Malas ideas /ruwigetta

↺ 21 - Voz de la Razón. ↺

Rubén esta realmente feliz. Los últimos días todo había estado estupendo y el paseo que daba con su hermanita y amigos solo le confirmaba lo que ya no podía negar.

Se sentía relajado, cómodo, querido.

Y es que había tratado de pasar por alto las señales, creyendo que podría cometer un error terrible. Solo para entender, una noche en la que se quedó despierto, que el corazón latía con fuerza por sus dos compañeros. Cosa que le dejo en completo shock, fue razón de insomnio por dos días.

Aún así, no podía hacerce la más mínima ilusión. Incluso en una situación tan curiosa comprendía que, de ocurrir algo, no sería gracias a él. Demasiado cobarde como para revelar esa pequeña verdad, suficientemente valiente como para vivir con ello.

Asi, no le queda más que disfrutar de lo que se pueda. Por el momento, prefirió enfocarse en la reunión. Ansiaba encontrarse con su buen amigo de lentes y contarle lo bien que están yendo las cosas.

Está seguro de que Mangel estará contento por él.

A una cuadra de la cafetería, se adelantó, teniendo profundas ganas de ser el primero en ver a su mejor amigo.

Asi que abrió la puerta con efusividad y, nervioso, miro por todas partes, buscando...

— ¡Mi Rubiuh!

Fue cosa de segundos. En una mesita en la esquina del local, Alex, Mangel y un pelirrojo se encontraban sentados. Y luego de intercambiar miradas, saltaron al encuentro.

— ¡Mi Mahe!

Nadie allí pudo molestarse con el alboroto, ambos desprendían un cariño tan adorable que no podías hacer más que mirar y sonreír ante ese reencuentro tan, notablemente, esperado por los protagonistas. Un abrazo apretado, nostálgico, real.

— Hombre, mirate ¡Que guapo estás!

— Venga y las fachas que te cargas ¡Espectacular!

Se rieron, se miraron, se abrazaron otra vez y se quedaron así un poco. Hasta que la campanita de la puerta delató la inminente llegada de...

— ¡Hermanito! — Nieves corrió con su Pikachu en brazos, reprochando entre murmullos porque Rubén se apresuró sin ella. El mayor la tomo en brazos, disculpándose y presentándola al compañero.

— Está es mi hermana. Nieves, Mangel. Mangel, Nieves.

La pequeña se abrazo al peluche, mirando curiosa al nuevo. Miguel solo sonrió, halago el vestido de la niña y actuó cual caballero en corcel, logrando una sonrisa en el rostro de la menor.

— ¡Oh, si! Mi Mahe, mira quienes me acompañan. Te va a encantar esto, nos vamos a acordar de unas cosas. — Doblas se mostró natural, confiaba en su querido amigo y estaba seguro de que todo iría bien. Asi que dejó ver a Samuel y a Guillermo con calma. — ¿Si lo recuerdas, verdad? — Como un niño pequeño se sintió, como si estuviera otra vez en la escuela.

Miro a sus compañeros de piso y les regaló una radiante sonrisa, que se quedó estática al notar claramente disturbios en los rostros de sus acompañantes.

Inmediatamente regreso la mirada a Mangel, encontrándolo con una expresión seria. Confundido, miro luego a Alejandro, que de pronto se había parado también.

El chiquito interrumpió para saludar a los recién llegados y distraer la repentina tensión con su risa de delfín, sacando plática sobre el viaje y preguntando por las pasadas fiestas.

Doblas por su lado se encogió de hombros, si había esperado cierta incomodidad, tampoco iba a mentirse. Pero no anticipo nada malo de Mangel Pepe Grillo Voz de la Razón. Por favor, que todo iría bien, todos felices con el reencuentro.

Perfecto momento para ponerse al día y conversar como personas civilizadas...

Y si, bueno, que equivocado estaba.