Capítulo 16: Dulces pesadillas

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Aarón abrió los ojos poco a poco y se topó con una gran luz que por poco le ciega. Todo lo que veía era un cielo azul precioso, apenas tenía nubes y las pocas que había parecían preciosas nubes de algodón.

Bajo la piel de sus brazos notó una suavidad que le hacía cosquillas, los movió lentamente y su piel se le ponía de gallina al notar lo que parecía la hierba  más cómoda del mundo. Se estiró completamente y se volvió a acomodar, estaba demasiado relajado para querer levantarse, pero algo hizo que se lo pensará.

Buenos días, Aarón, tenía ganas de verte

Una voz dulce como ninguna le hablaba, se levantó despacio y miró a todas partes, pero no encontró nada que no fuera un precioso campo con algunos árboles diseminados por el mismo.

Espero que te guste lo que ves.

Aquella voz le transmitía una calma absoluta, una extraña y cálida sensación en su interior y una felicidad inexplicable. Era una voz de mujer joven, quizás adolescente, un poco aguda, pero para él era la voz más bonita que había oído nunca.

Tienes que disfrutar de la vida que se te ha dado, no puedes dejar que pase de largo por estar contemplando y razonando, vive la vida.

Como cuando eras un niño.

Tras esa frase una escena se mostró ante él, bajo una colina había una manta grande de color naranja, llena de juguetes y papeles volando, sobre estos una niña corría torpemente por atraparlos.

Aarón no lo pensó ni un minuto, bajó corriendo y rescató todos y cada uno de aquellos papeles danzantes. Parecían dibujos algo torpes, pero era de esperar en una niña. Este se paró a mirarlos por un momento, le sonaban familiares, las escenas representaban a dos niños, una niña y un niño que siempre llevaba una corona, como si fuese un principito. Algo tiraba de la camisa blanca que llevaba, se giró para ver a una niña de cabellos negros alborotados, de unos ojos chispeantes color ámbar y una sonrisa de par en par. Llevaba un lazo blanco torpemente atado al pelo, haciendo que pareciesen las orejas de un conejito. Le resultaba demasiado familiar para no reconocerla.

-¡Gracias, has rescatado los regalos de mi hermanito!-gritó eufórica aquella niña, mientras Aarón se agachaba estupefacto para mirarla- ¡Eres mi héroe!-

-¿Tu hermanito?-dijo Aarón, quería tocarla pero le daba miedo que se desvaneciese entre sus dedos, estaba claro que era Alina de pequeña-

-Sí, mi hermanito es el más grande-dijo contentísima- siempre me cuenta historias divertidas y por las noches se inventa cuentos para mí solita. Y aunque papa ya no venga a vernos, él siempre está para cuidarme.-

Un impulso en su interior le provocaba unas ganas inexplicables de llorar, tantos recuerdos se amontonaron en su corazón. Recordó como cuidaba siempre a su hermana, lo bien que se llevaban y recordó que fue él quien la aportó en placer por la fantasía, que si no hubiese sido por eso, Alina nunca se hubiese interesado por la pintura. Ella era lo que es ahora por él, entonces ¿Por qué él es lo que es ahora?

¿Habías olvidado todo esto? Has cambiado muchísimo desde aquellos días, pero puedo ver en tu corazón que los echas de menos.

Mientras aquella voz apaciguadora y cálida le hablaba, se vio a sí mismo, hace muchos años, corriendo descalzo a buscar a su hermanita. Ambos niños se pusieron a jugar sin descanso. Aarón se levantó y dio media vuelta, ya no tenía nada que hacer allí, aquel tiempo ya había pasado.

Tú eras feliz entre la fantasía, tu hermana y tu abuela. Pero todo cambió de golpe ¿no es así?

-Yo siempre esperaba a que mi padre volviera-dijo en voz alta sin saber a quién respondía- pero un día supe que nunca podría volver.-

Te apartaste de lo que te hacía feliz por intentar razonar por que no volvería tu padre, pero aún estas a tiempo de disfrutar de lo que tienes.

Se giró para despedirse de aquella escena del pasado que tanto echaba en falta, ahora también estaba su abuela junto a los niños riendo y jugando. Él no era el único que había cambiado.

Continúo caminando con sus pies descalzos por aquel lugar de ensueño, pensando en todo a la vez, no podía dejar de pensar en cómo había cambiado todo, replanteándose si ahora de verdad era feliz como antes o solo sobrellevaba la vida como podía.

El destino ha decidido traerte de nuevo a la vida que quieres de corazón y no será sin la más pura fantasía.

Al otro lado de aquel campo pudo ver un lugar lleno de flores muy bellas de todos los colores y en el centro de todas, la flor más hermosa de todas. Allí estaba Lily danzando y jugueteando entre las flores, el sol brillaba entre sus cabellos claros. Sus ojos violáceos se levantaron alegres para dedicarle una mirada única.

Aarón se apresuró para alcanzarla. Mientras él corría hacia ella, Lily se levantaba poco a poco dejando ver un vestido blanco largo repleto de flores. Parecía una novia que se había estrellado en una floristería, pero aun así era tan dulce y torpe como era ella.

El destino te está dando la oportunidad de tu vida, trastocará tu mundo y tu vida dará un vuelco de arriba abajo, pero será la única ocasión. No la dejes escapar por pararte a pensar y apresúrate a vivir.

Aquella voz casi gritaba en su corazón, haciendo que bombease, no eran palabras duras, estaban llenas de ansia y alegría. Hacían que quisiera saltar, brincar, reír, llorar… pero sobretodo, sin saber por qué, quería ver a Lily.

No la dejes escapar.

Justo con esa última frase consiguió enredar entre sus brazos a Lily. Sintió una gran calma, cerró los ojos y para cuando los volvió a abrir estaba en su cama. Todo había sido un sueño, pero uno muy especial. Salió de un salto de la cama y bajó corriendo las escaleras.

Parecía que todos estaban todavía en proceso de despertarse, así que decidió hacerlas a todas un desayuno especial. Se había levantado con ganas de sonreír y de hacerlas sonreír, era un deseo con el que no se levantaba desde hacía años y por fin iba a disfrutarlo.

The Silent SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora