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Detestaba cada momento que se veía obligado a compartir con el rubio. Le molestaban sus brillantes y acuosos ojos, sus rellenitos labios y su hermoso cabello de bebé. Le molestaba que hasta el más mínimo detalle de sea captado por sus ojos, o su celular, para ser almacenado como algún tipo de tesoro en lo más recondito de su existencia para salir de su cajón cada que se encontraba distraído o solo.

Detestaba eso... Pero maldecia cada que se encontraba lejos del exquisito calor o el dulce aroma que solo en rubio podía brindarle.

¿Se encontraba enfermo o algo?, No era de dudar, cada que intentaba auto complacerce para liberar estrés o simplemente por diversión terminaba jadeando y gimiendo el nombre de su martirio e imaginando su bello rostro, y cuerpo en general, cubierto de todos los fluidos de excitación y cansancio que su cuerpo pudiese derramar.

No era sorpresa para nadie, exepto para el mismo Takemichi, que este tirará de la estrellita de la Toman y lo abligara a abarcar un lugar entre sus piernas, o encima de estas, y lo usará como almohada. Y ni hablar de que en varias ocasiones Draken había tenido que saltar al rescate del pobre ojiazul para evitar que el peli rosa lo tocará demás y terminara haciendo explotar sus mejillas con un fuerte color durazno que atraída demás al sonriente chico.

¡¡¡Joder!!!, Decir que le encantaba ver el rostro del rubio sonrojado por su culpa o su vocecilla temblorosa era poco para lo verdaderamente extasiado que llegaba a estar. Eso era un secreto que solo Souya, Draken y su entrepierna pudieron confirmar e en más de una ocasión.

Por más que Nahoya lo negara está demasiado evidente. Toman tenía más que claro que de descuidar unos segundos al Mishi tendrían que hacer una recolecta para una silla de ruedas o buscar en todo el mundo donde podía estar secuestrado el pobre rubio.

¡¡¡En defensa del peli coral era culpa de Takemichi!!!, ¿Quien lo mandaba a tartamudear de forma tan linda cuando el rozaba su cuello con su nariz o se sonrojaba cuando este envolvía su cintura con sus manos?, Nadie. En conclusión, era culpa de Takemichi.

¿Cómo llegamos a esto?... Bueno, es una historia larga, pero tengo tiempo para contárselas.

Tres meses antes.

Aver, ¿Cómo podía alguien tener tanta mala suerte?, Se supone que solo iría por unos helados. ¡¡¡No que terminaría siendo la nueva mascota de una de las pandillas más peligrosas de la puta ciudad!!!.

—Enserio Takemichi, creo que lo que tú tienes es una maldición, ¿Consultamos un brujo?–se burló Takuya mientras limpiaba las heridas del pobre desgraciado.

—No seas baboso Takuya, esto es serio–reprendio el morado–, ¿Que le diremos a la abuela del Mishi cuando vea que su bebé ahora da nalga en ves de recibir?.

—¡Aveces ni se por qué somos amigos!–lloriqueo el rubio escuchando las carcajadas de sus amigos.

—Eso es porque solo nosotros queremos un Mishi llorón.

El rubio empujó a su amigo y se levantó a hacer berrinche mientras lloriqueaba. Akkun solo grababa mientas los demás se reian se lo infantil que podía llegar a ser el rubio.

—¡Me conseguirá nuevos amigos!, No los necesito.

—Para que puedas alejarte de Akkun tedras que esperar a la otra vida estrellita–Se burló el peli negro–, ya deja de llorar, ¿Quieren Doraiyakis?

Sal Conmigo Malditasea [Smile X Takemishi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora