Capítulo 27: Gabinete de crisis

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Habían pasado dos semanas desde el incidente con Dante, desde entonces no solo no les había permitido entrar en la biblioteca, si no que tenía a su hija tan ocupada que no podía parar a chivarles nada.

Alina sopesaba que tuviese el orgullo herido, pero Aarón creía que les había ayudado demasiado y quería castigarles un poco. Aunque por mucho que se comieran el  tarro les daba igual. Ese hombre era un auténtico misterio y con la única persona que parecía sincerarse era con Lily, aun así, ella jamás les contaba nada. Eran sus pequeños secretos.

Durante este tiempo se habían sumado las noticias de sucesos extraños cada vez más al sur. Al principio parecían historias de alienígenas, propias de gente que se quiere burlar de los laboratorios o de personas muy supersticiosas. Pero conforme pasaban los días encontraron mayor índice de denuncias por robos en granjas y fincas apartadas. Todas recopilaban que alguien se había colado en las casas y había robado comida, nunca ropa ni objetos de valor.

Este cumulo de malas sensaciones había hecho que el pequeño y peculiar núcleo familiar fuese a comer todos los días a las tabernas y bares donde se retransmitiesen las noticias del mediodía. No es que no pudiesen leerlo en un periódico, pero al hablar con la gente se oían muchos más rumores.

En esos momentos estaban cuando oyeron algo en las noticias que provocó reacciones muy adversas. A Alina se le cayó el tenedor al suelo y se quedó completamente petrificada, Azura apretó fuertemente contra su percho la bola de hámster donde estaba el Señor Pollito, aunque el bicho había crecido y estaba bastante espachurrado, Lily por su parte escudriñó la sala y frunció el ceño. En cuanto a Aarón no paraba de mirar a sus acompañantes como si se las fueran a quitar en ese mismo momento. Y no era para menos, lo que decían en las noticias era perturbador. Una partida de policías, estimando que el sujeto estaba volviéndose peligroso, había iniciado una persecución fallida, provocando que le perdiesen en el bosque cercano al pueblo.

Todo el bar se quedó en silencio, todos sabían lo que significaba, ese pobre diablo se dedicaba a robar para sobrevivir y huir cuando se veía arrinconado. Pero eran un pobre pueblo costero sin barcos, nadie sabía que podría hacer ese ser al sentirse tan arrinconado.

Justo cuando las conversaciones comenzaron a reanudarse, algunos con tonos sosegados y de calma, otros más nerviosos y frustrados; llegó uno de los oficiales de la guardia de la aduana. Tenía el rostro pálido, pero no asustado, más bien triste por las noticias que tenía que dar. Aarón le conocía, le veía a menudo al ir al hospital, no era un alto cargo, pero si era un hombre respetado.

-Me han encargado, a mí y al resto de guardias que de una noticia-antes de continuar, alzó la vista y miró uno por uno a todos los que se encontraban en la sala, deteniéndose especialmente en los niños- ayer, uno de nuestros oficiales más jóvenes, del turno de noche, fue encontrado inconsciente. Esta sano y salvo, pero sospechamos que quien lo hizo ha entrado en el pueblo-la multitud comenzó a alborotarse, el pidió silencio varias veces con tono cansado, seguramente no era la primera vez que lo decía hoy- no hay pruebas de que sea el ser de las noticias. Pero recomendamos que todos permanezcan en sus casas, como bien sabéis solo es un ladrón que entra en las casas cuando están vacías.-

Todo el mundo comenzó a alborotarse, pagaron las cuentas, recogieron sus cosas y marcharon a casa. Algunos le dieron las gracias al guardia y otros simplemente pasaron de largo. Aarón y el resto permanecieron sentados, esperando a calmarse mientras se iba le gente, tenían que pensar que hacer. Si de verdad iba a por ellos, no estarían seguros ni en su casa. Antes de poder decir nada, el guardia se apoyó en la mesa.

-Hola mozo, ya veo que estas bien acompañado-

-Hola, Sansón-

-Mira… en situaciones normales no haría excepciones, me han pedido que no escolte a nadie para que no cunda el pánico-hizo una breve pausa y volvió a mirar a Azura- pero sé que Sibil esta fuera, ella es una mujer de armas tomar, pero estando solos os puedo acompañar a casa si queréis.-

The Silent SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora