Dalila y Paul no habían tenido un buen comienzo, sobre todo si recordamos cómo se conocieron...
Flashback
Dalila caminaba por el pasillo de la preparatoria de la Reserva hacia la puerta de salida, su mochila en su hombro, al doblar en una esquina de choca de bruces con un cuerpo sólido y caliente, al levantar la vista ve al chico que lleva volviendo loca su cabeza desde que regresó tras una semana de ausencia.
Se había perdido en sus oscuros ojos que todavía no le habían dado el placer de fijarse en ella, justo cuando parecía que la miraría una mano en su hombro lo hizo voltear. Hannah, quien era conocida por pasar por las camas de todos los chicos considerados "calientes" de la institución, sin importar si pertenecían al primer o último año.
- La pasé genial cariño-, susurró lo suficientemente fuerte como para que Dalila lo oyera también, el chico más que complacido plasmó una sonrisa de suficiencia en su atractivo rostro.
Hannah, sin esperar respuesta, se marchó de ahí bamboleando sus caderas provocativamente. Entonces como si recordara el motivo por el cual se había detenido, su mirada cayó sobre la pequeña chica frente a él.
- Ten más cuidado-, soltó con tono duro antes de que sus oscuros ojos, como por descuido, se fijaran en los verdes de ella, el tiempo pareció detenerse en ese instante.
Marrón y verde colisionaron por primera vez, ella sintió un apretujón en el estómago que viajó por todo su cuerpo como una corriente cálida, él sintió como todos aquellos vínculos que lo unían a la Tierra se cortaban para volver a unirse en un único, grueso e indestructible vínculo en cuyo extremo se encontraba esa pequeña chica, que hasta ese momento había estado fuera de su radar.
- Lo siento-. Esa dulce voz lo devolvió a la realidad, donde la pequeña chica, su impronta, temblaba casi imperceptiblemente, tan nerviosa que parecía que se desmayaría.
- No, yo lo siento, no iba mirando por dónde caminaba-, se disculpó el chico apresuradamente, no queriendo complicar más la situación-. Soy Paul-. Se presentó causando una pequeña chispa de esperanza en la chica-, ¿eres nueva?-. E igual de rápido esa llama se apagó.
- Yo... tengo que irme-. Pasó junto a él, ignorando sus intentos de llamar su atención, al llegar fuera se dirigió a su vehículo al que subió y emprendió camino al hospital, pues no podía faltar a ninguna consulta, de allí se iría a casa a descansar algunas horas antes de que comenzara su turno en el hospital.
Dalila no tenía parientes sanguíneos vivos que la cuidaran y velaran por su seguridad, por lo que se mantenía sola desde los 16, trabajaba en las tardes y algunas noches, y en la mañana estudiaba. Faltando solo dos años para ser mayor de edad había logrado que no la metieran al sistema de adopciones con la condición de una visita mensual del sherif Charlie Swan, quién se aseguraría de que todo estuviera en orden. La chica antes asistía al instituto de Forks, pero luego de la llegada de Isabella y que Edward la cambiara por esta decidió trasladarse al de la Reserva así no solo no tendría que ver cada día a ese par juntos sino que le quedaba mucho más cerca de su casa.
Fin del flashback
Por eso no se sorprendió tanto al encontrarlo en esta situación, pero eso no impidió que su corazón doliera como si se lo estuvieran arrancando del pecho.
- Paul-, mencionó al reconocer al chico que salía del armario del conserje con el que había chocado, en ese momento una rubia teñida que reconocía muy bien salió detrás de él.
- Nos vemos luego cariño, siempre sabes cómo complacerme-, fue lo que dijo Hannah antes de marcharse, dejando un tenso ambiente entre la "feliz" pareja.
- ¿Qué...?-. Fue lo primero que salió de la boca de la chica que seguía a Hanna con la mirada antes de regresarla al chico-. O sea que mientras yo pensaba que teníamos una relación de ensueño... ¿Tú te acostabas con Hannah y con cuanta chica se te ocurriera? ¿Acaso hice algo mal? -. Cuestionó en susurros-. Si ya no me quieres ¿Por qué no me dejaste? ¿Por qué me hiciste esto Paul?
- ¡Porque estas enferma! Maldición, soy un lobo, se supone que la impronta es aquella con mejores posibilidades de crear descendencia ¿y a mí me toca una maldita enferma? Me niego, no ataré mi vida a alguien que va a morir pronto, lo único por lo que te mantenía a mi lado es porque mi lobo lo necesita, nada más, me da asco estar contigo y ese olor a enfermedad y muerte que tienes-. Paul soltó cada palabra con todo el veneno posible, en ningún momento la había mirado por lo que se sorprendió cuando una pequeña mano impactó en su mejilla seguido del quejido de dolor de la chica-. Maldición. Déjame ver-, ordenó intentando coger su mano, pero la chica se apartó.
- ¡No me toques!-, exclamó, en ese momento el chico se dignó a mirarla a los ojos notando todo el dolor en ellos, pero el daño ya estaba hecho-, no vuelvas a acercarte a mí en tu vida-, siseó antes de marcharse.
En cuanto Dalila abandonó el instituto un fuerte dolor atravesó su cuerpo, sintiéndose rota se adentró en el bosque, caminó sin rumbo hasta llegar al acantilado, de donde en varias ocasiones había visto a los chicos de la manada lanzándose. Se mantuvo a una distancia prudente del borde recordando las advertencias de los chicos de lo peligroso que sería para ella el caer desde allí, en ese momento un oscuro pensamiento llegó a su mente.
<<Ya que más da, si no hay nadie a quien realmente le importe y me quiera bien, además, en unos meses moriré, que diferencia hace unos meses antes>> pensó la chica, acercándose lentamente al filo del acantilado, dio un paso más y otro, hasta que ya no sintió nada firme bajo sus pies. Iba cayendo pero nada salía de ella más que las lágrimas causadas por aquel que los ancestros habían elegido para ella, en cuestión de segundos su cuerpo impactó con el agua del mar, tan fría como un cubo de hielo. Su cuerpo comenzó a entumecerse y hundirse ante la falta de movimiento de la chica, pero el destino no tenía planeado que ese fuera su final, luego de que la chica perdiera la conciencia por el ahogamiento, un mano bronceada cogió su brazo con firmeza y tiró de ella hacia la superficie. El dueño de esa mano la cargó hacia la orilla donde se encontraba una chica igual de bronceada, con el cabello hasta los hombros, que se acercó a él mientras dejaba el inerte cuerpo sobre la arena.
La chica, Leah Clearwater, se dejó caer junto al cuerpo comenzando a practicarle RCP con la esperanza de salvarla, tras pocos minutos Dalila comenzó a toser, expulsando el agua de sus pulmones.
- ¡¿Estás loca?!-. Exclamó la loba en cuanto la otra chica tuvo más control-, ¿en qué estabas pensando? Pero qué pregunto, es obvio que no pensabas en nada ¿Sabes cómo se pondrá Paul cuando se entere? ¿Tienes idea de cómo lo habría afectado tu muerte?
Leah seguía lanzando pregunta tras pregunta, pero Dalila no le prestaba atención, tras la mención del chico que la había imprimado su mente se desconectó de todo, recordando cada palabra que el chico le había lanzado horas antes.
Sin hacer caso a ambos jóvenes, la chica se puso de pie con dificultad y se alejó en dirección a su casa, ignorando los llamados de ambos lobos que se miraron sin entender la actitud de la joven antes de correr a la casa del alfa, donde se encontraba el resto de la manada.
Cuando Dalila llegó a su hogar, lo primero que hizo fue lanzarse a su cama, y totalmente empapada se durmió, con el dolor ardiendo dentro suyo, no solo por la traición del chico sino porque el día anterior su médico le había dado la noticia que su cáncer no solo no había desaparecido, sino que se había extendido.
Nuevo pedido de parte de @Diggory_Parker_Stark espero que te guste :)
~Sofi
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One Shots (o algo así) de Crepúsculo
FanfictionPequeños relatos de Crepúsculo. Acepto peticiones (personaje y qué quieren que ocurra)