30. Impregnación de aroma.

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Carga a su pequeño Alexander por encima de su cabeza, lo escucha reír de sincera felicidad ante la altura alcanzada en ese momento y simplemente sonríe en respuesta de la inocente risa que llena el tranquilo ambiente de su hogar. Durante mucho tiempo había creado que el deseo por tener crías venia única y exclusivamente por los instintos, pero ahora, que finalmente tenía a su pequeño entre brazos y podía disfrutar de este tipo de momentos, entendía que no era algo solo instintivo.

Frota su rostro contra la regordeta mejilla de su pequeño, antes de abrazarlo cuidadosamente y entonces empezar el lento proceso para impregnarlo con su aroma, una parte de su ser desea permitir que sea la fragancia Omega la que se encargue de cuidar a su hijo, pero también permanece consciente de la importancia de dejar en claro su protección en el más pequeño.

Cuando termina de impregnar al infante con su aroma, lo acuna cuidadosamente entre sus brazos, observando con adoración las esmeraldas llenas de sueño, las cuales no tardan mucho tiempo en cerrarse en un merecido y esperado descanso.

Siente su corazón hincharse de sincera felicidad mientras observaba a su pequeño hijo durmiendo, podía quedarse así todo el día... Excepto que su espalda terminaría doliendo horriblemente si lo intentaba.

Rosa sin espinas. [Omegacember  2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora