17. Celo Alfa.

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Se siente como un estúpido cuando se da cuenta que ha olvidado tomarse sus supresores, no es la primera vez que le pasa que confunde la situación con una rutina que terminara en menos de cinco horas y claramente puede culpar a su última excavación de olvidarse por completo de tomarse el preciado medicamento. Hace un esfuerzo por enforcar el techo de su habitación, alcanza a calcular un aproximado de los días que iba a permanecer de este modo, normalmente su cuerpo se pasaba por dos o tres días después de estar medicado durante varios meses, probablemente la ventaja más grande es que, como era algo que olvidaba demasiado a menudo cuando se iba de excavación, no pasaba por ninguna clase de proceso doloroso tras tener sus instintos suprimidos por tanto tiempo, tal vez el único punto en contra es que su aroma era lo último que brotaba de su cuerpo cuando entraba en su celo por completo, pero fuera de eso todos sus demás instintos estaban demasiado bien.

Así que hace un esfuerzo por no pensar en lo doloroso que será pasar esta semana solo, se mentaliza de sus futuras acciones y que, tristemente, probablemente destrozara el agradable nido donde se encuentra recostado, disfrutando de su buena consciencia no empañada por la lujuria e insatisfacción, rodeado por el dulce y tranquilo aroma Omega que ha quedado marcando su cama, aunque jamás ha sido demasiado ocupada por su compañero. Cierra los ojos, pensando que probablemente podría dormir un poco para despertar enojado y buscar deshacerse de la ropa que le queda.

O al menos eso pensaba, hasta que pasos ajenos resuenan desde la entrada de su hogar al igual que una puerta abriendo y cerrándose, no hay mucha gente que tenga una copia de las llaves de su casa, más que emocionarse se asusta, normalmente es Wallace quien siempre tiene la suerte de encontrarlo así y le consigue algunos víveres que necesitara en unos días, sin embargo, la voz suave que resuena por su silencioso hogar hace que los cabellos de su nuca se ericen.

—¿Steven? Draco me pidió que viniera a ver cómo te encuentras, me dijo que cuando desapareciste de la liga te veías demasiado exaltado.

Brinco del nido en tiempo récord, empujando la puerta de la habitación para cerrarla y apoyarse contra ella, olvidándose por completo que podía poner el seguro y apartarse, pero tenía tanto la mente como los instintos en cosas más importantes como para recordar algo tan simple al momento.

—¡Drew! No era necesario que vinieras, aunque se agradece, estoy bien... Estoy muy bien.

—¿Estás seguro que estas bien? —grito desde el otro lado de la puerta, inconsciente de que estaba, literalmente, en la boca del lobo en ese momento—. Te escuchas algo exaltado.

—Eso... Eso... —no tarda demasiado tiempo en comenzar a necesitar respirar por la boca, sobre todo con la fragancia de un Omega sin marcar demasiado cerca—. Solo estoy cansado, ya sabes, piedras.

—¿Quieres que te ayude? No me sorprendería que hubieras sacado la colección que tienes guardada en cajas.

Lentamente el ambiente comienza a volverse pesado, conforme transcurren los minutos la situación empeora, pero mientras que el Alfa parece ser el único preocupado, el Omega permanece casi impasible ante la situación, tomándose su tiempo para acoplarse a la lenta aparición del aroma Alfa que se encargara de adormilar su razón y despertar los instintos necesario.

—¿Drew, sigues ahí? —su mano tiembla contra el pomo de la puerta, quiere tenerlo, ¿Qué tan malo seria atraerlo? Muchas veces ha escuchado que siempre es preferible pedir perdón a pedir permiso ¿Aplicaría en esta situación? Respira profundo intentando captar el aroma del Omega al otro lado de la puerta, mientras su mano se aferra al pomo sin confianza, aun debatiéndose entre abrir o no la puerta.

—Aquí sigo, ¿Necesitas algo?

La puerta de la habitación se abre lentamente, solo dejando un espacio pequeño por donde pasa el brazo de Steven, que ofrece su mano a modo de invitación. Es este momento, cuando está casi directamente frente al aroma Alfa, que uno de sus instintos finalmente parece reaccionar y repentinamente dar la vuelta e irse de la casa parece la mejor opción al momento, pero eso es solo uno entre varios más, los demás instintos son atraídos mediante la curiosidad de la situación y en lugar de alejarse toma la mano de Steven, que abre la puerta solo un poco más para jalarlo y permitirle la entrada a la habitación, cerrando la puerta lentamente detrás de sí.

Rosa sin espinas. [Omegacember  2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora