Capítulo 14.

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El sol de agosto me choca directamente en la cara. Suspiro cerrando los ojos con fuerza y me giro hacia el lado izquierdo de la cama, poniéndome boca abajo. Murmullo varias veces antes de echar hacia atrás las sábanas y levantarme. Siento un dolor de cabeza intenso, producto de la vuelta a la rutina después de cerca de dos meses de vacaciones. Veo el reloj encima del corcho de la habitación, son apenas las ocho.

Poso mis pies sobre el suelo de la habitación, apoyo los codos en mis piernas y echo hacia atrás mi pelo. Giro la cabeza hacia la derecha y veo, colocada de nuevo, la cruz sobre el cabecero de la cama. Me levanto completamente para quitarla y tirarla al fondo del armario.

— ¡Bels! — tres toques en la puerta, sonrío al escuchar a Irina— ¡Bels! — otra vez, guardo la cruz en el armario y quito el pestillo de la puerta.

Lo único que veo de mi amiga es el pelo rubio, que se mueve al abrazarme con fuerza. Sonrío agarrándola con la misma intensidad que ella.

— ¡Hola! — le respondo con alegría, se separa de mi con una sonrisa, se la ve tan feliz que hasta sus ojos brillan.

— ¡¿Has visto lo guapa y morena que estás?! — río haciéndome a un lado para que entre en mi cuarto — ¡Qué envidia! — se sienta en mi cama y yo camino hasta sentarme en la silla de escritorio.

— ¿Qué tal las "vacaciones"? — hago un par de comillas con los dedos al pronunciar la última palabras, ella resopla y se deja caer sobre el colchón.

— Harta, Bels, dime otra vez por qué no nos fuimos a un piso.

— Porque lo pensamos tarde y no encontramos ninguno — río viéndola resoplar—. ¿Tienes conser hoy? — asiente mirando hacia el techo.

— Tengo banda— alzo las cejas aguantando una carcajada—. No sabes la suerte que tienes de ser pianista, es insufrible aguantar a las trompetas, trombones, trompas y cualquier cosa que sea similar a eso.

— ¿La flauta?

— Somos más delicadas — me río, haciéndola reír a ella—. Para hablar de esto tenemos tres meses antes de que te vuelvas a ir, lo importante, ¿qué tal el verano?

— Bien... — sonrío y asiento—. Interesante.

— ¿Quieres que de toda la vuelta o pregunte por el chico guapísimo que irrumpió en medio de nuestra charla? — suelto una carcajada nerviosa, me encojo de hombros mirándola a los ojos— ¿Quién era?

— Nico, un amigo — ella rueda los ojos y resopla.

— Ahora la versión que no le das a tus padres — se da la vuelta y apoya su cabeza en las palmas de sus manos—. Es guapísimo.

— Lo sé.

— Y altísimo.

— También lo sé — cruzo una pierna sobre la otra mientras me recuesto en la silla, ella alza una ceja.

— ¿Y ya está? — asiento sin dejar de sonreír— ¿Solo vas a decir que es muy guapo y muy alto?

— No veo ninguna mentira en lo que has dicho — me encojo de hombros, Irina resopla echando hacia delante la cabeza, pero la levanta casi al momento.

— ¿Lo has visto todo el verano? — asiento — ¿Y solo me puedes decir que es muy guapo y muy alto? — repito el gesto.

— También es muy gracioso — la veo suspirar con fastidio, chasquea la lengua y se sienta, colocando sus piernas como si fuera un indio—. ¿Qué quieres que te diga? No le gusta bailar, no sé que música escucha pero sé que su cantante más escuchado en Spotify es Walls y... — me encojo de hombros viendo mi mano.

Firefly · Nico GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora