Pasaron un par de horas sin mucha relevancia, era una tarde de lo más normal desde los ojos de alguien de fuera. Un grupo de amigos riendo y armando barullo en un bar, principalmente frecuentado por universitarios, no era algo de lo que debía extrañarse nadie.
No habían hablado sobre nada en concreto, Daniel y Carla se habían dedicado a pasarse pullas el uno al otro como quien juega al voleibol. Tomás no paraba de intentar ligar con Alina, la cual se divertía dándole largas. Naomi parecía haber congeniado con Syra, hablaban sobre cosas de chicas. Aarón estaba atento a todas las conversaciones, era algo que le solía pasar en ese tipo de ambientes, su curiosidad le hacía estar pendiente de todas y de ninguna al mismo tiempo. Y bueno, Lily era Lily, allí estaba, pendiente de todo y de nada, igual que él. Se dedicaba a pasear la mirada por la conversación que estuviese más alborotada, si Tomás se ponía a rogar un poco de amor Lily se giraba apenada, si Daniel pinchaba de más a Carla y esta le gritaba Lily se volvía asustada, y claro está, si Syra se excitaba hablando sobre algún tema con Naomi y alzaba la voz, Lily la miraba con una cara de sorpresa bastante divertida.
Aunque de vez en cuando, en el momento en el que barría con la mirada la mesa, su cuerpo se giraba y con él toda su melena, a veces podían coincidir las miradas de las dos personas que presidían la mesa. Lily y Aarón, aunque lo único que hacían era saludarse, la una más efusiva que el otro, y sin saber que decir, volvían a sus tareas de cotilleo.
Una única vez, Aarón se quedó embelesado antes de continuar, un ruido fuerte que hizo Tomás contra la mesa hizo que Lily pegara un brinco asustada y le prestase toda su atención, pero Aarón se quedó mirándola por un momento. Miró sus ojos que parecían un océano de lavandas saltarinas, su pelo rosáceo recogido en una larga trenza, aunque algunos mechones se le escapaban cerca del rosto. Era de lo más normal, podía imaginarse la escena, Alina o Sibil intentando peinarla mientras ella se revolucionaba por cualquier objeto que captase su atención.
Pero algo le sacó de sus ensoñaciones, una mano que portaba un guante de encaje blanco que la cubría desde el codo hasta los nudillos, esta mano pequeña y delicada se movía arriba y abajo frente a su cara. Aarón se giró sorprendido, siguiendo el recorrido del brazo, desembocando en el rosto de Syra que le miraba extrañada.
-¡Tio, que te estamos hablando de algo vital!-gritó Tomás indignado- Mira que no escucharnos…-
-¿Eh?-dijo Aarón- ¿Qué pasa?-
-El cavernícola se aburre y quiere jugar a algo-contestó Daniel- eso es para él un asunto de vital importancia.-
-Mira que sois sosos-se quejó Tomás- solo digo que aquí hay unas cuantas señoritas que no conocen a todo el mundo, ¿qué mejor que jugar a contar cosas sobre nosotros?-
-Eso es hablar-dijo Alina- No es un juego, que yo sepa.-
-Ay, Ali, Ali, Ali-dijo Tomás acercando su mano para rozarla el rostro, pero la mirada de Alina le dijo que dejase las manos quietas.- No me has dejado terminar, propongo versionar el juego de la botella pero con confesiones en vez de besos. El que haga girar la botella preguntará algo a quien apunte.-
-Me parece divertido-le apoyó su prima- ¡Quiero jugar!-
Tras un montón de “Vale”, “Por mí sí” y “Me parece divertido” empezaron a jugar, Syra limpió un poco un botellín que se habían terminado mientras el resto despejaba un poco la mesa. Una vez se aseguraron que la botella no iba a salpicar a nadie, la tumbaron en el centro de la mesa.
-Empiezo yo,-dijo Tomás colocando los dedos sobre la botella- que pa’ eso ha sido idea mía-
La botella giró unas cuantas veces, todos estaban tranquilos menos Daniel y Aarón que miraban la botella intentando hipnotizarla. Sabían que si les tocaba a ellos, su amigo no les iba a hacer preguntas poco comprometidas, sino todo lo contrario. El momento de tensión llego cuando comenzaba a pararse por la zona de Naomi, Daniel y Carla. Finalmente la boca de la botella sentenció a Carla.
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The Silent Song
FantasyEn un mundo donde prima el desarrollo y la extravagancia aun perdura un pequeño pueblo, arraigado en las viejas costumbres y miedos. Lo que quizás nadie sepa, es lo que se esconde entre sus calles, su bosque, su playa o su biblioteca. Hechos fuera...