Tiempos de Tempestad V

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Al siguiente día, a tempranas horas de la mañana...

—Señor, nuestros encargados encontraron dos brujas de sangre behárica. —dijo el General Henry— Allegados a ellas confesaron, las tenemos a nuestra disposición.

Tráelas, Henry —dijo levantándose del trono lentamente

Henry dio la orden a los guardias que aguardaban afuera con las dos mujeres y las trajo, haciéndolas pasar delante del Rey. Una era una joven y otra adulta, sus rostros estaban pálidos y temblaban ante la mirada de Nicodelo.

—Tranquilas... —dijo pausadamente Nicodelo— No las asesinaré. Redem ya no sacrificará brujas, ahora el pueblo tiene una nueva misión para ustedes —dijo ante la mirada de las mujeres quienes no dijeron una sola palabra— ¿Tienen sangre mágica? —preguntó.

S..Sí tartamudeó a la par que la otra asintió con la cabeza.

—Henry —miró hacia el general— Solo hay una cosa que probar y si no funciona...

—Morirán... ¿no?.

—No lo sé... —dijo observando cómo las brujas comenzaron a llorar angustiosamente— Nunca utilicé magia de protección con una sangre distinta a la mía, pero intentaré protegerlas.

Protecția sângelui —pronunció Nicodelo apuntando con la palma de su mano hacia la bruja más joven y luego reiteró el mismo hechizo hacia la otra mujer. A continuación, un aura espiritual las rodeó.

—Esto les dará protección, brujas... —dijo mirándolas fijamente— Si algo sale mal, hay una probabilidad de que no mueran.

—Su sangre, es behárica. Es descrita como pura, justa, bondadosa y protectora. Ahora, quiero que usen esa sangre para poder hacer justicia aunque eso implicara lastimar o herir a otras personas.

—No entiendo... —respondió la bruja adulta.

—Sabes quién soy y lo que he hecho con tu sangre, bruja. —dijo— Piensa en ello y concéntrate, sin lanzar ningún hechizo. Mírame a la cara —él se paró frente a ella.

La bruja lo miró fijamente. Tras unos segundos, su cara se frunció demostrando un profundo odio y a continuación de sus manos comenzó a crearse un resplandor blanco brillante, ante la mirada atenta de la bruja más joven.

—Suficiente. —dijo Nicodelo retirándose de su vista— Ese mismo odio es el que te mataría si intentaras hacerme daño. —Henry lo miró fijamente con intriga— ahora quiero que me mires nuevamente a los ojos, pero pienses en lo que verdaderamente es justo. ¿Es justo matarme por venganza, o por justicia? —se paró nuevamente delante de ella— Pronuncia Mor fără suflare contra mí y cierra tu mano... Cuando sea suficiente ábrela. No dejes que la ira se apodere de tu ser completamente o morirás —dijo Nicodelo.

—Señor, ¿Está seguro...? —preguntó nervioso.

—Es la única forma de averiguarlo Henry —respondió— Hazlo, ahora —la miró a los ojos.

Mor fără suflare —pronunció la bruja apuntando con la palma de su mano hacia Nicodelo, y a continuación cerró su mano.

Nicodelo inmediatamente cayó al piso, comenzó a gritar agonizantemente hasta que dichos gritos se hicieron casi inaudibles debido a la asfixia. Henry se inquietó presenciando la situación. La bruja comenzó lentamente a quedar pálida, sin poder abrir su mano. Se encontraba casi en un profundo trance.

Saga de Hechicería: La Sangre MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora