17. La Llave

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Acordé con mis hermanos reunirnos a los veinte minutos en nuestra habitación, así que salimos en busca de la bendita Vela.

El tío Bruno y la tía Mirabel ingresaron a las paredes y los perdí de vista.

Fui lo más rápido que pude a través de los cuartos que me asignaron y los revisé de pies a cabeza. Sobre las mesas, en los alfeizares de las ventanas, en las hendiduras de las paredes y dentro de las repisas.

Nada.

Cocina vacía. Comedor vacío. El cuarto de mis primos, Fernando y Valeria, vacío.

Me tomé el tiempo de buscar en cada cajón y ropero. En cada mueble y escritorio. Todo en silencio para despertar a mi familia. La Vela era pequeña, podía estar en cualquier sitio.

Pero no tuve éxito y regresé derrotada a mi habitación cuando se cumplió el tiempo.

—¿Y bien? ¿Cómo les fue?

—Nada. Los pasadizos están libres —me informó Fabricio.

—El patio igual.

—La sala principal vacía.

—Todo el segundo piso vacío, el único lugar que no pude revisar fue el almacén —dijo Roberto.

—Tiene una ventana. Tal vez tu armadillo entró por ahí —añadió Mauricio.

Mis ojos se abrieron de golpe ante tal revelación y mostré una pequeña sonrisa. Al fin estábamos progresando.

—De acuerdo, hay que entrar a ver. No perdemos nada. Solo son unas cuántas antigüedades —los animé.

—El asunto es que está cerrado con llave.

—Okay, ese es un pequeño problema, ¿y quién tiene la llave?

—Normalmente mamá Alma —explicó Roberto—. Aunque, si la memoria no me falla, la última vez la tenía mamá Pepa. Pero tendría que revisar de todas formas en su cuarto.

—Oye, y hablando de ella, ¿mamá Julieta se encuentra bien? —indagó Lucas, mirándome con preocupación.

La pregunta me agarró en frío y mi corazón se aceleró. Roberto me miraba con expectativa, obviamente no les había contado esa parte de la historia.

—Eeehhh. Sí... Creo que sí...  —mentí, mostrando una sonrisita nerviosa—. ¿Por qué preguntas?

—Es que al pasar por su cuarto, vi  que mamá Pepa estaba con ella, como si la estuviese cuidando.

—¿Ah sí? —mi tono agudo me delataría tarde o temprano—. Es... Es normal. Mamá Pepa es así todo el tiempo con todos, ha sido muy sobreprotectora desde el Derrumbe. Pero todo está bien. Todo está muy bien. Ella está muy bien.

Sí, era la peor mentirosa del planeta. Pero era mejor eso a decir lo de las toses o lo del pañuelo.

—Tal vez deberíamos ir a verla —propuso Mauricio y estuvo a punto de ir a la habitación.

—¡No, no! —grité, tomándolo de la muñeca—. Digo... Mauri, ¿no crees que les parecerá sospechoso que se escuchen pasos en su puerta dos veces seguidas? Harías que nos descubrieran.

—Laura tiene razón —dijo Roberto—. No nos desviemos. La llave.

—De acuerdo —acaté, y preferí cambiar de tema—. Decías que la tenía mamá Pepa, ¿verdad?

—Sí. Y si ella está ahora con mamá Julieta, entonces su cuarto está vacío.

—Entro a su cuarto, busco y saco la llave, pan comido.

✨No se habla de Mirabel✨ || Encanto AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora