29. Cuidados

28 4 0
                                    

Murmura algunas maldiciones contra la almohada mientras la manos de su esposo masajean a conciencia y con cuidado el espacio que va desde su cadera hasta su cintura, no necesita fijarse en nada mas ya que la espalda en si no es lo que le duele, sino el esfuerzo recién realizado de mantenerse lo más posible en una posición, es más, el masaje debería de ir hasta sus piernas, sin embargo, para evitarse la posibilidad de cualquier otro acto a deshoras, habían discutido un poco y finalmente termino ganando un medio masaje que no fuera demasiado lejos, lo último que necesitaba en ese momento era una segunda ronda, en la noche otra cosa seria, pero por el momento las manos solo tenían permitido acariciar hasta ahí.

Era eso o le pondría un bozal.

—No puedo creer que realmente tengas esa cosa guardada. —se quejó sin dejar de gruñir en ningún momento, nunca dejó de ser triste que sus manos pudieran pasear por el cuerpo de su esposo, pero siempre teniendo cuidado de no ir tan lejos, le recordaba a esa época donde tuvo que esperar años hasta poder acariciar el cuerpo más joven con el deseo que tenía acumulado.

—Fue un regalo de bodas, los regalos no se tiran. —acomodo su rostro de nuevo contra la almohada, sintiendo como su cuerpo finalmente se relajaba ante el agradable tacto y la calidez de las manos de Steven.

—Si claro —hay cierto orgullo en su sonrisa mientras mima el cuerpo adolorido de Drew, si tan solo supiera que algunos regalos no estaban realmente "perdidos" —, no se tiran~

—¿Hay algo que quieras decirme? —hay un pequeño tono de advertencia en su voz, uno que se probablemente se termine desarrollando dentro de unos años, cuando tenga que aplicarlo en su hijo más joven, pero por el momento, inconscientemente practica con el engreído Alfa que parece estarse burlando de algo.

—No, nada importante —ve la advertencia a más de una milla de distancia, así que sube sus manos desde la cadera hasta sus omoplatos, aplicando la fuerza suficiente para que el masaje sirviera a su propósito—. ¿Te sientes mejor?

Siempre hay una agradable tranquilidad cuando se encuentran en medio de los cuidados después de haber estado abotonados, normalmente venían después de tomar un baño, ya que solo de esa manera se sentiría a gusto al recibir ciertas caricias sin mostrar alguna mueca de asco debido al sudor o a otros fluidos ensuciando su cuerpo, eso sin contar que nunca podía quitarse de la cabeza lo antihigiénico que era recibir besos de esa manera, aunque siempre lo olvidaba cuando estaban en medio del sexo, eso no significara que se quedara por siempre en el olvido. Sobre todo, por el bebé, justo ahora, todo giraba en torno a él.

—Si Steven, ya estoy mejor —aprovecha que tanto las manos como su esposo han cambiado de posición y se da media vuelta sobre el colchón, quedando de costado e intentando ver los ojos de curiosa tonalidad azul-plateada —¿Tu necesitas algo?

—¿Qué tal otra ronda? —quita sus manos de la espalda de Drew antes de acomodarse a gatas encima de él, baja su rostro lo suficiente como para respirar su propio aire, atrapándolo con la intención de no dejarlo ir, lo que siempre se había propuesto desde que supo que lo quería únicamente para él.

—Ya hablamos de eso, en la noche si tienes suerte. —levanta una de sus manos para golpear la nariz de su esposo con su dedo índice aprovechando la cercanía, sonriendo levemente, mucho más relajado gracias a los cuidados de su esposo.

—Bueno, nunca está de más preguntar. —se dejar caer de costado al lado de Drew, simplemente disfrutando del momento privado entre los dos.

Antes de que el llanto del bebé, en la otra habitación, los obligara a levantarse y seguir con sus responsabilidades.

Rosa sin espinas. [Omegacember  2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora