La naturaleza actúa cómo quiere y dónde quiere, ese día no fue la excepción, era una tarde como cualquier otra, la manada disfrutaba de un día en el que el sol decidió salir a saludar. Desparramados por el patio de la casa Uley, la manada reía, charlaba y jugaba contenta hasta que de pronto el suelo comenzó a temblar.
Ara se acercó a su pareja, Paul, que sostenía en sus fuertes y protectores brazos a su pequeño de un año, compartió una mirada con sus hermanos de manada antes de dirigirse todos juntos a la reserva donde la gente corría intentando ponerse a salvo. Rápidamente Sam tomó la situación bajo su mando y puso control.
- Guíen a todos a los cerros, asegúrense que nadie quede atrás-, indicó a sus chicos que rápidamente comenzaron a seguir sus ordenes.
- Ve delante-, pidió Ara a Paul-, y llévalo contigo, tengan cuidado.
- Muy bien, ve con cuidado preciosa.
Mientras todos se dirigen a un lugar seguro, un nuevo temblor sacude la tierra y una grieta se forma en esta, separando a una mujer de su hija, la madre fue al instante sujetada por otra mujer a su lado que le impedía avanzar hacia la niña que estaba del otro lado, completamente sola y aterrada.
Ara y Sam que se habían quedado hasta el final de la fila ven toda la situación, le toma solo un segundo a Sam saber los pensamientos de la chica, le da su mirada patentada de "no lo hagas" esa que hace que todos retrocedan, pero la chica es terca y nada la hará cambiar de opinión.
Corriendo cerro abajo salta transformándose en su loba blanca con negro y continúa corriendo hasta detenerse frente a la niña que la mira asustada, al verla de esa forma Ara inclina la cabeza invitando a la pequeña a acariciarla y una vez más tranquila le da a entender con un movimiento que se trepe en su lomo.
Una vez con la niña sujeta a su pelaje corre cerro arriba y salta quedando a corta distancia de la madre de la pequeña que se aferra a su hija aliviada mientras agradece a la loba. Pronto el resto de personas llegan y al verla pretenden atacarla pero Ara rápidamente vuelve a transformarse en su forma humana, Ara no creía que fueran a elogiarla ni agradecerle pero tampoco se imaginó la reacción que tuvieron.
Comentarios como "demonio" y "anormal" fueron escupidos hacia ella, al ver la situación y el desprecio que recibía la chica sus hermanos de manada y alfa se mostraron también al igual que el consejo pero la gente no cedía, pues era algo antinatural. Cuando la multitud se acercaba dispuesta a atacar madre e hija se colocaron frente a la manada, escudándolos, al igual que las familias de los chicos.
- ¡Estos chicos son la única razón por la que todos seguimos vivos! ¡Quien se atreva a agredirlos física o verbalmente se las verá con todos nosotros!-, exclamó el viejo Quil furioso.
- ¡Son unos monstruos!
- La señorita me ayudó a cruzar para estar con mi mamá, ella no es mala-, añadió la niña.
Poco después de que la gente se calmara una ola arrasa con toda la reserva, Ara con la pequeña a la que salvó en brazos, camina junto a Paul y el resto de su gente de regreso a la reserva, allí ven la magnitud del desastre, pero entre todos se ayudan y en poco tiempo restauran el lugar.
- No voy a decir que está contento con cómo sucedió-, añadió Billy después de regañar a la manada-, pero agradezco que ya no deban esconderse, así se ahorrarán varios problemas y se evitarán malentendidos en el futuro, así que gracias Ara.
Ara no podía creer la suerte que había tenido, ella siempre había vivido en la reserva, sus primeros nueve años estuvo acompañada por sus padres pero el día de su cumpleaños número diez, se fueron para no volver. Creció sola, con la visita ocasional de un miembro del consejo que se encargaban de que tuviera comida, ropa y estuviera sana.
Por eso veía la transformación como el big bang de su vida, porque le dio un nuevo comienzo, una familia, un hogar y alguien a quién amar. Ella y Paul no habían tenido contacto nunca, ni siquiera en el instituto, a pesar de haber oído el nombre del otro por los pasillos, hasta que una mañana se chocaron a la salida y con un simple vistazo a los ojos del otro sucedió. Casi seis años después, ahora con veintidós tenían su primer hijo, Jayden Lahote, que era un calco de su padre y tenían la familia unida y amorosa con la que siempre soñaron.
Aquí nuevo Shot. Lo sé, estuve desaparecida mucho tiempo, pero tengo algunos trabajitos por ahí que tengo pensado publicar, solo que no me convencen del todo. En fin, seguiré el libro así que no se preocupen mucho, solo soy bastante -mucho- colgada jaja. Este shot es a pedido de NoeBaez5, espero te guste.
~Sofia
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One Shots (o algo así) de Crepúsculo
FanfictionPequeños relatos de Crepúsculo. Acepto peticiones (personaje y qué quieren que ocurra)