Estaban todos sentados en la mesa de la cocina, el silencio, la gran mayoría tenía unas ojeras notables, o un cansancio manifestado a golpe de bostezos. Sibil les miraba tranquila, esperaba a que alguno comenzase a hablar, que pusiese alguna excusa tonta para aquel cansancio generalizado.
-¿Es que no vais a decir nada?-preguntó Sibil antes de llevarse la taza de café a los labios. Cerró los ojos para saborear mejor el sabor amargo, cuando volvió a abrirlos se encontró con las caras incrédulas de los jóvenes- Vale que os deje especular y juguetear de noche cuando no sabíais lo que era, y soy, en realidad. Pero eso de que sigáis haciéndolo después ya no es divertido.-todos bajaron las cabezas así que prosiguió- si no queréis que me meta en vuestras cosas, basta con decirlo. Pero no me despertéis a altas horas de la noche.-
-Lo sentimos-dijo Aarón en nombre de todos- supongo que es la costumbre.-
Aquellos ojos color miel, que solían traer con ellos la voz de la razón a aquella casa, ablandaron el corazón de la pobre Sibil. Suspiró, dejando su taza en el fregadero.
-De hecho sería de gran ayuda si pudiésemos preguntarla algo-el joven dragón interrumpió la toma de su medicina para decir eso, lo que hizo que todos se quedasen mirando-
-Ya veo de lo que se trata…-el aire se tensó. Las jóvenes mentes, y no tan jóvenes, maquinaban y trabajaban a toda velocidad, conjeturando sin parar por una simple oración.- Pero ahora no,-aquellas palabras hicieron que el humo que salía de sus cerebros cesase de golpe- quizás esta noche, siento que va a venir alguien hoy.-
-¿Quién?-preguntó Azura poniéndose de pie en la silla y esquivando a Jean, que intentaba darla un gajo de naranja-
-No estoy segura…-dijo Sibil pensativa- pero si noto su presencia ya, es que anda cerca. No parece nociva, pero estando así las cosas… con suerte resuelva vuestras dudas.-
Con esto, Sibil les instó a que terminasen de desayunar de una vez y se arreglasen para la visita misteriosa. Aquí es cuando se notaba como había crecido la familia
El baño quedaba invadido por las jóvenes. Mientras Alina peinaba la larga cabellera de Lily, para que no se fuese enganchando en cualquier sitio, esta intentaba limpiar la cara a Azura y quitarle las migas de pan de los labios.
El hecho de que Azura estuviese atrapada en el baño gimoteando, o llenándolo de agua, hacía que Jean se quedase enfurruñado en la puerta del baño esperándola. Hasta que llegaba Caramelo, un perro demasiado risueño. Siempre quería jugar con Jean, al verle exótico y con aspecto infantil, pero a este último no le gustaban mucho los animales más grandes que él, por lo que tendía a convertirse en fénix y revolotear por la casa. Dejándola llena de plumas y ceniza.
Aarón por su parte, se vestía rápido y permanecía tranquilo en su cuarto, intentando repasar. Pero eso era imposible. Normalmente aparecía un joven dragón corpulento, desnudo o semidesnudo a pedirle ropa. Lo cual, de normal no le importaba, aunque intentaba explicarle los límites del pudor.
Pero esa mañana, como otras, ocurrió que el momento en el que Zoorahkrin llamaba a su puerta desnudo, las chicas salieron del baño. Como siempre, se juntaba la persecución perruna, a Alina dando voces en el pasillo, Azura suplicando a Zoor desde su lado más pirómano y Lily aplaudía en silencio. A Aarón le parecía curioso eso último. Tenía la teoría de que aplaudía para hacer ruido como pudiese, o porque creía que todo eso era un espectáculo.
A fin de cuentas, tardaron como una hora en estar todos preparados en la planta de abajo. Esperaron tranquilamente en el salón a la supuesta visita. Alina y Zoorahkrin charlaban amigablemente, Azura jugaba con Caramelo, mientras Jean la observaba desde su poste. Lily escribía a Aarón mientras este miraba por la ventana. Todo dentro de lo natural. Hasta que sonó la puerta.
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The Silent Song
FantasyEn un mundo donde prima el desarrollo y la extravagancia aun perdura un pequeño pueblo, arraigado en las viejas costumbres y miedos. Lo que quizás nadie sepa, es lo que se esconde entre sus calles, su bosque, su playa o su biblioteca. Hechos fuera...