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Al día siguiente
—Sigo pensando en una estrategia, Adara... —dijo mirando hacia un lado.
Ella lo observó sin responder.
—Mientras ese rey y esa maldita bruja sigan al poder del Imperio Sur no podremos conquistar sus tierras, siento que le he fallado a mi padre —suspiró.
—La rendición nunca es una opción, amado. Debes intentarlo, armar a tu ejército nuevamente —respondió en tono adulador.
—Sé que no, pero no hay poder suficiente como para derribarlos, sin el control de Redem no podremos ganar. ¡No logro obtenerlo, y me molesta demasiado! —gritó repentinamente en frustración.
—No importa quién se interponga en nuestro camino, enfrentarán las consecuencias —sonrió levemente.
La puerta de entrada al trono sonó con un par de golpes.
—¡Señor! —gritó uno de los guardias
Andreus miró hacia la puerta y dio el permiso de entrada.
Un hombre completamente vestido de negro entró dejándose ver ante el rey.
—¿Y tú quien eres? —frunció el rostro interrogativamente ante la atenta mirada de Adara.
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Enrique entró a la cabaña de Alysa lentamente y sin previo aviso.
—Alysa, ¿está bien?
Ella se encontraba sentada en su cama.
—¿Aún no despierta, no? —preguntó mirándolo con sus ojos completamente llorosos.
—Lo siento mucho Alysa, es como una especie de trance.
—Inspiró aire a través de su congestionada nariz y sus labios temblaron un segundo —Pero el hechizo lo curó completamente, ya debería haber despertado.
—Los efectos de un basilisco son mortales ante cualquier ser. Pero sé que no ha muerto, ¿alguna vez murió alguien que forme parte de su propósito?
—Esa palabra me tiene agotada, Enrique. No sé que podría pasar si muere. ¡Todos por mi culpa Enrique!
—Nada es culpa de usted, Alysa.
—Primero Arkno... y ahora... Adriano —lo miró a los ojos— Si no hubiera sido por mí nada hubiera sucedido.
—¿Arkno? ¿Quién es? —preguntó confundido.
—Fue alguien importante —respiró mirando hacia un costado y una lágrima cayó por su mejilla.
Enrique dejó su espada contra una de las paredes de madera y se sentó a su lado.
—Sabe Alysa, usted es joven. No da mi cabeza para imaginar las cosas que debe haber tenido que afrontar.
—Un giro radical en mi vida, dolorosas muertes, soportar guerra tras guerra, sobrevivir a la muerte y ahora tener al hombre más importante para mí tirado sobre una cama sin reaccionar —una gran angustia emergió de su interior, un nudo en la garganta la oprimía.
—Mi alma pareciera de un anciano de quinientos años, pero aún así conservo la mentalidad de mi juventud aunque no lo crea. Sabe, yo fui huérfano. Un pobre más en la historia de este pueblo.
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Saga de Hechicería: La Sangre Mágica
FantasyAlysa siente en lo más profundo que debe encontrar el camino hacia el verdadero propósito para el cuál fue elegida, ordenar cada pieza para lograr la redención de la humanidad con un solo objetivo: unificar la sangre mágica para siempre. Pero el pa...