Tras una copiosa cena y una noche de estudio solitario, Aarón decidió acostarse. Se dejó caer contra la cama y nada más cerrar sus ojos le vinieron escenas a su mente. No sabía si estaba durmiendo ya o si estaba su mente divagando, en ambos casos sería su subconsciente el que le hablaba así que ¿Por qué no debería escucharle?
Vio una especie de niebla que salía del bosque. Era tan espesa y oscura que parecía humo, pero tenía la misma apariencia liviana y efímera que la niebla. Sin embargo no cubría los árboles, si no que los esquivaba, como cualquier transeúnte. Este extraño fenómeno avanzaba impasible hacia el pueblo, traspasó el puesto de guardia como si nada, parecía que nadie se percatara del extraño humo.
Traspasó la plaza y las calles, avanzaba lenta pero inexorablemente hacia un lugar que Aarón reconocía muy bien. Esa especie de neblina fantasmal estaba siguiendo el mismo recorrido que seguía él todos los días para llegar al hospital pero al revés. Conforme comprendía el fin de aquella niebla más le apretaba el pecho.
Su cuerpo le avisaba de que eso significaba un peligro inminente, pero no podía controlarlo. De pronto ese conjunto etéreo se empezó a arremolinar haciendo que sobresaliese de él dos bultos en forma de manos. Eran manos finas, parecían de mujer, pero tenían unas largas uñas. Cuanto más se fijaba más le parecían las manos de una muerta.
El pecho le comprimía más y más conforme esas horribles garras se acercaban a su puerta. Notaba como se estaba ahogando en sí mismo al ver esos dedos estirarse deseosos. Pero de pronto algo paso.
Una luz brillante, pura y cristalina apareció de entre los resquicios de la puerta, aquel ente vaporoso retrocedió asustado, parecía que aquello de verdad le hiriese. Pero a su vez le llenaba de rabia, se alzó una de las manos para dar un severo golpe a la puerta y…
Aarón abrió los ojos sobresaltado, estaba despierto pero el sonido de un golpe en la casa era lo que le había despertado. No era posible que hubiese sucedido en la realidad ¿verdad? Se levantó de un salto y bajo las escaleras a trompicones, encontró a su hermana y su abuela asustadas en la puerta de la cocina estaban tan estupefactas como él.
Miró bajo sus pies y encontró el cuerpo de Lily desplomado en el suelo, llevaba tan solo la camiseta raída que él mismo la había prestado. Salía polvo de la puerta y aquella bella criatura tenía un poco de sangre saliendo de su frente, manchando de rojo los rosáceos cabellos de su de por sí alborotado flequillo.
Aarón no podía creérselo, ¿acaso el golpe que había oído era que Lily se había estampado contra la puerta? Con cuidado de no pisar la melena que se había tendido en el suelo de manera desigual, la tomo entre sus brazos y se dirigió al salón seguido por su familia.
Se sentó en el sofá y colocó a Lily apoyada sobre él, como si fuese una princesa. Intentó apartarla el pelo de la frente para observar la herida pero con dificultad, pues su cuerpo se escurría entre sus brazos. Alina acudió en su ayuda con un paño mojado, la apartó suavemente el pelo para dejar ver un pequeño arañazo, la sangre ya había dejado de correr así que se quedó todo en un susto.
Aarón no pudo evitar apretar sus hombros fuertemente contra él. Miro aturdido a su hermana, pues Sibil estaba investigando la puerta. Al ver que nadie le daba explicaciones decidió empezar él.
-¿Qué demonios ha pasado?-dijo nervioso-
-La abuela y yo estábamos haciendo conjuros en la cocina-contestó Alina también angustiada- cuando oímos campanas. Dicen que si oyes campanas es que hay una visita inesperada. Íbamos a mirar la puerta cuando vimos a Lily apretándola.-
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The Silent Song
FantasyEn un mundo donde prima el desarrollo y la extravagancia aun perdura un pequeño pueblo, arraigado en las viejas costumbres y miedos. Lo que quizás nadie sepa, es lo que se esconde entre sus calles, su bosque, su playa o su biblioteca. Hechos fuera...