10. Parche.

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Está concentrado en acomodar uno de sus guantes con la intención de que sea lo más cómodo posible. No es nada inesperado la cantidad de disculpas que recibió de parte de Steven, tampoco es una sorpresa la delicadeza y el cuidado con el cual curo su mano, hay ofrendas por todas partes e insiste en aparecer en donde sea que se encuentre con tal de arreglar su imagen, sin explicar el malentendido correctamente porque, en realidad, no hay una forma de explicar lo que ocurrió.

—Drew, ¿Estas bien?

Brinca en su lugar cuando una mano se posa sobre su hombro, su mano sana se encarga de quitárselo de encima y se gira de inmediato, escondiendo la diestra que se encuentra acoplándose al suave guante, el parche lentamente deja de ser una molestia respecto al dolor o incomodidad que le ocasiona, pero hay cierta vergüenza que se acumula en su vientre con tan solo pensar que alguien puede llegar a verlo y descubrir que, aunque no debería, está ya demasiado relacionado con un Alfa demasiado grande para él.

—Lo siento, Robert, estaba demasiado absorto en mis pensamientos —respira profundo, intentando calmar su respiración y sonriéndole inconscientemente al familiar Alfa, un buen rival en los concursos al que aún no podía derrotar, un conocido con el cual era agradable conversar en ocasiones—. No sabía que ibas a participar en este concurso, ¿no ganaste tu ultimo listón hace unos días?

Son unos minutos los que se mantiene sorprendido, con la mano en el aire mientras escanea al pequeño Omega, hay cierto... Aire de advertencia a su alrededor, uno que había intentado erradicar desde que lo descubrió.

No es el único entre los conocidos del joven Omega que noto la repentina y persistente aparición de un Alfa demasiado dominante, para alguien como Drew, esa clase de persona podría ser un problema si se le permitía ir demasiado lejos, así que, mientras contactaban con la familia para avisar de tal descubrimiento, habían intentado interferir un poco, principalmente el que consideraban era el más adecuado para intentar defender al joven sin marcar.

Claramente, nada de lo que habían intentado había dado resultado y con tan solo observar un poco, se podía notar que la anteriormente presencia dominante parecía ser cada vez más, opresivo

—Bueno, intente ir por él, pero ya sabes cómo son algunas cosas cuando me enfrento a Solidad —se recompone lentamente, intentando demostrar que la situación no le afecta. Casualmente acomoda su corbata—, por cierto, no creas que no note que evadiste mi pregunta.

—¿Tu pregunta? —guarda silencio un minuto, intentando recapitular lo que se había perdido—. ¡Ah, eso! Yo... Yo... —su mirada se desvía del juicio de Robert mientras recae en la televisión donde comienzan a mostrar la presentación del concurso, inconscientemente su mano sana acaricia el brazo contrario, no quiere ser obvio, pero sus acciones inconscientes hablan por sí mismas—. Estoy bien.

—¿Seguro? ¿No hay algo de lo que quieras hablar? —no esconde su genuina preocupación, después de todo, lo más triste que podría ocurrir es que Drew se convierta en una princesa que jamás volvería a ver la luz del sol, algo triste para alguien con tanto talento.

—Totalmente seguro, estoy bien —es repentino el entusiasmo que aparece en su voz y rostro, su mano abandona su brazo para acomodar el sencillo pero elegante collar, una de las muchas ofrendas que había recibido, observando la televisión y como todo parecía listo en el escenario—. ¿Listo para actuar?

—... —observo con cierta tristeza al más joven, la falta de respuestas que necesita no ayuda y lo último que puede hacer es suspirar, esperando que jamás pase lo peor—. Si, estoy listo.

Al final, parche en la mano jamás es visto por alguien y cuando este se retira, el guante se mantiene, como un nuevo accesorio.

Hasta que tiene la edad suficiente como para ya no sentir vergüenza de sus prematuras decisiones, sobre todo, porque los nuevos parches se ubican en el cuello, que se muestran sin problema con orgullo.

Rosa sin espinas. [Omegacember  2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora