Amarás lo que perdiste.

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KunHang estaba arrepintiéndose de su idea.

—Xiaojun, n-no... escuchame po-por favor... —decía Yuta pero el nombrado no parpadeaba en hacerlo sufrir.

Era demasiado.
Sinceramente podía sentir el dolor emanar de el, no lo pensó mucho, Xiaojun parecía estar estar destruyendo a Yuta desde dentro, el mayor se estaba retorciendo de dolor frente a sus ojos como si estuvieran partiendo huesos y músculos, conjuro algo rápidamente y concentró todo su poder en detener a Xiaojun, lo que logró por unos cortos minutos.

Hasta que él se dio cuenta y su cruda mirada cayó en él.

—¿Estás de su lado?

—No estoy del lado de ninguno. —reclamó, aún conteniendo a Xiaojun dentro del campo que había creado.— Pero no puedes matarlo, no estás bien de la mente... luego cuando despiertes y veas lo que haz hecho no te lo vas a perdonar.

Los oscuros ojos de Xiaojun tambalearon, pero se recompuso rápidamente para mirar a todos con rencor, sus emociones burbujeando en su interior y brotando por sus poros... estaba molesto hasta la mierda y algo le decía que Yuta ya no era su único objetivo.

—KunHang, ba-basta. —murmuró Yuta, levantándose a duras penas con la ayuda de YoonOh y Jaemin.— Déjalo.

—Te matará si lo dejo. —el menor lo miró incrédulo, mientras Xiaojun se movía como un león enjaulado.— Dame dos minutos para ver qué tiene de malo en la cabeza.

—¡No tengo nada de malo! —gruñó molesto Xiaojun, haciendo a KunHang retroceder.

Yuta se acercó jadeante, a él, provocando que diera unos pasos hacia atrás, lágrimas aún cayendo por su rostro.— No tenemos unos minutos... solo déjalo.

—Yuta Hyung...

—Les hará daño a ustedes, el problema es conmigo. —negó el mayor, viendo a su prometido.— Sabemos que no podrás contenerlo mucho tiempo... déjalo y cubre a los demás.

Frustrado giró a ver a los demás que lo veían sin saber qué aconsejar, Taeyong se encogió de hombros y Sicheng parecía querer decir algo pero sus palabras no salían, Hendery cerró sus ojos y sintió como el peso cayó de sus hombros cuando el conjuro cayó, trató de colocar uno al rededor de todos ellos, pero lastimosamente Xiaojun tomó a Yuta demasiado pronto.

El mayor cayó de rodillas de nuevo, llorando y gritando mientras parecía gatear la distancia que lo separaba de Xiaojun, levantó su cabeza lentamente y miró al menor fijamente a los ojos que vibraron un segundo en reconocimiento, sus pupilas dilatadas y asustadas ocultándose de nuevo detrás de una capa de odio.

—Bi-Bien... tomame a mi, pero no los toques a ellos. —murmuró a duras penas Yuta, mientras sentía agujas calientes atravesar su piel.— Me odias a mi... no te enojes con ellos.

La mirada de Xiaojun se intensificó al oír su voz, Yuta cayó al suelo y estiró una mano hacia él, tratando de tocarlo antes de que esta cayera con fuerza al suelo.

—¡Xiaojun! —la voz de Dongyoung lo trajo de vuelta, su hermano mayor lo lanzó al suelo y Jeno tocó su frente con manotazo estrellándolo contra el suelo.

Pero fue muy tarde.

—El príncipe Yuta, bendición de Eros para el Reino CheonGug, Casa Cho ha fallecido, descanse en paz. —exclamó la voz de Irene y Xiaojun sintió como aplastaban su corazón cuando regreso en si.— Aprenderán, lo importante que es hablar y no resolver todo con violencia.

Jungwoo llegó corriendo con Kun, Chittaphon, Yukhei cargando a Yangyang y Jisung cargando a Renjun, todos congelados observando como el cuerpo, hecho un ovillo de Yuta desaparecía frente a sus ojos y Xiaojun se quebraba en llanto.

—¡No! —gritó, corriendo hasta donde estaba el mayor, tratando de alcanzarlo antes de que se fuera.— ¡N-No! Por favor... no, no... y-yo no sabía, no veía, pe-perdón... no ¡Yuta!

