Reino CheonGug, Casa Cho.

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—¡Te amo! —exclamó de repente, soltando los libros de sus manos, corriendo hacia ella para tocar sus mejillas con cuidado.— ¡Entré a trabajar al palacio solo para estar cerca de ti!

—Dae-hyun... —ella murmuró, su rostro recostandose en las palmas del contrario.— Tu... ¿en serio? —preguntó y sus ojos brillaron con calidez.

—No podría amar a nadie más... —dijo y sus labios se acercaron hacia los de ella para besarlos con suavidad.

—P-pero... tu esposa... —exclamó ella después de separar sus labios.

—¿A quién le importa ella cuando te tengo a ti? —preguntó él acercándose a sus labios de nuevo.

Una sonrisa burlesca apareció en el rostro del espectador, su mirada seguía fija en la pareja frente a la mesa, que tuvieron la mala suerte de estar en el paso del Príncipe Yuta, su mente seguía maquinando el siguiente movimiento, de repente, ella se separó dando una fuerte cachetada en el rostro del chico.

—¡¿Por qué estás besandome!? —gritó ella y él la vio como si estuviera loca.

—¡Estás loca! —siseo él de vuelta.— ¿Por qué haría algo tan estúpido?

—¿Besarme es estúpido? —dijo ella indignada, empujando su hombro con fuerza...

—Príncipe Yuta... —

—No, claro que no... preciosa, claro que no... —él la vio enamorado de nuevo, ella rodeo el cuello con sus brazos.— Me encanta estar contigo, eres la mujer más hermosa que he visto ¡nadie como tu!

—¡Oh! ¡Dae-Hyun! —ella lo besó con fuerza, sus manos bajaron a sus hombros mientras las de él agarraban con fuerza su cintura.— Te amo...

—Príncipe... —exclamó la voz más fuerte.

—Shh, espera. —pidió con la mirada de maldad chispeante.

—... pero estoy enamorada del Príncipe Yuta. —exclamó ella y su mirada cayó en el Príncipe nombrado, sus mejillas y labios sonrojados.

—Príncipe Yuta. —siseo de nuevo, pero lo ignoró de manera magistral.

—Y-yo... yo también. —exclamó el chico, girando a verlo también.— Él es hermoso... —dijo antes de caminar rápidamente hacía él, empujando a la chica en cada paso, hasta que una mano de cada uno se posó sobre el príncipe y Yuta arrugo la nariz.

—Guardias, llevenselos... —pidió y tres personas aparecieron por el pasillo para llevarse a los sirvientes que aún expresaban su amor al Príncipe.— Ah, hola Pa.

SungMin fruncio el ceño, su mirada cayó en su hijo y en las personas que se alejaban del pasillo antes de negar, expulsando el aire de sus pulmones.

—¿Qué mierda? —exclamó, un total contraste con la apariencia adorable del Rey Consorte.— No puedes solo enamorarlos a todos de ti.

—Yo solo pongo el pensamiento. —Yuta se encogió de hombros, como si fuera nada.— Ellos lo aceptan, están predispuestos a amarme, papá, ¿qué puedo hacer yo contra eso?

—Si todos están predispuestos a amarte, no entiendo como el Príncipe Xiaojun sigue alejándose de ti. —soltó, elevando una ceja y el mayor gruñó molesto.

—Yo también quisiera saber eso. —siseo, mientras hacia rodar sus ojos.— Él parece estar dispuesto a odiarme, la verdad no me importaría mucho... pero, mierda, él, me rechaza... ni siquiera puedo entrar a sus sentimientos ¿entiendes? pareciera que no los tiene...

—Eso es un poco cruel con el Príncipe. —atacó SungMin, caminando para que su hijo lo siguiera.— Él solo es tímido.

—Él me odia. —Yuta burló.— Esos sentimientos si los tiene, aparte, recuerdas la última vez que lo intenté... su mirada cambió, me vio como esperaba que lo hiciera, pero se estaba resistiendo ¿cómo? ni idea, pero lo hacía, me hizo ver cosas horribles papá, horribles hasta que deje de forzarlo y él me liberó.

Bendición de los dioses | NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora