Jaemin estaba tratando de no verlo, en serio lo estaba... pero Jeno es difícil de pasar por alto.
—Ponte camisa, esto no es la playa. —gruñó sin darse cuenta y sus mejillas se enrojecieron mientras su mirada seguía en la misma página de hace una hora.
Jeno giró a verlo sobre el hombro, despegando su mirada del cuadernillo frente a él y parando los movimientos de su pluma, una sonrisa ladina apareció al ver las mejillas sonrojadas en el rostro del menor y no puedo evitar levantar el torso de la cama.— ¿Qué? ¿acaso no sientes el calor? —preguntó con voz baja, haciendo temblar a Jaemin, que seguía evitando verlo.
—N-no... —balbuceo, nada firme para su gusto, el cuerpo de Jeno se colocó frente a él y mierda que fue difícil no lanzarse contra su piel y chuparla toda.
Sus ojos eran unos jodidos malos mentirosos, si lo veía Jeno se daría cuenta que se lo estaba comiendo en su mente, la verdad es que sí estaba ardiendo, no solo por el jodido calor si no por tener a Jeno sin camisa vagando por la habitación hacia horas, era un tipo diferente de calor, sí, pero de todos modos lo asfixiaba. Aunque por dignidad, él no podía solo quitarse la camisa al lado del hijo de puta bien cuidado cuando él era cero músculos.
—Oh, vamos... te sentirás más cómodo. —exclamó el mayor sentándose frente a él y bajando el libro que impedía ver sus abdominales.— Y pasa la maldita página al menos... llevas viéndola como una hora.
—Tu no me dices que hacer. —gruñó, levantando el jodido libro e ignorando al chico de nuevo.— Yo sí, sigue haciendo lo que sea que hagas.
Trató de concentrar de nuevo su mirada en su estúpida página pero seguía consiente de la presencia de Jeno en su cama, tragó el nudo de su garganta y pasó de página sin saber qué mierda había leído.
—Yo ya terminé... —el libro de Jaemin fue lanzado el libro lejos, sintió la otra mano de Jeno en su vientre.— Tu también.
—¡Jeno! —siseo sintiendo los dedos del contrario desabotonando su camisa rápidamente.— ¡Detente! —el mayor colocó su torso sobre él, mientras sus dedos seguían con su trabajo y sus ojos lo veían su sonrojo con diversión.
—Te estoy ayudando. —burló, destapando el abdomen del contrario y pasando sus dedos por el erizando la piel.— Estás caliente... tengo miedo de que sea fiebre.
—Imbécil... —susurró, sintiendo como sus manos se agarraban de sus hombros.— Quítate.
Jeno negó, acercándose más al cuerpo del contrario y besando con cuidado su mandíbula, cerca de su cuello, mientras su cuerpo se pegaba al del contrario, descansando en su regazo.— No lo dices en serio, lo sé, solo déjame toca... ¡mierda! —exclamó, con una mano en su entrepierna, cayendo de rodillas en el suelo.— ¡JAEMIN!
—Te pedí que te quitaras. —escupió el menor, levantándose de su cama tratando de cubrir su cuerpo.— Pateare tus bolas más fuerte si vuelves a tocarme. —el menor se apresuró al baño, corriendo por una ducha de agua fría que calmara las hormonas que acababan de alborotarse.
—Yo no era el que estaba duro... —Jeno se levantó con cuidado, aún sintiendo sus piernas temblar por el dolor.
—¡Mientes! —
Jeno observó su pantalón y gimió, bien, Jaemin tenía razón... él no era el único con un problema de calor pero era inevitable cuando estaba tan cerca de ese jodido demonio, era tan frío y cruel que verlo nervioso por él era simplemente excitante.
Caminó de vuelta a su cama, acostándose viendo hacia el techo, concentrándose en cualquier otra cosa para que su erección terminara de bajar, un gemido saliendo del baño le indicó que Jaemin tenía el mismo problema que él y rió satisfecho, bajó su cremallera e introdujo una mano en sus pantalones para rozar con cuidado la punta y tomar su miembro con la intención de masturbarse, el menor parecía tardar así que él podía divertirse, aparte, la idea de que Jaemin lo viera tocándose lo hizo estremecer de emoción.
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Bendición de los dioses | NCT
Fanfic¿Qué pasa cuando eres un Príncipe? Uno arrogante, abusivo, grosero... cruel, manipulador y encantador Príncipe, especialista en conseguir lo que quieres y en evitar tus responsabilidades. Los dioses te dan una lección... El oráculo te da la profecía...