Jisung bajó con cuidado a Renjun, caminando hasta Jaemin que lloraba desconsoladamente en el hombro de YoonOh, sus puños se cerraron con fuerza y su mirada se fijo en Xiaojun.

—Jisung... no... —murmuró Jungwoo, pero el menor tenía sus ojos sobre el príncipe que lloraba tocando su pecho y el suelo.

—¿Ahora lloras, pequeña mierda?

—Jisung...

—Cuando lo torturaste hasta la muerte, cuando trato de que lo escucharas... oíste lo que Irene dijo, tu y tu costumbre de resolver todo a golpes y dolor, este es el resultado... este es tu resultado. —siseo, elevando una mano y abriendo el suelo debajo de Xiaojun.

El mayor saltó asustado, Dongyoung apenas alcanzó a sostener su mano y evitar que cayera por la grieta en el suelo. Xiaojun se escondió detrás de su hermano mayor mientras esqueletos parecían arrastrarse por las paredes abiertas.

—Ji-Jisung... basta, él no sabía. —dijo Renjun, colocando su mano sobre su hombro.— No era él.

—Siempre es así, siempre fue así... Yuta solo quería que ese maldito lo quisiera y lo mataste. —gruñó, la tierra temblando bajo sus pies.— Iba a ser divertido verte sufrir, pero ya que no puedo acercarme... adiós, Príncipe Xiaojun.

—¡No! —gritó Renjun, lanzando a Jisung al suelo, un vano intento de que el menor no quitara el aliento de vida de Xiaojun al no poder verlo.

—Quítate, joder. —gruñó el menor, tratando de empujar su delgado cuerpo fuera.— ¡Mató a mi hermano!

—¡No eres el único aquí que perdió un hermano! —le gritó y eso pareció hacerlo volver.— ¡Yo no volveré a ver a Taeil pero no estoy mandando a nadie al inframundo a pesar que puedo!

Jisung clavó los ojos en su prometido, sus ojos enrojecidos y su labio temblando parecieron aligerar su cuerpo, tomó una profunda respiración y asintió. Donghyuck estiró una mano hacía él y lo ayudó a levantarse, su mirada pasó fugazmente en donde Xiaojun lloraba en los brazos de Jeno.

—Él ya está viviendo su propio infierno. —murmuró Yukhei hacia él y tal vez estaba de acuerdo.

Jaemin fue hasta él para abrazarlo de nuevo, sus brazos se aferraron a la espalda de su hermano y ambos lloraron, lamentando la partida de su hermano mayor, sus ojos se cerraron unos segundos y cuando los abrió, saltó asustado al verse en el jardín principal.

Los príncipes viéndose confundidos hasta que unos aplausos rompieron el silencio.

—Bien, siete de once no está nada mal. —exclamó Irene y todos giraron a verla.

—¿Eres una maldita loca? ¿¡Cómo puedes decirlo de esa manera!? —gruñó YoungHo, apenas controlándose al sentir la mano de Jungwoo sobre la suya.— ¡Eran príncipes herederos! ¡Uno de ellos mi hermano!

—Demasiados príncipes, pocos reinos. —exclamó ella con indiferencia, escaneando los Príncipes que quedaban ante su presencia.— En fin, mandaremos el comunicado a los reinos y...

—Me voy de aquí. —negó Taeyong, caminando hasta tomar la mano de Renjun y jalarlo hacía él.— No me quedaré con una loca, psicópata de mierda que mata a todos como si fueran...

—Mueve un músculo, Príncipe Taeyong... y lo lamentaras. —siseo Irene, con una voz que los hizo a todos temblar.— No he terminado de hablar, creí que querrías ver a tu hermano.

—Me vale una mierda si... ¿qué? ¿Taeil? —exclamó Taeyong, sus ojos grandes viéndola con ilusión.— ¿Dónde está?

Irene rió y negó, viéndolos a todos con un movimiento de su mano, los cuerpos de Chenle, Taeil, Minhyung y Yuta aparecieron a sus pies. Jisung movió rápidamente la mano hacia ellos, pero la sonrisa de Irene solo se hizo más grande.

—Si crees que iba a mostrártelos sin quitar tu don, estas muy equivocado, Príncipe Jisung.—negó, viendo a los Príncipes a sus pies.— El amor requiere sacrificios, próxima lección.

Bendición de los dioses | NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora