—¡Dongyoung! —
El menor ignoró el llamado, siguió caminando con paso acelerado y maldijo por lo bajo cuando notó que el jodido pasillo nunca terminaba, estúpido Taeyong dejándolos en la última habitación.
—¡Dongyoung! —
Entró rápidamente a su cuarto pero por más que intento cerrar Taeyong empujó la puerta lanzándolo al suelo, mientras él lo veía desde arriba con furia. Se levantó sin siquiera dirigirle la palabra y limpió el polvo de su ropa antes de caminar al baño, a donde sea con tal de alejarse de él.
—¿Qué demonios te pasa? —siseo, tomando con fuerza su muñeca para evitar que se fuera.— ¿Qué fue eso de allá afuera? ¡Me avergonzaste frente a todos!
—Eso es exactamente lo que yo pensé cuando empezaste con tu mierda posesiva, tu también me avergonzaste. —escupió el menor, claramente molesto.— Todo lo que dijiste, solo fue para ver la reacción de YoungHo, ni siquiera te importe yo, deja este estúpido juego con él, eres patético... un ridículo si crees que podrías competir con alguien como YoungHo. —la mano de Taeyong liberó el agarré en su muñeca, sus ojos fríos observándolo con enojo.
Dongyoung caminó hacia el baño, abriendo la puerta para lavarse el rostro, el agua fría despertándolo, tratando de calmarlo de toda la mierda que estaba ocurriendo.
—¿Te gusta? —sintió el aliento de Taeyong en su oreja y trato de controlarse para no escapar.— YoungHo... ¿él te gusta?
—Eso no te importa. —exclamó el menor, levantando su mirada hacia el espejo, viendo el rostro del Príncipe detrás de él.— Quítate.
—¿Por qué te gusta? —murmuró, sobre su cuello, mientras su labios cepillaban la zona con cuidado.— ¿Qué tiene de especial?
—¿Quieres tomar asiento? la lista es larga. —burló entre suspiros, sintiendo como su piel se erizaba, vio como esa chispa de furia brillaba en los ojos de Taeyong de nuevo y sonrió complacido.
Bien, la verdad, no le gusta YoungHo, le agradaba y creía que si él no podía ser el Rey de todo Byeol, YoungHo sería definitivamente su segunda opción como heredero. No eran exactamente cercanos, pero se llevaban decentemente bien... el detalle era que Taeyong parecía odiar el hecho de que alguien pudiera gustarle.
Ellos estaban comprometidos desde los dieciocho, pero nunca se sintieron como tal. Dongyoung solo sentía ira y enojo contra Taeyong y el mayor parecía sentirse enfermo solo de tener que compartir su aire con él, ambos se repelían, pero le encantaba molestarlo, irritarlo, sacarlo por completo de sus casillas y YoungHo parecía una forma fácil de hacerlo.
—Sus brazos son un motivo. —susurró, pasando sus dedos por la piel descubierta de Taeyong.— Cómo sus venas se marcan en su piel... es totalmente, sexy.
—¿Ah sí? —preguntó con una sonrisa, satisfecho de tener atención y roces de su prometido.
—Sí, pero solo las de él. —repuso, girándose para encararlo, con una ceja elevada.— Hasta para tenerlas hay que tener estilo... —dijo con altanería y Taeyong no lo pensó dos veces antes de acorralarlo contra el tocador con fuerza.— ¿Qué estás haciendo?
—Ya me cansé de intentar ser bueno para ti... —
—¿D-disculpa? —murmuró Dongyoung, sintiendo los labios del mayor rozar su mandíbula.— Taeyong...
—Ya no voy a ser el bueno... —exclamó, tomando sus caderas con fuerza, subiéndolo al espacio libre del tocador.
—¿Ahora serás un intento de chico malo? —burló Dongyoung con la respiración acelerada y los labios de Taeyong en su cuello.— ¿Eso vas a intentar ahora? el próximo plan para llamar la atención es ha-hacerte el rudo...
—Mjm, abre las piernas. —gimió en su oído, el menor lo hizo y su piel se erizo al sintir el suave roce de Dongyoung en su entrepierna, ambos seguían aún con el delgado pantalón de pijama dejando su piel más cerca.
—N-no te creo. —Dongyoung gimió y Taeyong perdió su cordura.— T-tu no eres malo...
El mayor colocó una mano con fuerza en la parte posterior de su cuello y atrajo a Dongyoung a sus labios, pero el rostro del menor se giró, evitando la acción y terminó con la húmeda boca en su cuello.
—T-Tae... —gimió el menor y Taeyong se dedicó por completo a chupar y morder la piel a su alcance.— Detente... mierda... —sus ojos se cerraron con fuerza, cuando el mayor se apretó contra él presionando su miembro.
—Está bien. —murmuró, separándose de él, dejándolo despeinado y enrojecido, su piel tan sensible que ardía.— Te dejaré... —burló y le encantó la mirada de indignación de Dongyoung.
—N-no... —negó, tomando sus manos, tratando de acercarlo a él.— No.
—Me pediste que me detuviera. —siseo, cerca de su oído y sintió como el menor se tenso.— Siempre dices que no te escucho... ahora lo estoy haciendo.
—¿D-desde cuando me escuchas? —exclamó Dongyoung antes de reír.
—Siempre lo hago... —
—Cabeza de to-tonto. —gimió de nuevo, sintiendo como Taeyong rozaba sus miembros entre sí.— ¿Tu obediencia hacía mi s-significa que yo mando?
Fue el turno de Taeyong de reír, sus manos apretaron sus muslos mientras avanzaban junto a sus labios, que rozaban y succionaban la piel de su hombro.— Sujetate. —ordenó y Dongyoung lo hizo al instante.
Tomó con fuerza sus muslos, separándolo del tocador, las piernas de Dongyoung se enrollaron a su cadera mientras Taeyong continuaba moviendo su pelvis arriba y abajo, creando un roce delicioso entre ambos. La cabeza del menor descanso en su hombro, hundido en su cuello, donde soltaba gemidos suaves y fuertes.
—¿Quién manda aquí, amor? —preguntó Taeyong frotándose con más rapidez.
—Y-yo... —gimoteo, perdido en las sensaciones.— So-solo yo.
Taeyong sonrió, alcanzando por fin sus labios y mordiendo el inferior con fuerza, encargándose de que Dongyoung recordara ese beso al menos por un par de horas.
—Eres tan terco, pero tan... tan sensible... —gimió en su oído y sintió al menor temblar.— Dime, Dongyoung... ¿quien. manda. aquí? —exigió colocando al menor contra la pared para poder tenerlo más cerca, su miembro duro goteando, sintiendo como los espasmos empezaban en el cuerpo de Dongyoung.— ¿Quién manda aquí? —siseo.
—T-tu... y-yo... los dos. —susurró apretando más sus piernas.— L-los dos...
—¿Seguro? —murmuró, atrapando sus labios de nuevo, ambos perlados por el sudor, aún con sus miembros firmes, la manos rápida de Taeyong se dirigió con cuidado al miembro del menor y rozó la punta con sus dedo pulgar.— No estoy muy seguro de eso...
—S-sí... así... —gimió Dongyoung, sintiendo el hormigueo por todo su cuerpo.— Bésame estúpido...
—Tu, bésame. —exigió y el menor cruzó los brazos tras su cuello mientras juntaba su labios, la mano de Taeyong aún en su miembro robándole suspiros.— Así me gusta... mi Dongs... —
—Sí... sí... m-mío, tuyo... eso. —gimió el menor en su oído.— M-más, así... por favor. —y Taeyong asintió, feliz de complacerlo.
Después se arrepentirían de esto, tal vez, pero por ahora... lo iban a disfrutar.
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Bendición de los dioses | NCT
Fanfiction¿Qué pasa cuando eres un Príncipe? Uno arrogante, abusivo, grosero... cruel, manipulador y encantador Príncipe, especialista en conseguir lo que quieres y en evitar tus responsabilidades. Los dioses te dan una lección... El oráculo te da la profecía...