esconderme

—¿Qué pasará con los demás? ¿Tus amigos?

—....— pareció pensarlo un poco— nos amaremos en un profundo secreto, en las penumbras...nuestras almas mudas nunca dirán nada pero lo sentirán todo... por favor

—no me falles

Sirius sonrió ampliamente, era el mejor día en muchos años. Agarro las mejillas de su ahora novio y le robó un beso

—Prometo no hacerlo...serás mi secreto más evidente, mi Verus...te quiero

<<El final siempre sorprende, aunque esté escrito desde el principio>>

 𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 (𝖲𝖾𝗏𝖾𝗋𝗂𝗎𝗌) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora