Reino Ma-Eum, Casa Lee.

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- Esa es la planificación de recursos más estúpida que se te pudo ocurrir. -
Bufo, sentado al lado de su padre, su banda celeste cruzando su torso, su medallón de la realeza en su cuello.

- ¡Príncipe Dongyoung! - el Rey HyukJae exclamó hacía su hijo. - Controla tu lenguaje. -

- Su Majestad, es una idea tonta. - Dongyoung reafirmó. - Distribuir las reservas así en invierno nos hará quedarnos sin nada pasada la mitad de la temporada, el pueblo morirá. -

- Príncipe Heredero. - la voz del concejal económico de su padre le llamó. - Los números no mienten, nosotros estamos listos para... -

- Tienes razón, lo números no mienten. - exclamó levantando su mano para que el concejal se callara. - Pero tus números están mal. -

- Príncipe, fueron revisados por... -

- Bien, entonces deberías despedir a toda esa bola de inútiles. - escupió, ya cansado. - Vas a ir y harás un censo de cada familia bajo el Reino Ma-Eum, con cantidad de personas exactas y te darás cuenta que el número que nos has dado de población es apenas un setenta y cinco por ciento del total real... ¿Debemos dejar morir al otro veinticinco? -Preguntó , sin obtener respuesta. - Te estoy haciendo una jodida pregunta. -

- No, Su Alteza. -

- Príncipe Doyoung. - siseo el Rey de nuevo. - Suficiente... entiendo tu punto. - se giró hacia el hombre a su lado, que mantenia su mandíbula y puños apretados. - Ve y haz lo que el Príncipe dijo, después calcula de nuevo. -

El concejal asintió, antes de levantarse, dar una rápida reverencia y salir de ahí antes de ser acusado de traición por quebrar el cuello del Príncipe Heredero... bueno, como si eso fuera posible, según se sabía, nadie había podido ganarle nunca una batalla al Príncipe Doyoung.

- Eso fue innecesariamente grosero, hijo. - HyukJae lo vio fijamente. - Tienes que tratar a los concejales con respeto. -

- No hubiera sido grosero si tuvieras gente capacitada y mínimamente inteligente entre tus concejales. - exclamó Dongyoung, colocándose de pie. - De lo contrario, no cuentes con eso. - una reverencia rápida lo hizo girarse para salir.

- Solo cambia tu actitud un poco para hoy en la noche... tu padre ha invitado al Príncipe Taeyong, el Príncipe Jisung y el Príncipe Yuta a una cena la ha planeado desde hace unos días, no lo arruinen, dile a tus hermanos que deben estar sentados sin falta a las seis de la tarde, es una orden. -

Los puños de Dongyoung se apretaron, sus ojos se cerraron con fuerza. - Padre... -

- No, Dongyoung, es una orden... deben empezar a hacer lo que se les ordena. - fue lo último que escuchó antes de salir de la habitación rápidamente.

El Príncipe Dongyoung caminó molesto, sus pasos eran acelerados, hacia donde sabía, sus hermanos estaban, quito su banda con una mano, arrancandola de su traje y lanzandola al primer sofá que encontró en su camino mientras sus pies seguían bajando hacía las mazmorras... los gritos le indicaron que estaba llegando.

Gritos desgarradores, llenos de miedo y dolor fueron su guía para encontrar a sus hermanos. Jeno, esperando fuera de la habitación de donde provenían.

- ¿Qué tan fuertes están esta vez? - preguntó y Jeno rió.

- Es el primero que lleva ahí tres minutos sin desmayarse... - Jeno negó. - Todos los demás, sufren paros cardíacos, derrames cerebrales... problemas de presión o azúcar. -

- Has tenido un día ocupado. - exclamó Dongyoung y Jeno asintió. - ¿Los has sanado a todos ahora sí? -

- Sí. - Jeno relamio sus labios. - Son los de la guardia real, nuestro Padre estará bajo su protección... estarán lo más sanos posibles. -

- El ejército protege a nuestro pueblo... y a nosotros. - Dongyoung agregó con una sonrisa.

- Yo puedo defenderme solo. - dijo el menor preparándose al escuchar que los gritos terminaron. - Sano a la mayoría del ejercito... pero a veces es simplemente agotador. -

- Mentiroso de mierda. - El mayor rió. - Esto no te cansa en ningún sentido. -

- Calla. - siseo Jeno cuando la puerta se abrió y una camilla salió con un nuevo soldado. El menor lo observó por un momento, antes de que sus manos se posicionaran en sus ojos y su vientre. - Listo... - sentenció y se lo llevaron rápidamente.

- ¡Bueno eso fue divertido! - Xiaojun salió con una sonrisa, mientras tomaba un vaso de agua fría. - Él fue en serio, wow... resistió demasiado bien, no tenía tantos miedos pero fueron entretenidos, definitivamente le daré a mi padre buenas referencias de él. -

Dongyoung negó, su hermano era demasiado especial.

- Se supone que no debes disfrutar esto. - el mayor habló. - Estás para probarlos física y mentalmente... no para torturalos. -

- ¿De qué otra manera podría saber su resistencia? - Xiaojun bufó. - Cualquier cosa... Jeno está aquí, puede sanarlos al instante. -

- Solo sanarlos, no resucitarlos... - el mayor relamio sus labios. - Dos murieron. -

- No eran suficientemente fuertes. -

- Xiaojun... -

- Pregunté si paraba y ellos negaron. - Xiaojun lo vio fijamente. - Que ellos intentarán probar su valía no es culpa mía... -

Dongyoung negó, una mano pasando por su rostro con desgano. - Bien, igual... traten de convencer al Príncipe Jisung de devolverles el aliento después de la cena, no queremos que piensen que estamos torturando a los soldados ¿Entienden? -

Xiaojun palidecio al instante, Jeno hizo una cara de asco.

- No me digas que vendrán de nuevo... -

- Al parecer, nuestro padre los ha invitado a una cena. - Dongyoung bufó. - Su Majestad pidió que nos comportaramos... -

- Es imposible si tengo al niño muerte sentado a mi lado. - Jeno lo vio con obviedad. - La última vez que vino, dijo que alguien de la servidumbre iba a morir y Padre me hizo revisar a todos. -

- Sí estaba enfermo. -

- Claro que lo estaba pero me hicieron revisar a los trescientos sirvientes. - Jeno siseo. - Estoy cansado de que huela la muerte y no pueda quedarse callado. -

- Preferiría tener al raro hablandome de muertos y no al inútil de Yuta diciéndome cosas como: "podrías mejorar tu apariencia si..." "Te hace falta algo de color". - Xiaojun bufó molesto haciendo a su hermano mayor carcajearse.

- Los estas confundiendo, ese es Chittapon... Yuta es el que hizo que una doncella le confesara su amor frente a funcionarios en una cena real... despidieron a la chica por su conducta inapropiada y todo porque estaba aburrido. -

Xiaojun lo pensó un momento. - Son lo mismo, no importa... - bufó. - Lo importante aquí es que tengo que enfermarme antes de la cena, Jeno... haz lo tuyo. -

- No funciona así. - Jeno lo ignoró. - No puedo enfermarte. -

- Sí puedes... enfermaste a MinHyung la vez pasada. -

El menor contuvo una carcajada. - Eso estuvo demasiado genial, admitanlo... no dejaba de vomitar. -

- Enfermame. -

- Si yo no puedo faltar tu tampoco, no cuentes con eso... -

- ¿Debería obligarte? - los ojos de Xiaojun brillaron en tonos azules. - Me divertiría mucho... matando a... -

- ¡Suficiente! - Dongyoung paró a ambos príncipes que estaban a punto de pelearse. - Nadie puede faltar, dejen de quejarse el que se sienta al lado del ladrón soy yo, tengo que dejar todas mis piezas de oro bajo llave. -

- Lo cual es estúpido porque Taeyong puede abrir lo que sea. - Xiaojun bufó. - ¿Por qué Padre nos tortura así? Creo que después de la primera pelea se hubiera dado por vencido... -

- Quiere nietos más que hijos, así que cállate y vayan a prepararse. - Dongyoung les indicó con la cabeza el camino. - ¡Y más les vale ser amables con Jisung! Necesitamos al niño muerte para que regrese a esos dos del inframundo... - exclamó a espaldas de sus hermanos antes de que los menores le sacaran el dedo medio.

La cena estaba destinada a ser una total porquería.

Bendición de los dioses | NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora