Tiempos de Tempestad I

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                                                                               I

Siete días después de que Adriano y Alysa encontraran a Arkno en el bosque, el Rey Nicodelo V convocó a una reunión a las personas más importantes de Redem.

—Gracias a todos por acudir a la reunión —dijo Nicodelo V observando a todos los presentes desde su trono.

—General Henry... Mi mano derecha, y mis mejores soldados —pronunció apreciando la larga y lujosa mesa que llevaba puesta un fino mantel texturizado.

—Últimamente ha habido indicios de enemigos en nuestros territorios... —informó— Recibí un mensajero esta mañana que me trajo información importante. Varios soldados de Denkra estaban investigando nuestros movimientos, soldados de Blesart investigando Dre Blasir, soldados por todos lados... —se cansó y abrumó de solo pensar.

—¿Es una señal, o no? —preguntó el general algo preocupado.

—¿Es una pregunta seria? —respondió el rey mirándolo a los ojos fijamente— Llevaban años sin aparecerse por aquí, desde los últimos intentos de colonización. Pensé que la paz podía ser una alternativa viable pero claramente no es una opción ahora mismo.

—Entonces podrían dar comienzo a una guerra... —dijo Felipe, uno de los soldados algo tenso.

—Nuestro ejército podría seguir preparándose, pero no es suficiente —respondió en medio de un suspiro.

—¿Qué más suficiente que un ejército bien entrenado? —retrucó el general.

—Magia... —respondió pausándose brevemente— No de cualquier tipo.

—¿A qué se refiere Señor? —preguntó nuevamente el general intrigado.

Un tipo de magia que ninguna de las brujas que hemos ejecutado tiene —se exaltó repentinamente— ¡Una muy poderosa! —dijo elevando su tono.

—Señor...

—¡Lo que tenemos no es suficiente! ¡No basta! ¡Y esta maldita guerra no la podríamos enfrentar solos!. —miró hacia abajo con un gran suspiro y frustración— Ya está comenzando —afirmó

—¿Ya hubo una señal? —preguntó el soldado Pedro ante la mirada atónita de todos.

—Al inicio encontrar enemigos cerca podía hacernos sacar conclusiones, pero hoy ya se confirmó —su tono voz disminuyó exageradamente y los miró uno por uno— El imperio del oeste grabó su marca de fuego en todas las puertas de entrada de nuestros pueblos...

Nuestro propio rey declarando nuestra derrota —respondió el general levantándose de la silla rápidamente.

—¿Qué más se puede esperar de esto? Sus brujos son armas letales, pueden destruir y aniquilar sin sufrir ningún daño. ¿O por qué creen que las brujas que se han defendido aquí han muerto?.

—La magia es algo que nuestros dioses aborrecen —le respondió Caesar, otro de los soldados.

—Pero ellos la usarán en nuestra contra y conquistarán todas nuestras tierras —dijo ante la mirada de enojo del general.

—Podríamos usar también la magia como última alternativa , ¿qué diferencia a una de la otra? —preguntó Felipe.

—Los brujos de esta ciudad no podrían usar magia para destrucción o morirían.

Saga de Hechicería: La Sangre MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora