Capítulo 51: Thea

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Era una tarde, pero una tarde de las que perduran en la memoria. Un día en el que se tomaba nueva conciencia de lo que uno fue, es y será, pero no todo el mundo tiene una de esas tardes.

Zoorahkrin y Jean habían trabajado mucho esa mañana, habían podido traducir por fin, todo el texto y ahora tocaba interpretarlo. Aarón no sabía por que debía interpretarlo él, si realmente ellos podrían tener muchos más conocimientos.

Sin embargo le asombró lo rápido que pudo abstraerse y sumergirse en lo más profundo del texto, por mucho que intentaba leer, no veía las letras que habían juntado sus amigos, vio unas escenas claras y sencillas, emanadas directamente a su corazón.

Revivió la escena varias veces, ahí estaba, una mujer, hablándole solo a él. A veces se quedaba callada, a veces daba un discurso, hablando siempre de lo mismo aunque a él no le llegaban bien sus palabras. No fue hasta la quinta vez que Aarón tomó consciencia de que podía hablar con ella.

-Por fin podemos hablar cara a cara-dijo la joven tomando mayor peso en la vista de Aarón. Tenía un largo y abultado cabello marrón, repleto de rizos, que a pesar de ser una melena que llegaba hasta sus pies, ondeaba libre y sin nudos. Era pálida, aumentando su tez por sus ojos azules y sus ropas. Llevaba una túnica blanca, anudada al pecho, con runas azules pintadas en todos aquellos lugares que corría una costura. A su vez llevaba aquella diadema extraña que conocía tan bien.- Parece que te asombran mis ropas, puedes hablar si quieres.-

-No sé qué está pasando…-dijo Aarón asombrándose de cada palabra que salía de sus labios.- ¿Eres quien escribió esos papiros no?-

-Por supuesto, dejé las cosas fáciles para aquellos que predije me leerían-dijo acercándose lentamente hacia Aarón- pero difícil para cualquier otra persona. De igual modo, quise dejar un pedazo de mi alma anexo a estos papiros para poder acudir a tu llamada.-

-¿A la mía?-

-Tú eres el único que puede recibir mi mensaje, los motivos, me temo que no puedo dártelos aun-dijo la mujer, sonriendo de manera triste.- ¿Estás listo?-

Aarón dudó un poco, aquella voz era tan suave y liviana. Más que una voz, le recordaba a una canción de cuna. Temía que aquello le arrullase tanto que no prestara atención al mensaje, pero recordó aquel sueño que tuvo. Debía dejar de razonar y aceptar las cosas de corazón. Asintió y se preparó para la noticia.

-Hace muchos años, tres famosos adivinos hicieron una gran predicción-comenzó, alzando los brazos y dejando que sus palabras dibujaran escenas en una burbuja de humo- un noble les pagó para que describieran un posible hecho catastrófico, querían saber si en algún momento los humanos correrían peligro. Cada adivino, realizó una predicción diferente, todas similares, pero diferentes al mismo tiempo. Debido a esto, quise desde joven aprovechar mi potencial mágico para investigar aquel futuro.

>>Para mi sorpresa, aquel futuro ya estaba sucediendo, la primera parte, el desencadenante ya se había producido y no había nada que yo pudiese hacer. Aun así, supe cómo podría ayudar y como podría evitar que los malos augurios se llevaran a cabo. A fin de cuentas, el desencadenante es un ser reacio a aceptar su propio destino y siempre lucharía en contra.

Aarón se fijó que dentro de esa figura de humo, lo que aquella hada llamaba “el desencadenante”, era la mujer con la que había soñado a inicios del verano, la mujer que se deshizo en espuma en el mar.

-¡Espera!-interrumpió Aarón- ¿Esa mujer es el desencadenante? Pensé que eras la hermana de Dana, pensé que ibas a hablarme de mi familia. ¿No fuiste tú quien nos salvó?-

-Esto y eso es lo mismo,-dijo con una sonrisa triste- la sirena milenaria que odió a los hombres y la mujer que tomó a tu padre, son la misma. Tu estirpe es doblemente poderosa,-dijo girándose hacia Aarón- pero las pequeñeces no importan. Debes alejar los prejuicios, alejar todos esos problemas para una madura reflexión. Afronta ahora el verdadero mensaje.

>>Pues esto es lo importante: la existencia de los guardianes, la naturaleza creó almas puras, forjadas para proteger la estabilidad del mundo. Nunca nacerán al mismo tiempo, siempre estarán separados hasta que llegue el momento preciso. Hay un guardián de la tierra, otro del agua, del aire y del fuego. Pero siempre habrá un guardián que se corrompa ante su propio poder.

-Eso es un eco de los cuentos populares-interrumpió Aarón de nuevo- Pero hablas de ellos como si fuesen algo que aún no ha sucedido, ¿los cuentos vienen de la profecía?-la joven sonrió y asintió complacida- ¿El guardián corrupto es ella, la sirena?-

-En efecto, es la primera en nacer y la primera en corromperse-dijo mostrándola en el humo, cuando aún nadaba en lo profundo del mar- Además de ser la primera guardiana. Tú eres una figura de la profecía, pero no eres un guardián.-

-No esperaba serlo-dijo encogiéndose de hombros- ¿Por qué has esperado tanto tiempo para contármelo?-

-¿Por qué esperasteis tanto tiempo para mirar bajo un arcón?-respondió con tono divertido- no estabas preparado, hay que dejar madurar y en estos últimos meses has madurado mucho. Habéis cambiado tanto desde que erais unos niños que jugaban con sus cuentos…-

-¿Has estado siempre ahí verdad?-dijo Aarón encajando las cosas- Diste tu vida por nosotros, te debemos mucho…-

-Y sin embargo no es más que una pequeña ayuda, siento que lo que hago es tan insignificante en comparación con lo que haréis-dijo la figura, deshaciendo el humo y bajando los brazos cubiertos de tela blanca- Aun así, he podido veros crecer de primera mano y eso es algo loable.-

-No somos más que humanos-dijo Aarón con una pequeña risa, pero veía como todo se nublaba- ¿Estoy terminando de “leer”?-

-Así es-dijo ella asintiendo y se acercó para dar un nublado beso en la frente al joven- saluda a la primera jinete de dragones de mi parte, sabio de la leyenda.-

-¿De parte de quién?-tan solo era una burla, apenas la veía ya, pero aun así se giró para leer ella misma su propia firma-

- Con cariño, de Theofasta Bombasta Vanne Haenheimn-

Despertó de su lectura, afuera ya había anochecido. Toda su familia, sus amigos e incluso Dante estaban frente a él. Iba a hablar emocionado y sudoroso, pero Dante levantó la mano para pararle.

-Tranquilo,-dijo Dante- has estado en trance, no parabas de balbucear lo importante, lo tenemos claro.-Sibil le acercó un vaso de agua, mientras escuchaban al bibliotecario- además, si era un mensaje solo para ti, es de mala educación transmitirlo por las buenas. Hombre de poca fe.-

-Nos tenías preocupados-dijo Alina- Te parecerá bonito.-

-¿La verdad?-dijo Aarón- ha sido encantador.-

The Silent SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora