Tan cerca

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CAPÍTULO 21

Hermione II

Me tomó veinte minutos tranquilizarme, cuando me vi al espejo volví a maldecirla, tomé mi cabello en una coleta y me lavé la cara, no hay diferencia, pensé, el llanto se me notará a kilómetros. Tenía que regresar a terminar de acomodar las pociones, una vez que estuvieran listas podía recluirme en mis habitaciones todo el fin de semana, y sacar la rabia de la mejor manera posible.

Ella me había degradado al estado donde me encontraba, la detestaba, había tomado mi vida y mi privacidad para regocijarse en placer, arrugué el papel que tenía en las manos aborreciéndola, ella había manchado los únicos buenos recuerdos que tenía con él, ella me mintió al igual que él y eso me hacía detestarlos a ambos, me sentía expuesta, ridiculizada y ofendida.

Todos esos años rechazándome, a algo que yo aún no exponía, dando por sentado que yo haría todas esas locuras, recordé cada palabra humillante, recordando el maldito anillo que tenía ella entre sus dedos, el amor y pasión que se veía entre ambos, y después cada mirada cargada de rencor de su parte, grité histérica y el espejo se rompió provocando una herida en mi mejilla, el pequeño dolor de la herida me hizo calmarme.

Pociones —me dije.

Cuando entré al despacho éste continuaba en silencio, me quité la túnica y tomé más frascos subiendo por las escaleras de madera y seguir colocándolos, la concentración que llevaba en esa tarea, me distraía un poco de lo que ella me había dicho. Escuché la puerta abrirse, pero en esta ocasión no dije nada, me tardé más de la cuenta en acomodar esa hilera, entonces bajé por más y subí sin mediar palabra. Mientras seguía acomodando sentía su mirada, realmente no estaba segura de que así fuera, pero mi orgullo parecía estar en peligro, esa maldita rompió lo que yo era con tal de obtener lo que quería.

Puede terminar mañana, Granger —dijo educadamente.

Cuando volteé a verlo estaba escribiendo en un pergamino, había fallado, era tan insignificante para él que no me prestaba atención, mucho mejor para mí, al menos sentía que tenía un poco de mi intimidad y privacidad para mí. No le respondí, seguí acomodando sin prestarle atención.

Cuando terminé bajé dos pociones que ya no servían, se las dejé en el escritorio mientras tomaba mi corbata y mi túnica.

¿Pasa algo? —preguntó, pero no pude responderle.

Terminé el castigo, ¿es necesario que me presente el lunes?

No —respondió dudoso.

Me retiro entonces.

Granger regrese.

Tomé toda esa valentía de la que tanto le había presumido a ella y alcé la vista orgullosa, había querido ocultarme, pero eso rayaba en la humillación, él me vio con un atisbo de preocupación en su rostro, observó a su alrededor y volvió a enfocar hacia mí.

¿Pasó algo en mi ausencia?

No, señor —respondí fría.

No veo que se encuentre bien, así que intuyo que algo ocurrió durante su castigo, ¿qué fue? —demandó sintiéndose que tenía derecho a ello.

Asuntos personales, ¿puedo irme?

Él se quedó pensando unos instantes, y después asintió. Tomé la túnica rápido y salí sintiendo como las lágrimas volvían a acumularse en mis ojos.

Hermione

Llevaba escribiendo los últimos dos días, lo consideraba mi terapia personal, dejar plasmado en ese diario cada momento de mi vida, los buenos, los malos, los vergonzosos y unos cuantos llenos de esperanzas, algo que no tenía en ese momento, Severus había tenido razón todo ese tiempo, yo había arruinado la posibilidad de que ella fuera feliz, lo hice miserable a él, le amargué la vida, la ama a ella, y ahora ella lo detesta lo suficiente como para evitar que todo tome su curso.

No estoy preparada para perderte Editando (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora