Me gustas

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Kim Namjoon

Tomé las llaves de mi automóvil y me puse en marcha camino hacia el centro comercial, tengo mi despensa vacía y muero de hambre, sumándole que estoy agotado pues mi jornada laboral se extendió.

Coloqué música para aligerar el ambiente y lograr relajarme un poco mientras conducía por la ciudad.

Empezó a llover y con ello tuve que activar el limpiaparabrisas para despejar las gotitas de lluvia impregnadas en el cristal, mientras enfocaba mi atención en la carretera a mi memoria llegaron viejos recuerdos de mis tiempos en la universidad y sonreí, porque aunque ejercer mi profesión a veces es algo agotador, también es algo que realmente amo hacer.

A diario llegan a mí personas que necesitan ayuda, en esta vida es imposible no tener ningún tipo de problema, pero todos los enfrentamos de distintas maneras.

Mientras que algunos logran encontrar soluciones por si solos hay quienes necesitan una pequeña ayudita para lograrlo y allí es donde entro yo.

Desde joven me apasionó escuchar hablar a los demás, me gustaba mirar a los ojos a las personas y ver las emociones que transmitían cuando contaban lo que les sucedía, ver sonrisas genuinas cuando lo que más deseaban se les cumplía o ver manos temblorosas y ojos llorosos cuando los sucesos realmente dolían. Me gustaba aconsejarles y sentirme útil.

Siempre lo tuve claro y cuando ingresé a la universidad ni dudé en escoger mi carrera porque cuando haces algo que te apasiona, es imposible que te vaya mal.

Así fue como inicié este camino, decidido a ser uno de los mejores, mis esfuerzos han sido recompensados, mis diplomas, certificados y reconocimientos son prueba de ello, tengo un trabajo estable donde soy bien remunerado y puedo hacer lo que me gusta.

Al llegar al centro comercial estacioné mi automóvil e ingresé, tomé un carrito para las compras e hice memoria de todo lo que me hacía falta por comprar.

Fui al pasillo de los vegetales y empecé a tomar espinacas, zanahorias, lechuga, espárragos, pepinillos. Me decidí por comprar un poco de fruta, unas cuantas uvas, fresas y bananas fueron a parar al cochecito mientras pensaba en qué más podía gastar mi dinero que saciara mi estómago, se me hizo agua la boca al pensar en comer un delicioso ramen acompañado de soju, hace tiempo que no bebía y como este fin de semana tendría días libres fui contento al pasillo donde mis próximos objetivos se encontraban.

Cuando di vuelta hacia el pasillo pude observar la cabellera pelivioleta de Jin, recientemente se había teñido el cabello y debía recalcar, le queda de maravilla.

Sonreí sin pensar demasiado en porqué me sentía tan animado y contento de encontrármelo.

-Buenas noches Jin-

-Nam, ¿qué haces por aquí?- se giró sorprendido de verme y esbozó una bonita sonrisa.

-Vine a verte- le tendí la mano en modo de saludo y él estrechó la mía.

-Aigo doctor, no debería mentirle a un paciente- un lindo sonrojo adornaba sus mejillas.

-Viene a comprar alimentos para llenar mi despensa, muero de hambre y no tengo qué cenar-

-¿Aún no has cenado?-

-Salí tarde del trabajo, y ¿tú qué haces aquí?-

-Yo vivo por aquí, vine a comprar unas bebidas-

-Oh, ¿beberás con alguien?-

No me emocionaba oír una respuesta afirmativa de su parte, sin embargo esperé a que se decidiera a hablar.

Aunque no te des cuentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora