Misterios Oscuros VIII

40 1 0
                                    

Enrique y Alysa volvieron a Redem, dónde charlaban en la sala del trono acerca de lo sucedido.

—¿Hace cuánto tiene estas visiones, Alysa? —preguntó sorprendido sentándose lentamente en su trono.

—Mucho tiempo... Desde antes de poder conocer todo lo que vendría después —respondió.

—Es impactante todo lo que le han dicho.

—Me habló acerca de la sácrifo Enrique —lo miró fijamente.

—Esos monstruos se crean a partir de maldiciones...

—¿Conoces más detalles al respecto?

—He leído mucho sobre alquimia a lo largo del tiempo.

—Tal vez podamos descifrar el mensaje. No se a qué se referió cuando mencionó que hay tres criaturas... —preguntó confundida.

—Leí un relato, existió una vez un sácrifo macho. Mató mucha gente y causó muchos estragos... —respondió.

—¿El sácrifo se dejaba ver? ¿Cómo eso es posible?

—Cada un tiempo iba al pueblo en su forma bestial y el rey debía entregar un sacrificio.

—¿Entregar un humano? —preguntó anonadada.

—Suena cruel Alysa. La bestia despedazaba el cuerpo y solo así calmaba su sed, aunque volvía al tiempo. Si no lo hacía, se dirigía al pueblo a devorar gran parte del mismo.

—Pero Adara es diferente, no actúa como aquél sácrifo.

—El primero fue vencido, hay partes de la Profecía de Behar que no hemos podido comprender, Alysa. Adara es estratégica, poderosa, incluso tiene al mando un basilisco.

—No lo entiendo Enrique, cómo es capaz de tener bajo control tantas cosas...

—Herramientas, Alysa. Todo las han sido. Nicodelo solo fue el encargado de desatar algo que debía suceder.

—¿Todo estaba predestinado? —preguntó.

—No lo sé con exactitud, pero La Bestia de Alakzona fue vencida con la sangre originaria descenciente. Si la mujer de sus visiones le ha dicho que son tres, por momentos me hace pensar que...

—¿Qué, Enrique? —lo interrumpió.

—Que tal vez las calamidades sean lo mismo, Alysa. Tres sácrifos, reencarnaciones la una de la otra.

Alysa lo miró fijamente, levantó su cabeza y tragó grueso.

—¿Una reencarnación mas poderosa?

—¿Acaso no recuerda la Profecía de Behar?, —replicó— ¿que toda sangre derramada desataría peores calamidades?. La sangre dóthica ha causado muerte, tenerla corriendo por las venas es casi una maldición y lo sabe perfectamente —la miró seriamente.

—Entiendo... —respondió débilmente.

—Pero no logro descifrar quién está tras todo esto.

Ella comenzó a sentirse extraña. Cerró sus ojos y un gran resplandor comenzó a crearse en sus manos.

—¿Alysa, está bien? —se pausó unos segundos— ¿Alysa?.

°•÷°•°•°•°•°•÷°•°•°•°•÷°•°•°•°•÷°•°•°•°•°•°÷°•°•°•÷°•°

Sin decir una sola palabra, comenzó a tener una gran visión que la llevó a lo más recondito de su subconciente. Abrió los ojos y notó que se encontraba en el forestal que rodeaba Redem, allí donde dormía profundamente el basilisco mientras la sácrifo en forma de Adara caminaba rodeándolo en círculos a pasos ligeros.

Saga de Hechicería: La Sangre MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora