Alina salió de casa sonriente, su hermano llevaba un par de días realmente eufórico y les contagiaba a todos. Estaba más bromista, más alegre, jugaba más con Caramelo, la ayudaba a pintar muy torpemente y hasta había sacado a bailar en el salón a Lily con una canción de la radio. Era un hombre nuevo, Alina se preguntaba qué provocó el cambio, pero no quería preguntar por miedo a que se rompiese la magia.
Ambos habían hecho un trato, querían saber que decía el libro, pero Aarón no quería pasarse el día encerrado en una biblioteca, por algún extraño motivo ajeno a sus costumbres, así que Alina lo leería sola. Pero Aarón tampoco se quedaba con una tarea pobre, estaba decidido a enseñar a escribir a Lily para poder comunicarse en condiciones.
Mientras pensaba en esto y en lo otro, Alina casi había llegado a su destino, una gran biblioteca fría y antigua, pero lo bueno de que fuera fría es que resguardaba del calor del exterior.
Cuando entró apenas había gente, era fin de semana por lo que la librería estaba cerrada, pero aun así no conseguía ver ni a Maven ni a Naomi, cuando fue a mirar si estaban en el mostrador el corazón le dio un vuelco al ver a Dante sentado, con un traje gris con finas líneas blancas dibujadas. Este la miraba con una sonrisa forzada de oreja a oreja.
-¿Cómo te educan en tu casa?-preguntó Dante como quien no quiere la cosa.-
-¿Perdón?-dijo Alina más confusa que ofendida-
-Hay un gran cartel en la entrada que pone que nos hemos tomado el día libre, la biblioteca está cerrada-pronunció mientras se levantaba-
-¡Ah!...pues-interrumpió Alina antes de que el continuara- no lo he visto.-
-Eres muy despistada-se burló Dante- ¿estas segura de que serás capaz de leerlo? ¿Has venido por el libro no?-
Tras unos momentos de confusión Alina levanto la cabeza y sacó pecho para decir un “Sí” orgulloso y fulminante. Aunque al dueño del lugar pareció darle igual. De todos modos la condujo hasta su despacho, era algo diferente de lo que Aarón le había dicho, ahora había una mesita blanca con dibujos como de parvulario en una esquina.
-Una mesa adecuada para ti-dijo el anfitrión mientras la sentaba y la ponía aquel inmenso libro sobre aquel insulto de mesa.-
Alina le ignoró, estaba bastante nerviosa sobre cómo proceder, Dante la dejó en sus ensoñaciones mientras la vigilaba desde la comodidad de su escritorio. Alina comenzó acariciando las letras del título, siguió por pasar suavemente la mano por las esquinas y finalmente lo abrió. Inmediatamente se sumergió en el libro como si la tragase, no estaba segura de lo que ocurría, solo sabía que no podía parar de leer.
“ Capítulo primero: los seres
Anteriormente el mundo estaba plagado de seres más perfectos y poderosos que los simples humanos, pero sus ansias de paz les condenaron. Los humanos, seres crueles por naturaleza, no dudaron en usar sus armas con todo aquello que temían. Aunque no hubiese nada que temer, el simple miedo a lo desconocido fue el fin de muchos de los seres.
En un principio había seres de luz, bellos y puros, que se encargaban de proteger lo que había más allá del cielo. Se antojaban lejanos y pequeños pero tenían el mayor poder del universo. Eran los gobernantes de los cielos.
Quienes se encargaban del dominio de la tierra tenían una poderosa jerarquía. Familias enteras de seres que representaban la naturaleza viva y tenían el poder para someter a los hombres. Estos seres tenían una forma primigenia de color y luminosidad, pero podían transmutarse en una forma humana sin problema. Estos surgieron como naturalezas malignas que se alimentaban de las almas que corrompían, se sabe bien que los dioses las crearon para erradicar a los hombres. Pero hubo clanes que se revolvieron contra su naturaleza, usando su poder para purificar las almas, lo cual hacía que su forma primigenia se redujese hasta acabar sucumbiendo al designio divino.
Pero de quien más puedo hablar es de los propietarios de los mares, seres bellos y esplendidos con una sociedad más avanzada que cualquier civilización humana. Estos seres tenían el cuerpo escamoso y unas colas que les permitían nadar grandes longitudes. Aun así, al igual que los seres terrestres tenían otra forma, la denominada “caminante”. Si subían a la tierra su cola se transformaba en unas piernas agiles y esbeltas. Pero para ello necesitaban el apoyo de la magia, por lo que solo aquellos pertenecientes a los clanes más poderosos podían conseguirlo. Pues de ello dependía su prole.
Capítulo segundo: los “caminantes”.
Estos últimos seres, denominados sirenas, tenían un único sexo, similar a lo que los hombres llaman “mujeres”. Pero no era un impedimento para su subsistencia, pues eran completamente inmortales. Solo podían fallecer por medios no naturales, como una tortura en la que su cuerpo se quebrase. Pues es imposible quebrar el espíritu de una sirena, es imposible que muera por heridas del corazón, tan solo la harán más poderosa.
Pero el miedo a la masacre humana hizo que las sirenas más poderosas fueran encargadas de proteger a sus hermanas. Sacrificando parte de su magia en conseguir la forma “caminante” para ascender a la tierra.
El ritual era sencillo, ascendían a la costa en el solsticio de verano y engatusaban a los marineros para conseguir estar en cinta. Tras eso, podían volver al mar y tener allí a sus criaturas. Si no lo hacían en el mar, se exponían a tener híbridos que no siempre podían sobrevivir en el mar, viéndose obligadas a abandonarlos.
Lo que jamás debía hacer una caminante es afianzar lazos con el hombre al que usara para su propósito. Esto solo serviría para que una gran hechicera acuática se perdiese por los malos caminos. Y eso es algo que siempre las enseñan.
Capítulo tercero: la fisiología de las reinas del mar.
Aunque puedan resultar similares, los cuerpos estos seres no tienen nada que ver con los cuerpos humanos. Por ejemplo, sus pechos no sirven para amamantar a sus crías, si no para facilitar las artes de seducción, en el caso de las “caminantes”, o para asemejar a los cuerpos de las esposas e hijas de los marineros siendo así más fácil librarse de sus arpones, en el caso de las sirenas regulares.
Sus escamas, sus ojos y su cabello suelen tener unos colores relacionados. Estos colores honran algún aspecto del mar o de sus habitantes. Las familias más poderosas son aquellas que asemejan un río, las olas o una faceta del mar en sí, pues son naturalezas más puras y capaces de leer los designios de la mar. Por tanto suelen ser las encargadas de gobernar justamente.
Las sirenas que representan los seres vegetales, como las algas, suelen ser encargadas de la recolección de alimentos. Aquellas que honran a los animales débiles, como los peces pequeños y los corales, tienen colores demasiado vívidos para salir a la superficie, por lo que se encargan del funcionamiento y conservación de las ciudades.
Dentro de las que representan a los animales más poderosos, desempeñan diferentes trabajos. Aquellas algo más débiles, como las morenas, o más pacíficas, como las ballenas, se encargan de la protección de la ciudad. Pero las que honran a los más atacantes, como tiburones y orcas, se encargan de la caza activa. Se suelen crear grupos de caza, teniendo varias especies dentro de un grupo, incluyendo a las escasas sirenas que honran delfines, pues sirven para comunicarse más rápidamente en caso de emergencia.
Cada uno de estos seres marinos, como se puede comprobar, tiene partes y habilidades dependiendo del ser al que honren al nacer. Pero independientemente de aquello a lo que ensalcen, todas viven en paz y armonía cumpliendo sus funciones básicas.
Hay que resaltar que el aparato fonador de las sirenas no es igual que el humano. Aunque utiliza sistemas de vibración, lo hace con una gama aparte dentro de los ultrasonidos. Esta gama las permite comunicarse con todo tipo de animales acuáticos y, al ser una especial, en caso de necesidad pueden ajustar su voz para hablar con los humanos. Aunque se hace una voz bastante aguda y artificial, en ocasiones con gorgoritos.
Finalizan aquí los aspectos generales del cuerpo de las sirenas.”
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The Silent Song
FantasíaEn un mundo donde prima el desarrollo y la extravagancia aun perdura un pequeño pueblo, arraigado en las viejas costumbres y miedos. Lo que quizás nadie sepa, es lo que se esconde entre sus calles, su bosque, su playa o su biblioteca. Hechos fuera...