Malas ideas /ruwigetta

↺ 9 - Impulsivo ↺

Muchas gracias a todas las personitas que votan en esta historia, mucho love para ustedes <3

Guillermo conoció a Samuel un verano en el que fue de vacaciones con sus padres a la playa.

Su padre había arrendado una cabaña muy bonita, con terraza y pasarela hacia un espacio de playa privada. Fue el primero en salir a ver el lugar, pensaba sentarse por ahí y leer un libro junto a la brisa marina.

Entonces lo encontró.

Sentado en la arena, escondido bajo la sombra. Con esa preciosa mirada violeta perdida en algún punto del horizonte marino mientras las lagrimas corrían por sus mejillas. Podría haberle dicho simplemente que se fuera, que estaba en propiedad privada. Pero soltó un "hola" y todo ese plan se fue a la basura tan rápido como su indiferencia.

Y si hay algo que nunca imagino al verlo, fue que la razón de su llanto fuera tan amarga. Porque Guillermo creció con padres amorosos que aceptan su bisexualidad y cada uno de sus intereses; padres que están ahí, que siempre han estado. Entonces no se imaginaba nada como lo que Sam cargaba sobre sus hombros.

Así que escucharlo esa tarde, ser el extraño amable que decidió dar un poco de consuelo...

Le abrió los ojos a otra realidad.

Porque no siempre hay padres con infinito amor para dar, o familia comprensiva. Y sintió, pensó, que el no lo merecía. Sigue pensando que Sam no merece todo ese desprecio.

La cosa es, la decisión que tomo Guillermo y que lo cambio todo... Fue que Samuel no tendría que enfrentarlo solo.

Era una locura, pero veinte minutos después de conocerlo, tomo al chico de la mano y lo llevo a conocer a sus padres, le dio un día feliz, le ayudo a sentirse querido, comprendido. Le dio fuerza, un poco de descanso. 

Y le dio su número.

Conocieron la realidad del uno y del otro entre llamadas, mensajes y emojis. Se apoyaron, se hicieron amigos... y entre creciente esperanza, complicidad y cariño; simplemente sintieron más, mucho más. Solo habían pasado meses desde que se conocieron, pero se golpearon mutuamente con tanta fuerza que se hicieron inseparables.

Y cuando se dieron cuenta, estaban postulando juntos a la misma universidad. Estaban buscando juntos un departamento. Estaban escribiendo juntos... un futuro. 

Fue impulsivo, si; se aventuró a saludar a un muchacho extraño, a escucharlo y darle paz. Más no se arrepiente, porque gracias a eso está donde está. Con el amor de su vida. Siendo feliz como nunca pensó que seria.

Ama a Samuel De Luque como si su vida dependiera de ello. Y así es. Así será siempre.