𝖝𝖎𝖎. 𝖆𝖑𝖌𝖔𝖉ó𝖓 𝖉𝖊 𝖆𝖟ú𝖈𝖆𝖗

126 8 0
                                    

Gina envió una fotografía. 

No me siento ni un poquito culpable por estar disfrutando de este pedazo de algodón de azúcar sin ti. Porque asumo que te habrás levantado alegre. 

O cansada, no sé. 

Depende de anoche, claro. 

Gina, 12:40. 06/12/2020. 

Asumes bien, querida amiga, pero por las razones equivocadas. 

Anoche no hubo sexo. 

Marlena, 12:55. 06/12/2020. 

No irás a ser de las puritanas que dicen que acostarse en la primera cita está mal porque es ofrecer toda la mercancía, ¿verdad?

Gina, 12:56. 06/12/2020. 

Lo que no me creo es que pienses eso de una forma completamente seria cuando tú y yo hemos corrido delante de los carabineri en manifestaciones a favor del aborto, por el día de la mujer, en contra de la violencia machista y demás. 

Es que no te reconozco, Gina. 

¿Y tú eres mi amiga? Se te ha subido el algodón de azúcar a la cabeza. 

Marlena, 12:58. 06/12/2020. 

Cuéntame todos los detalles. 

Quiero saberlo todo, t-o-d-o. 

Gina, 12:58. 06/12/2020. 

Hazme preguntas concretas. 

Ahora mismo sólo me sale decirte que fue la experiencia más maravillosa que he vivido en estos cortos veinte años de vida. 

Es que cómo podía estar viva antes de conocerle a él, Gina. 

La vida tiene otro color, otra olor y un no sé qué diferente. Hoy me sonríe el Sol y, de repente, la perspectiva de un invierno, con ese frío asqueroso y las noches cerradas a las cinco de la tarde no suena tan horrible. 

No, no a su lado. ¿Cómo podrían?

 Lo hace todo fácil, Gina. Hace lo difícil, fácil. Como si fuera fácil, ligero y sencillo vivir en este puto mundo tan injusto y cruel. 

Ayer no podía parar de querer tocarle. 

Sentía que las manos me ardían/picaban de la impresión, de no poder sentir su cálida piel debajo de mis dedos.

Ni siquiera puedo explicarte la sensación. 

Sólo sé que me sentía bien, muy bien. Tan bien que, al separarnos, no pude evitar romper a llorar. 

Marlena, 13:00. 06/12/2020. 

¿Lloraste? ¿Y él que hizo?

Gina, 13:01. 06/12/2020. 

Sí, sí que lloré. Y de qué forma. 

Pero no lloré como lo hacen las divas en televisión, que no se les corre ni un gramo de maquillaje.

 No, no, yo empecé a llorar, a moquear, a hipar y todo el pack conjunto.

phone numberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora