Todo el pequeño campo de batalla quedó impactado ante la escena, Dana incluso dejó atrás su combate para gruñir con fuerza, también pueblos de más allá del bosque y de la capital rumoreaban sobre un extraño fenómeno. Tan solo el pequeño pueblo costero en cuestión era el único en no percatarse.
Todas las estrellas del firmamento, cayeron una a una como pequeños soles radiantes y formaron un escudo, en forma de cúpula, que cubría todo el pueblo hasta la costa. Ellas afrontaron el choque del agua, evadiéndola y redirigiéndola hacia el mar. Mientras tanto, las que formaban la parte alta de la cúpula, en su mayoría estrellas pequeñas, dirigidas por Azura lanzaron un hechizo sobre la gente que protegían.
Todos disfrutaban, no se percataban del calor o la cantidad de luz que había a su alrededor, algunos músicos sacaron sus instrumentos a la calle, familias sacaron asientos, mesas, los cocineros y los dueños de los bares sacaron comida y bebida en abundancia, se generó una auténtica fiesta. Tan solo aquellos habitantes con poderes más allá de lo normal se sorprendían, Dante y su mujer se abrazaban locos de contentos, Naomi se dejaba llevar pero plenamente consciente mientras uno de sus buenos amigos la sacaba a bailar. Pero Sibil, que había pasado toda la noche en su casa, triste y preocupada, tan solo salió a la calle a observar a la gente pasar.
Como no podría ser de otro modo, una de las grandes estrellas, al chocar, tomó a Aarón semiconsciente entre sus brazos. El contacto con un cuerpo solar, le quemó toda la espalda y le destrozó la camiseta, como cuando abrió los ojos observó a una figura que le resultaba familiar. No era Azura, era una mujer adulta, con el pelo liso y largo, el rosto muy serio y parecía enfadada. Si no fuese porque lo creía imposible, juraría que se trataba de la joven estrella del sueño que tuvo hace tiempo. Se la quedó mirando perplejo.
Una vez pasó el torrente de agua, sin si quiera mirarle, le dejó apoyado en el suelo.
-Debes reunirte con los tuyos, nosotras cuidaremos de esta gente-no parecía muy contenta al ayudar, ni mucho menos- ¿Era esto lo que le pediste a Azura?-
-Sí, muchísimas gracias-Aarón estuvo a punto de abrazarla, si su rostro no irradiase un frio polar- yo, debo irme, pero cuando todo acabe no te vayas. Quiero hablar contigo-
Aarón salió corriendo, aquella estrella le miró algo sorprendida, pero no demasiado. Las estrellas mantuvieron su formación, apoyadas en el suelo se encontraban las más ancianas y poderosas, y en escalada hacia la punta de la cúpula donde se encontraba Azura, estaban las más jóvenes. Algunas miraban asustadas hacia afuera, intentando discernir entre los arboles lo que ocurría. Otras, sobre todo las más pequeñas, observaban maravilladas al pueblo bailando y disfrutando de la fiesta. Unas pocas, simplemente miraban maravilladas la lejanía.
A pesar del dolor, de la quemazón de la espalda y las magulladuras contra los árboles, Aarón corría sin descanso. Había vuelto del umbral de la muerte, sin pedirlo, había sido bendecido con una nueva oportunidad, al igual que Maven, no podía desperdiciarla quedándose quieto o escondiéndose.
Cruzó el bosque a una velocidad de vértigo, para encontrarse una escena muy diferente a la que había dejado. Zoorahkrin estaba en el suelo, Alina y un par de hadas magulladas le hacían tragar un líquido extraño, aunque no parecía que Alina estuviese demasiado bien. Dana y Dinrol, unos de los pocos que aún quedaban en pie, combatían de forma extraña para él. Jean fue corriendo a su lado.
-Aarón, como me alegro de verte-Jean miró con los ojos encandilados hacia el pueblo- ¿No estoy soñando verdad?-
-Estás eufórico-sonrió Aarón y se giró, mostrando su espalda quemada- si te resuelve las dudas, no estas soñando.-
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The Silent Song
FantasíaEn un mundo donde prima el desarrollo y la extravagancia aun perdura un pequeño pueblo, arraigado en las viejas costumbres y miedos. Lo que quizás nadie sepa, es lo que se esconde entre sus calles, su bosque, su playa o su biblioteca. Hechos fuera...