Por el bien del Reino.

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—¡Príncipe Hansol! —su padre se veía a punto de desmayarse, los demás reyes lo vieron con ojos muy abiertos, pero al sentir que los demás príncipes se levantaban a su espalda, a modo de respaldo, se sintió valiente de nuevo— Cuida tu lenguaje, no puedes solo...

—¿Decirles su verdad en la cara? —Kun había caminado a su lado, se notaba en su rostro que estaba enojado, sus manos soltando chispeantes motas purpuras y doradas.

Algunos de los Reyes dieron un ligero paso hacia atrás, los guardias estaban petrificados en sus puestos, seguramente por obra del Príncipe Yukhei, uno a uno, los demás se fueron acercando al lado de Hansol y Kun, sus miradas serias e inquisidoras sobre sus padres, dispuestos a conseguir respuestas.

—Antes que nada, Príncipe Kun, creo que, primero debemos entender exactamente qué es lo que creen que pasa... seguramente han entendido todo mal y... —el Rey JongWoon habló tranquilamente, a pesar de que su mirada reflejaba una pisca de pánico.

—Su Majestad, padre, por favor... antes te creí, obedecí cada palabra que saliera de tu boca porque eres el Rey de Byeol, la cabeza de esta nación y de cada Familia Real, pero... —Donghyuck nego, su mano automáticamente entrelazandose con la de Chenle— Llevó comprometido con el Príncipe Jaehyun prácticamente la mitad de mi vida y sabes que es una mentira.

Estaban acorralados, los Reyes lo supieron en el instante en el que Donghyuck terminó de hablar, sus rostros reflejaban que se sentían confundidos y algunos incluso avergonzados, otros pocos, tenían una gran mueca de duda en el rostro.

Sin embargo, mientras varios de ellos recuperaron su semblante sereno rápidamente, el Rey consorte del Reino Ttang tenía un semblante pensativo, su cerebro uniendo los puntos y ubicando donde podría estar el error, el origen de la grieta.

—¿Qué está pasando? —El Rey BaekHyun se apoyó en el brazo de su esposo como dramatismo, soplando aire con su mano libre.

YoungHo sonrió de manera sarcástico, viendo a su padre con una mirada inquietante—Lo que pasoz es que mientras ustedes fueron a chocar sus copas, recibimos la visita del Oráculo y resulta que todo esta mal por aquí...

Ante la mención del Oráculo, el Rey KyungSoo intentó llegar a su hijo— Renjun, amor, ¿tomaste tus vitaminas en la mañana? —murmuró, por su lado el Príncipe se alejó molesto, observando a su padre con frustración.

—¿Me preguntas ahora por las puñeteras vitaminas? ¿Qué tiene que...? —exhalo, apretando sus manos en puños y evitando ser grosero, hablar era mejor que pelear— si, padre... tome mis malditas vitaminas en la mañana.

La respuesta desconcertó tanto al Rey que Yuta no pudo pasarlo por alto, él también había tomado sus vitaminas en la mañana, estaba seguro de que los demás también, la servidumbre de las entregaba a la misma hora cada día sin falta.

—El hechizo está en las vitaminas... —el pensamiento brotó de sus labios y todos giraron a verlo con atención, incluso el Príncipe Xiaojun, eso le motivo a seguir— el Oráculo dijo que de alguna forma habían logrado ocultar su telaraña de uniones falsas de sus ojos, estaba muy molesta por cierto, se preguntó en voz alta qué hechizos habían utilizado... el hechizo está en las vitaminas, nos mantenía fuera del rada de Irene.

Un silencio sepulcral cayó, no sólo en el salón, sino en todo el palacio, estaban seguros de que incluso los sirvientes estaban aguantando la respiración. Después de un momento sus padres parecieron reconsiderar su postura de negación, el Rey Yixing fue el primer en dar un paso hacia ellos.

—Kun, Yukhei, Chenle... yo no quería... —empezó y los nombrados se veían totalmente indignados, sin embargo, se obligaron a sí mismos a callarse y escuchar— creímos que habia sido un error o un problema de inexactitud...

—Nos pareció más lógico que...

—Emparejarnos con quien se les antojo e indirectamente haciéndonos odiar a nuestro verdadero prometido. —Yukhei negó, cruzándose de brazos— Patético.

—Príncipe Yukhei, la mayoria de ustedes, dioses, ni siquiera volteaba a ver a su aparentemente prometido ¿cómo podría ser que llegaran a casarse? —el Rey Kyuhyun reprendió— creamos las alianzas basados en sus gustos y compatibilidad, ninguna unión fue tomada a la ligera.

—Nuestra intención nunca fue lastimarlos.

—Buscabamos únicamente lo mejor para el Reino y...

—Esto no era porten bien del Reino. —Yangyang interrumpió, parado firmemente al lado de su prometido— Esto fue porque lo querían a su conveniencia, fueron injustos.

—Nosotros jamás...

—Suficiente de sus malditas excusas. —YoonOh y Sicheng exclamaron al mismo tiempo.

—Ahora que sabemos que esto está mal, no dudaremos en corregirlo. —Taeyong negó viendo a todos los Reyes delante de él— solo el hecho de que crean que su criterio es más importante que el de los dioses y las estrellas debería darles vergüenza...

—Tu pareja ni siquiera está mal.

—Eso no es razón para no pelear por lo justo al lado de los demás. —Dongyoung habló esta vez, rodeado de sus hermanos— ¿tienen idea de la cantidad de problemas que se pudieron haber evitado si ustedes hubieran sido sinceros?

—¡Yo casi planeo matar a Jeno! —bufo Jisung.

Ninguno respondió.

—Ya no vamos a permitir que nos manipulen a su antojo. —Jungwoo observó a sus padres antes de suspirar— nuestros prometidos se quedan tal y como los dicto el Oráculo.

—Imposible, tenemos alianzas que...

—Oh, por favor silencio. —la potente voz del Príncipe Taeil hizo a todos callar— desde que este circo empezó estoy resistiendo no hacerles crecer un árbol en el trasero yo... estoy cansado, estresado, frustrado y estoy seguro que todos nosotros nos sentimos igual, sin embargo a pesar de que Xiaojun y Jaemin les pudieran sacar la verdad se maneras poco comunes, YoonOh los podría mandar a dormir una eternidad, Yukhei podría simplemente obligarlos a creer o Yuta los manipularia a su antojo... dioses, cada uno de nosotros podría deshacerse de ustedes en un parpadeo ¿entienden eso? —el hecho de que amenazara abiertamente a los Reyes sorprendió a todos, Hansol camino hacia él, posicionándose a su lado—pero, no lo hemos hecho, seguimos aquí, hablando de lo mismo y lo mismo porque ustedes no quieren entender que ya nos vamos a seguir su juego del intercambio... no vamos a perder más tiempo en esto, cada segundo cuenta. Los prometidos se quedan como lo dicto el Oráculo y punto.

—Sé lo que están pensando. —murmuró Xiaojun— Tienen miedo de que nos terminemos matando entre nosotros y quizá pueda pasar... sin embargo, nunca nos han visto junto a nuestro prometido, no saben si funcionara o no, nosotros no queremos que nuestro futuro sea decidido a su conveniencia.

—Príncipe Xiaojun, no creo que sea una buena idea... —el Rey JungSoo habló, pero rápidamente fue silenciado por el Príncipe Jaemin.

—Lo que estamos intentando decir es que esto ya no es su decisión y no estamos pidiendo su permiso... —susurró, apretando la mano de Jeno.

—Te equivocas ahí, Príncipe Jaemin. —el Rey JongDae negó— si necesitan nuestra bendición para casarse, de lo contrario no podrán unirse.

Ah, tan frustrante.
Más de uno empezaba a sentir su cabeza palpitar con un dolor de cabeza.

—Bien, tiene sus dudas, es aceptable. —MinHyung asintió, relamiendo sus labios nervioso— solicitamos un mes para hacerlos cambiar de opinión al respecto, si en ese mes no logramos convencerlos de que funcionamos con nuestro prometido pueden casarnos con quien quieran...

—Dioses, MinHyung, habla por ti, no voy a aceptar eso. —balbuceo Chittaphon pero fue callado rápidamente por Kun.

Los Reyes lo meditaro, pero el Rey JongWoon fue el que hablo— Una semana.

—¿Qué?

—Es el tiempo que durará la celebración de los Reinos, si en esta semana no los vemos odiarse menos las parejas se quedan como hemos dispuesto.

De parte de los príncipes, a pesar de que se veían preocupados, todos asintieron hacia YoungHo— Aceptamos, por el bien del Reino.

Bendición de los dioses | NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora