Septiembre,
dos años despuésVeía el mar en él.
Embravecido, rencoroso e inteligente. Sin embargo, maleable y suave, espuma encerrada en el lienzo lechoso de su piel.
Alzó las manos por sus glúteos bien formados, dejando que subiera y bajara por sí mismo, sentado sobre su regazo. Recorrió el camino de su cintura, desviándose por su espalda para acercarlo. Chifuyu rodeaba su cuello, se sostenía de sus hombros con los ojos llorosos y brillantes de placer, suspiros que se escapaban de la caverna rojiza de sus labios húmedos e indomables.
Kazutora depositó un beso en el centro de su pecho, inhalando el aroma que debería ser salado si, de ser tal como lo pensaba, su novio fuera el océano. Olía a menta, una fina capa de sudor le salpicaba la piel y sus pezones pellizcados se erizaron de nuevo contra su boca.
—... ah, Kazu... —gimoteaba, enterrando los dedos en el cabello largo y despeinado —... más...
Se le escapó una sonrisa, presionando los dientes contra uno de aquellos botones rosados. Lamió con delicadeza, sintiendo cómo tiraba de su pelo, exigiendo más de su lengua traviesa.
Rodeado de sábanas blancas, con los hombros pintados de amanecer, Chifuyu agarró un puñado de cabello y tiró con fuerza hacia atrás, obligando al otro a alzar el mentón. Una retahíla de peticiones huyó de su boca, desde el más puro "te quiero", hasta el más codicioso "fóllame más fuerte", dejándose caer sobre su miembro con brusquedad, y un grito ahogado en la garganta.
Muslos redondos encerraban la cintura de Kazutora, carne chispeada por trazos rojizos de besos demasiado apasionados para la hora que era.
Se relamió, observando cómo rebotaba sobre su polla, llenándose con gemidos que hicieron temblar el colchón. No era una de las primeras veces en las que lo hacían de aquella forma, pero seguía deleitándose como la primera. Lo tomaba tan bien, se sentía tan jodidamente apretado que tan sólo con esa sensación podría correrse.
Un par de manos apretaron sus mejillas, guiándolo a un beso desordenado y húmedo de deseo. Kazutora cerró los ojos, dejando el tacto en su cintura y presionando hacia abajo con insistencia, cada vez que el otro se dejaba caer.
Sus dientes chocaron, buscó su lengua y se envolvió en ella, llevándole por el camino de la desesperación. Lamiendo, chupando, mordiéndole el labio inferior y tirando para volver a atraparlo en chasquidos de saliva y calor.
—Vamos a llegar tarde... —se quejó Chifuyu, suspirando con fuerza, clavando las uñas en su espalda —. Por tu culpa...
Había un bote de lubricante perdido por algún lugar, las cortinas entreabiertas que dejaban pasar rayos de luz veraniega. Hacía apenas media hora que el despertador había sonado, más pronto de lo habitual porque tenían que ducharse.
Sin embargo, la decisión de quedarse cinco minutos de más entre los brazos del otro, se perpetuó en descontrol y bromas, cosquillas que acabaron en... aquello.
—Pero, tú nos metiste en esto —jadeó, riendo en voz baja.
Acarició su rostro, con el cosquilleo del orgasmo a las puertas de entre sus piernas. Mejillas rosadas, flequillo despeinado, mechones negros salidos en direcciones aleatorias. Chifuyu era muy guapo, con sus ojos de mar y el mismo ánimo que un cisne negro. Elegante y peligroso al tiempo de un reloj, montando su polla como un buen chico.
Su novio se había quedado en el limbo, arañándole los omóplatos como una fiera, mirándole directamente, respirando con fuerza, los muslos temblorosos. Fue suficiente para saber que estaba cansado.
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Treasure || KazuFuyu
FanfictionEn medio de la noche, Chifuyu recibe una llamada que hiela su sangre y abre heridas del pasado. Después de diez años, condenado por homicidio, Kazutora Hanemiya ha salido de la cárcel. ©Los personajes no me pertenecen, créditos a Ken Wakui » Basado...