Hay personas que llegan a tu vida de improvisto, te cambian una cosita chiquita, y entonces, cuando se van... te das cuenta de que, esa cosita, se siente como perder la ultima pieza del rompecabezas que llevas armando durante meses.
Esas personas pueden ser la alegría de hoy y el dolor de mañana, o vice versa. O pueden ser solo esas cosquillitas que dan de paso cuando bajas una cuesta en el auto.
El detalle es, que sientes su ausencia. Y ya van tres días seguidos que Guillermo llega solo del trabajo.
Por supuesto que es una bendición de los dioses tener a Samuel en el departamento para recibirlo con sus fornidos brazos abiertos, y disfrutar de una buena tarde solo para los dos. El tiempo de pareja se aprecia un montón.
Pero cuando te vas acostumbrando...
— Hay mucho silencio, ¿No te parece?
— Siempre hemos tenido tardes silenciosas.
Díaz hizo un mohín de queja. Samuel rio por su berrinche. — Ya, si yo también lo extraño.
— Yo no he dicho que extrañe a Rubén.
— Y yo no dije nombres.
— Mierda.
— Esa boca. — Regaño, sonriendo. — Si sigues así te voy a castigar.
El albino bufó, divertido. — Mi-er-da.
De Luque exagero haciéndose el ofendido. — ¡Por dios! ¿Qué voy a hacer con este hombre?
— ¡Bésame! — Respondió Guillermo, estirando sus brazos hacia Samuel. — A lo mejor así purificas mi vocabulario. — Y el azabache así hizo, dejándose caer en el sofá junto a su novio para darle un beso. Ya después no se volvieron a separar, sintiendo como se llamaban sus cuerpos. Levantándose a trompicones del sofá y yendo entre carisias a la habitación.
Bien que se acostumbraron a tener a Rubén haciendo ruido en el lugar pero, la privacidad se aprecia. Y Samuel hará todo menos purificar a Guillermo, así que Doblas puede pasarse la tarde entera con Mateo, porque ahorita no quieren interrupciones.
De madrugada, la puerta se abrió. Rubén entro con cuidado de no hacer ruido y cerro tras de si.
Le había dicho a los chicos que no pasaría la noche en el departamento, pero la cena con los suegros no resulto exactamente bien y, para evitar problemas, prefirió no quedarse en la casa de su novio. Mateo lo dejo irse de mala gana, ¿Por que los padres no entienden el romance de los hijos?
Doblas sabe que no hay nada anormal en el, es un joven común y corriente, que estudia y trabaja honradamente para vivir, con pasatiempos entretenidos. No se droga, ni fuma, y ha dejado de dormirse a las cinco de la mañana viendo animé.
Quizá ese es el problema, piensa, mientras entra a su habitación y se prepara para ponerse la pijama.
Es común. No es un bailarín que viaja por el mundo con un grupo de fama, danzando en eventos de miles de personas, ni participando en conciertos de cantantes o festivales circenses. No, él no; ese es Mateo. Su chico es especial, su chico es extravagante y bonito. Por supuesto que los padres esperaban otra cosa para el. Alguien que bailara también, quizá.
No alguien que ate al chiquillo a su ciudad natal. No alguien que apenas y sepa tocar una vieja guitarra. No alguien que no tiene una familia estable detrás.
Suspira, desparramado en la cama. No puede enojarse con sus suegros, solo aman a su hijo, no podría molestarse por algo así. Y Mateo lo escogió, ¿Verdad? Entonces no es tan malo.
Esta bien, es un buen novio. Eso es lo que su chikistrikis necesita y eso es lo que siempre le ha dado y va a dar. Cariño y seguridad.
Ahora yo me pregunto si lo que esta dando, lo recibe de vuelta.
Y no, no es lo mismo que se preguntan Samuel y Guillermo al día siguiente en el desayuno, cuando ven al noruego más... desanimado que de costumbre. Pero si se preocupan, y Rubén lo agradece, porque ese día no verá a su morenito, no así, no sintiéndose el novio basura de una estrella de broadway.
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Malas ideas /ruwigetta
Fiksi Penggemar- Es una mala idea. - Alegó Alex, cuando Rubén le contó que se mudaría con un par de universitarios que no conoce de nada. - Demasiado mala, incluso para ti. - Exageras. - Respondió. - ¿Qué tan mal podría salir? Bueno, es que igual y si los conoce d...