The Silent Song

Capítulo 28: El mil nombres

Aarón estaba sentado a la mesa del salón, había levantado a toda la troupe bien temprano porque iba a ser un día largo. Y el hecho de trasladarse al salón, que era un sitio poco transitado, era que ya la mesa de la cocina se les iba quedando pequeña.

Alina, sentada presidiendo la mesa y utilizando las dos sillas cercanas a modo de reposa pies, tenía cogida a Azura en brazos ya que se había quedado dormida nada más bajar. Lily estaba sentada en el respaldo del sofá, observando el paisaje de la calle desde la ventana, desde el incidente había estado peor. Aarón por su parte estaba sentado con las manos entrelazadas bajo la mesa, frente a él, estaba sentado el niño de la noche anterior. Estaba completamente despierto, de hecho, bostezaba de aburrimiento.

Viéndolo de cerca, estaba completamente seguro de que no sería un niño normal. Tenía la capa de pelo más de baja completamente negra, y una capa superior a fuertes mechones ondulados entre rojo y naranja. Era como un torrente de llamas azotando la noche.

Sus ojos estaban perfilados de negro, dejando gruesas líneas en el lacrimal y en el rabillo del ojo. Era como cuando las chicas de la capital se pasaban tres pueblos con el maquillaje, pero algo dentro le decía que ni lavándole con agua hirviendo se quitaría eso, o que, en su defecto, al tocarlo tendría el puro tacto del hollín. El color de sus ojos, era un circulo negro que contenía un ámbar tan profundo que casi parecía estar ardiendo en alguna fragua. No se podía comparar siquiera con el fuerte ámbar de los ojos de Alina.

Estaba claro que Aarón tenía sospechas de lo que era, pero también tenía miles de preguntas. Decidió empezar por la más obvia, aunque por la cara que compuso su hermana y el hecho de que Lily se girase, no parecía la más obvia para ellas.

-¿Cómo te llamas?-

-Esa es una pregunta trampa-

-¿Es que no sabes cómo te llamas?-Aarón le miró fijamente arqueando una ceja, aunque pareciese un niño, no podía juzgar su apariencia como con Azura o con Dante-

-He de decir que he tenido muchos dueños que me han dado muchos nombres-continuó hablando como en un suspiro- hubo un aprendiz de mago muy poco original que decidió llamarme Félix, tan solo cambiando un poco mi denominación original; un mago negro me llamo Damian, un mago rojo me llamó Maurice, cuando me regalaron a un mago azul me llamo Fausto, una bruja blanca me llamo Lucero… y puedo continuar hasta los mil nombres que me han dado, pero resulta aburrido hasta para mí-

-¿Entre los mil cuentas “Señor Pollito” como uno de ellos?-dijo Alina con un tono socarrón-

-Sí, quizás al que le guarde más cariño-respondió sin vacilar- ¿Queréis saber lo que soy o continuamos haciendo una entrevista de trabajo?-

-Ni que fuéramos a contratar a un crio,-dijo Alina- no somos unos esclavistas-

-Imagino que eres un fénix,-soltó Aarón de golpe- o algo similar-

-En efecto,-aquel pequeño se quedó con la mirada fija en los hermanos esperando a que sucediese algo- vaya… que interesante-

-Tú eres el fénix esmirriado-dijo Alina riendo- tú eres lo interesante-

-No, es raro que no hayáis enloquecido-

-Vivimos en una jaula de grillos-dijo Aarón- tenemos una estrella caída, un bibliotecario que es un mago negro que revivió a su esposa y la belleza del sofá esta sin clasificar.-

Lily esbozó una amplia sonrisa y se dejó caer correctamente en el sofá para verles a ellos y no a la calle. El pequeño fénix la miro detenidamente pero sin ninguna expresión en particular, o quizás es que estaba pasando internamente por todas las expresiones posibles. Después miró a Azura con un gesto más tierno.