6. Ofrenda

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Se supone que es el quien tiene que llegar con ofrendas para Drew, pero llenar el suelo de cualquier tipo de flor suena tan ineficiente y todas las joyas que llegan a sus manos, parecen perder brillo en cuanto piensa que competirán en belleza contra el de cabello verde y obviamente no ganaran, no porque sea imposible, sino porque la belleza que su omega irradia es tan natural y constante, que una simple joya inmutablemente eterna jamás lo comprendería. Así que es normal llegar a casa, con las manos vacías, las cuales no tardan mucho tiempo en rodear a Drew y sostenerlo en un fuerte abrazo, antes de que un pequeño objeto sea puesto en una de las palmas de sus manos.

La primera ofrenda llega por parte de su omega y aunque para otros esto podría ser un golpe a su orgullo, no lo es así para él, quien infla su pecho con infinita felicidad antes de asegurarse de no dejar ir a Drew de entre sus brazos. A veces, irse a dormir es complicado, porque sabe que se está robando a un dulce omega, le arrebata la posibilidad de conocer a alguien de su edad que caminaría a su lado y no enfrente, así que estar consciente de que esta situación es totalmente correspondida, que no es su mente haciéndole ver cosas que no están ahí, hace que su consciencia se sienta más ligera y cerrar los ojos, con el más joven en brazos, se vuelve más sencillo a lo largo de los días.

—Steven.

—¿Mmm?

Ese día están en el sofá, mientras se abrazan el uno al otro y fingen ver una película cuando realmente se están quedando dormidos.

—Yo creí, que eras un Alpha de los que regalan muchas cosas. —dice de repente, con los ojos puestos en los colores del aparato e ignorando por completo la repentina tensión en su novio.

—Oh... ¿Te decepciona que sea así? —ha pasado casi un mes desde que el recibió una única ofrenda, aún no sabe que conseguirle al más joven ni como demostrar el infinito amor que siente por él, sin caer en lo más obvio como regalar plantas o piedras preciosas.

Y entonces, entonces su cuerpo se relaja por completo cuando sus ojos se encuentran con la brillante esmeralda que hace brillar sus días.

—No, en realidad es muy cómodo —se acomoda en su lugar entre los brazos de Steven, recargando su cabeza contra el hombro del mayor mientras el abrazo se vuelve lentamente sofocante, pero es tan lento, que no lo siente y por ello le resta importancia—, si me llenaras de regalos, tendríamos que dormir afuera.

Sonríe dulcemente ante las palabras de su tranquilo omega, quien lentamente se queda dormido en la seguridad de sus brazos. Obviamente tenía toda la razón del mundo, si él se encargara de llenarlo de regalos, teniendo presente su colección de piedras, fósiles y objetos raros, muy posiblemente tendrían que comprarse una mansión para poder tener espacio suficiente.

Menos mal que el no era ese tipo de Alpha.

Sí... Claro.

Rosa sin espinas. [Omegacember  2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora