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"La verdadera compasión es más que arrojar una moneda a un mendigo; llega a ver que un edificio que produce mendigos necesita una reestructuración"

—Martin Luther King



El silencio ensordecedor de la mañana le provoco un extraño sentimiento de  inquietud en su interior, un sentimiento de inseguridad con el alrededor, estando en su propia casa, un extraño recordatorio de que no estaba en total seguridad ni calma, algo se aproximaba, demasiado cerca y tenebroso que sentía una necesidad de salir de ahí cuanto antes y no volver. Pero sabía el porque de ese sentimiento. Lo sabía perfectamente.

Acomodo el nudo de la corbata con rapidez sabiendo el porque de su inquietud, se miró una ultima vez en espejo antes de tomar su pistola y revisar el cartucho, debía estar preparado para lo que sucedería, si es que llegara a suceder como había escuchado.

La guardo en su cintura como costumbre sintiendo contra su piel lo frio de la arma al ser colocada en su lugar correspondiente, miró como si esa fuera la ultima vez que miraba su habitación, misma que había pertenecido a él desde que era un niño, con un sentimiento de desesperanza con algo de inquietud, sabia que quizás era la ultima vez que vería esa habitación, esa casa que tantos recuerdos buenos y malos que tenia de ella, tantas cosas impregnadas en esa solitaria y enorme casa con miles de secretos y peligros.

Salió de la habitación siendo escoltado por sus cuatro hombre de seguridad, evitó bajar las escaleras a planta principal siendo cuidadoso con sus movimientos, no quería que alguien más dentro de la casa supiera de su presencia a esas horas de la mañana, los demás guardias debían inferir que se encontraba descansando hasta pasado el medio dia, era la orden que habia dado a todos después de que se fueron sus invitados, algo inusual viniendo de él pero que nadie se inquieto ante ello por que esperaban algo después de la larga fiesta que duro tres días completos.

¿Quién lo haría?

Después de todo a nadie le importaba lo que hiciera con su vida, muchos hombres y mujeres en el mundo lo quieren muerto cuanto antes y les daría un poco de circo para llenarles el ego y mantenerlos lo más ansiosos e inquietos posible.

Aprovecharía la oportunidad que se le había presentado pretagonizando cada mínimo detalle. 

En vez de girar a la izquierda como debia ser avanzó derecho a la pared final del pasillo donde nada había, ni una puerta ni una ventana, nada a simple vista de los demás. 

Coloco su mano al centro de la pared a la altura de su pecho abriendo un compartimiento secreto, colocó la contraseña apenas apareció un teclado frente a el y una cámara de reconociendo ocular, fue escaneado su iris de inmediato abriendo la puerta secreta que se escondía a la vista de todos, se adentró colocándose al fondo para configurar la misma y que sus hombres se adentraran a la misma. 

El descenso fue inmediato, pero imperceptible para todos, gracias a la última tecnología que tenia y lo que pocos llegaban a imaginar, cientos de compartimientos de huida y que nadie sabia al respecto, su seguridad era primordial para él y para sus negocios. Dos noches atrás se había escabullido a los dormitorios de los guardias sin que se dieran cuenta logrando escuchar el plan que le tenían tendido a él, mismo que ciertamente se imaginaba pero que era demasiado arriesgado dadas las colindancias del lugar en el que vivia pero que lo tenian sin cuidado al saber que nada le sucederia. 

Miró su celular al sentirlo vibrar en la bolsa de su pantalón

Liso señor 

Asintió guardando el mismo en su bolsillo después de leer la respuesta de WeeIn, y que mujer ya lo estaba esperando en el lugar acordado, sólo espera a que Hyo-Jin respondiera tambien, tendría que sacar a las personas que le servian con su vida por años antes de que la muerte los tocará. 

AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora