Recuerdos tentadores II

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CAPÍTULO 3

Hermione

Mi mente se encontraba ausente, parecía estar dentro de un gran túnel negro y sin fondo, no sabía dónde me encontraba, por unos minutos perdí el contacto con la realidad, estaba terriblemente mareada, me incorporé y recordé todo de golpe, la habitación estaba oscura y no sabía qué día era, pero parecía que iba a amanecer, una luz resplandeciente llegó a la puerta de la recamara, fue eso lo que me había despertado, traté de despabilarme para tomar conciencia de lo que sucedía, las pociones que estaba tomando me tenían casi drogada en mis deseos y mis sueños.

Sabía que la forma en que estaba reaccionando no era propiamente normal ni sana para mí, pero me estaba aferrando con todas mis fuerzas a mis promesas, mi fortaleza y convicciones, pero al mismo tiempo no podía evitar extrañar al hombre que amaba, y su repentina muerte me estaba alejando de quien yo era, sólo podía ver la injusticia, los planes por comenzar y todo haber dado un giro repentino sin tregua.

La luz me cegó por unos instantes y creí ver una cierva, me tomé de la orilla de la cama con fuerza, intentando tocarla y ésta se acercó a mi mano con tranquilidad. Suspiré alejándome, tan sólo eran los frutos de un penoso recuerdo, uno muy antiguo, sonreí melancólica, el patronus no era una cierva, no al menos al final.

Escuché la voz de Harry en el fondo y volví a intentar despertarme bien, tenía que alejarlos de mi casa, no podía permitir que ellos vinieran a incordiarme, a invadir el único lugar donde creía tener privacidad y estabilidad, no podía permitir quebrarme de la manera que lo había hecho en el funeral.

Es el segundo patronus que te mando Hermione, necesito saber que estas bien —dijo con una voz tranquila y pasible, me avergoncé por un momento, pero de nuevo el orgullo llegaba a cada fibra de mi ser, ellos no podían exigirme nada, yo era la única que podía exigir que se me respetara.

Expecto patronum —convoqué, la nutria apareció y movió la cabeza inquieta, me levanté acercándome a ella, pero caí al suelo sin poderme sostener, ésta se fue desvaneciendo frente a mí, y suspiré mordiéndome el labio—, expecto patromun —la luz parecía salir de mi varita, pero sin lograrlo por completo.

Me di por vencida al cuarto intento, arrojé la varita hacia la puerta y ésta cayó en el pasillo de la estancia, ahora el mal humor invadía mi cuerpo.

Maldición —suspiré, el ciervo de Harry estaba ahí aún—, dile a Harry que estoy bien, —susurré y éste salió a dar mi mensaje.

Mi mirada quedó fija en la ventana por donde había desaparecido el patronus, sabía que habían transcurrido unos días de su muerte, pero con cada día descubría que no sabía cómo podría superar eso.

...

El frío de la nieve hacia que se me helaran las plantas de los pies, tuve una sensación extraña, una neblina casi invisible que me llenaba ese vacío durante tantos meses en soledad, estaba sentada por fuera de la casa de campaña, mi corazón se incorporó latiendo rápido, reconociendo de nuevo los sentimientos que me mantenían con vida, pero era imposible, él no podía estar ahí. Me incorporé y corrí detrás de la casa, comencé a caminar seguida por mi instinto, hacía frío pero mis deseos eran mucho mayores.

Llegué al final del sendero y atravesé con dificultad entre los árboles.

—Expecto patronum —escuche esa voz fría a unos metros de mí, de la varita salió una nutria que se deslizo hasta quedar frente a mí observándome detenidamente.

Volteé a ver a su creador y vi la sombra negra, su reflejo se plasmó en mi mirada, sólo eso, no habló no dijo nada, solo me contempló con esos diamantes negros que tanto adoraba, subió dos dedos a sus labios pidiéndome que callara, movió en forma circular la varita sobre el patronus y se convirtió en una cierva, me observó una vez más y una neblina negra lo rodeó para desaparecer del lugar, llenándome de seguridad.

No estoy preparada para perderte Editando (Sevmione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora