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Ya faltan cinco días para navidad :D (En la historia)

Nos encontramos a nuestros protagonistas en el centro comercial

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Nos encontramos a nuestros protagonistas en el centro comercial. El frio de la época azota ya hace semanas, por lo que van con abrigos, bufandas y gorros. Burlándose, entre murmullos, de la ropa navideña de algunas de las personas a su alrededor.

Lo cual, es gracioso, porque Samuel tiene guantes con caritas de reno en los dedos, Guillermo lleva una bufanda que hace como la barba de Santa y el buzo de Rubén tiene un estampado de santas en trineo, con Rodolfo y todo. Sumándole los gorritos rojos que el noruego compró apenas llegaron al complejo comercial...

Perfectamente podían ser otro objeto de risas pasajeras.

Pero no, ahí están pasándola de maravillas. Lo que no es malo, es, de hecho, lo que necesitaban. Pues por alguna razón, un peso extraño se había instalado en ellos hace casi un mes. Cuando Mateo, el novio de Rubén, partió una vez más a ser el increíble bailarín que es. La complicación surgió porque la pareja notó inmediatamente que algo no estaba bien. El chico de mechas teñidas actuaba más neutro que lo usual, evitando comentarios alusivos al regreso de su chikistrikis en las fiestas. Preocupándose encarecidamente de preparar todo para la llegada de sus familiares, no dejándose ayudar.

Se cerró, y las llamadas que realizaba de vez en cuando con su padre no eran bienvenidas a su tranquilidad.

Por su puesto, ellos se preocuparon. Pero no puedes ayudar si no sabes cual es el problema; corrección, no puedes ayudar si no confirmas cual es el problema. Porque tienen claro que algo paso con el moreno, si o si, algo pasó. Y aún así, no han podido sacarle ni pio a Rubén. Llegando al punto en que el chico les gruñó. Si, les gruño y se fue a encerrar.

Pasaron dos días antes de que volvieran a hablarse.

Luego de eso, se resignaron, muy a su pesar, a dejar las cosas como estaban y tratar de llevarse como lo acostumbrado.

Y así, nos encontramos en el ahora. En el centro del mall. Con esos tres debatiendo de que dirección tomar cada uno. Fueron ahí para comprar regalos, y no se quieren espiar, así que terminan por irse en caminos distintos. 

Terminan horas después, listos para ir a almorzar y volverse al departamento a pasar la tarde viendo especiales navideños con animaciones cutres en la televisión.

Cada quien esconde los dichosos regalos donde quiere y puede. Pronto se sientan en el sofá.

— Qué mañana.

— No sé como conseguí terminar a tiempo.

— Yo tampoco.

— Oye, Rub. — Habla Guillermo. — Tu hermana, ¿Dónde se quedara cuando llegue?

— En un hotel que esta en el centro.

— ¿El Pedw Paws? — Exclama Samuel. — Ese es carísimo.

— Es lo que hay. — Opina Rubén, resignado. — Yo la ayudare a pagar para que no cuente tanto.

— Bien, creo que ha llegado el momento. — Vieron al albino ponerse de pie, se mostró sonriente. — Voy a hacer una llamada, ya vuelvo. — Saltando alegre, se fue a su cuarto. Los otros dos se quedaron en silencio, hasta que De Luque tuvo una idea de lo que su novio se fue a hacer.

— Este tontito. A los días que decide llamarlos.

— ¿A quien?

— A sus padres. 

La curiosidad llama a la puerta. Pues Doblas no sabe nada de la familia del novio de su ex. Por supuesto, Sam percibe el brillo de interés en los ojos del contrario. Así que, luego de un suspiro, se pone a explicar.

— Verás, mis suegros son... gente adinerada, y tienen una casa bastante grande. Por eso pensamos, ¿Por qué no? Eso es algo que habíamos hablado, sobre pedirles ayuda con el alojamiento los días que tu hermana estuviera aquí. Yo deje todo a decisión de Guille, porque son sus padres, el los conoce mejor. Y por lo que veo, decidió llamarlos. Es probable que al terminar venga y te diga lo mismo. Si ellos aceptan, ni tu ni Lana tendrían que pagar hospedaje.

No habló más. Rubén no se lo permitió porque se lanzó a darle un abrazo. — Es un ángel. — Dijo. — Como lo dejes ir yo mismo te daré de hostias. — Ambos rieron, Doblas se alejó.

— Entonces te agrada la idea.

— Si sale, la acepto.

— Bien, en ese caso, nos iríamos todos para allá.

— ¿En serio?

— Ajá, tendríamos que organizarnos. Nosotros tres más tu familia, son tres más... ¿Mateo vendría? Con el seriamos siete, creo que si alcanzan las habitaciones, yo dormiría con mi chiqui y...

Samuel se dio cuenta tarde de lo que dijo, no había sido su intención. El nombre solo salió. Ahora, el chico a su lado se hallaba callado y tenso. De pronto, triste.

— ¿Rubén? ¿Estás bien? ¿Dije algo malo?

— No vendrá. — Expresó con seriedad. — Mateo no vendrá, nunca más. Ya no es mi novio.

Le dolió. Le dolió decirlo. No se lo había dicho a nadie, la razón por la que de pronto se perdía y no prestaba atención a nada. La razón por la que comenzaba a estar de mal humor. La razón por la que se sentía... poca cosa.

No se suponía que las cosas resultaran así. Sabe que Mateo no pudo haber elegido solo no enamorarse de alguien más. Al corazón no lo mandas. Pero si lo condicionas... ¿Fue tan mal novio como le decían sus ex-suegros? 

Decirlo, lo hizo real. Y los sentimientos simplemente estallaron.

...

Cuando Guillermo volvió, se encontró a Rubén sollozante entre los brazos de Samuel. Fue cosa de un intercambio de miradas con su pareja, comprendió con rapidez.

No dudo ni un segundo ni dos. Se dejó caer junto a ellos y se unió al abrazo. Nunca había visto al noruego llorar, ahora solo esta seguro de que no quiere verlo así de nuevo.

 Nunca había visto al noruego llorar, ahora solo esta seguro de que no quiere verlo así de nuevo

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Duren :'D

Malas ideas /ruwigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora