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"Algo se marchitó en él: quizás la fe en la perennidad de la infancia"

— Miguel Delibes

No sabía si debía sentirse aliviado o muy asustado por la extrema soledad y silencio que dejó ese hombre minutos atrás.

Desconocía a dónde se fue y si dejo a alguno de sus hombres o si se llevó a todos pero ciertamente no quería saber al respecto, no quería saber nada que tuviera que ver con aquel ser despiadado que lo tenía en la mira.

Mucho menos después de lo que le insinuó, su mente le advertía que podrían ser ideas erróneas pero también algo dentro de su corazón le gritaba que lo que ese hombre quería de él era algo iba en contra de sus valores y educación, una barbarie con la que su tío también lo amenazó y que se negaba a qué eso sucediera. No debía permitir que fuera ultrajado de esa forma, si bien, en las circunstancias en las que se encontraba no tenía opción deseaba con toda el alma evitarlo.

No quería ser follado por nadie, ni ahora ni nunca. No deseaba que otro hombre tocará su cuerpo cuando ni siquiera había experimentado su sexualidad, le atraían las mujeres pero jamás había estado con una. Desde que sus padres murieron sus tíos le prohibieron todo tipo de relación con cualquier persona para tenerlo como esclavo para ellos noche y día.

Pero siempre lo amenazaron con venderlo a los bares gays por tener una cara bonita que a muchos hombres les podría justar, razón por la que quizás siempre uso cubrebocas y grandes capuchas que ocultaban su rostro para evitar que alguno de los socios de su tío lo llegará a ver de alguna manera indebida durante esas fiestas asquerosas a las que tenía que ir y limpiar después.

Guardo la copa de cristal en el lugar correspondiente no sabiendo que más debía hacer ahora que se encontraba solo o aparentemente solo como le dejaron ver.

Lo agradeció en su momento al provocar que se fuera y no le hiciera daño como le dejo ver, las acciones peligrosos que dejó le causarán mayor miedo y peligro por su vida al saber que si intentaba algo terminaría mal, muy mal.

Razón por la cual no sabía si debía intentar huir en alguna oportunidad aunque sabía de antemano que lo encontrarían y le iría peor, su desgracia era seguir con vida bajo el poderío de AgustD el hombre más temible y poderoso del país, mismo que era enemigo de si tío.

Los carteles enemistados con AgustD eran pocos, contados por lo que era fácil saber quién era enemigo y quién aliado, más aún ante ese hombre que controlaba más de la mitad del territorio del país y tenía a espias por todos lados. Poco sabía del negocio y lo poco que sabía eran cosas horribles de la red de prostitución y la venta ilegal de cocaína, asuntos que el estado no se atrevía a siquiera meter sus narices en ellos.

Nadie que apreciera su vida se atrevía a intentar algo contra ese hombre.

Por lo que su vida se encontraba en manos de ese terrible ser que le insinuó tener sexo cambio de darle privilegios de los que no quería saber nada.

Nada.

Escalofríos le provocaba el solo pensar en que ese hombre toque su cuerpo, ¡Un hombre! ¡AgustD especialmente!

Se limpio las lagrimas de sus ojos evitando que el llanto hiciera acto de presencia y lo pusiera más aterrado de lo que ya estaba con lo ocurrido minutos atrás.

El silencio de su alrededor le provocaba náuseas apesar de que por alguna razón debía sentirse bien y tranquilo por no tener la presencia de ese hombre y su gente merodeando por todos lados.

Observo a los lados no encontrando absolutamente nada que le distrajera, la sala era grande con dos sillones y un pantalla de televisión, no había más muebles a comparación con la cocina que en ella se encontraban muchas cosas.

Supo desde el primer día que llegó ese lugar se encontraba demasiado lejos de la ciudad, las horas eternas en la carretera le advirtieron aquello y el camino en terracería fue por igual por lo que sería difícil huir de ahí. Por las noches solo se escuchaba el golpe de las olas y las aves por las mañanas. Sin otro sonido de habitantes.

Aunque era algo que debía comprender al saber que el hombre que atendía era nada más y nada menos que AgustD, podría hasta estar fuera del país son siquiera saberlo.

Temblorosamente se acercó a la televisión dudando en si debía encenderla o simplemente irse a dormir al no tener algo más que hacer, una sola vez vio a la mujer mirar las noticias en esa pantalla por lo que suponía que debía tener señal.

¿Y si le daba otro castigo? ¿Sería correcto hacerlo? ¿Qué más podría perder? Tal vez si lo hacía lo asesinaria y por fin dejaría de vivir bajo la opresión de ese hombre.

Llevaba años sin ver la televisión y tener una en esos momentos le causaba curiosidad encenderla, desde que sus padres se fueron jamás volvió a ver algún programa de televisión ni algo que tuviera que ver con ello por su propia cuenta, más de una vez la escucho de fondo mientras limpiaba y ordenaba los desastres de su primo pero jamás fue él el causante de buscar un canal o buscar alguna programación.

Al ser su tío alguien peligroso y de rápido movimiento siempre tenía que estar de un lado a otro, siempre alerta para evitar ser castigado y golpeado.

Se asustó un poco cuando el control cayó de la mesa al tocarlo por lo que lo alzó de prisa dejado lo en el mismo lugar en el que se encontraba, busco con la mirada en el alrededor a alguien que lo haya visto pero solo fue su paranoia porque nadie más se encontraba ahí.

Después de largos segundos de pensarlo se atrevió a encenderla, quedando fascinado por lo colorida y si realista que se veía, nada comparada a los pocos recuerdos que tenía de su niñez, simples caricaturas que poco a poco y con el tiempo se fueron alejando de su mente pero apesar de ese se negaba a olvidar, porque esos recuerdos eran los más preciosos que tenía de su familia.

Una mujer y un hombre fueron los primeros en aparecer en la pantalla apenas está encendió por lo que los dejo hablar de algo que de cierta manera le interesaba.

— ..fueron encontradas cintas de grabación, videos y fotografías que rebelan la otra vida del senador Lee que se mofa en hacerle frente a los grupos delictivos y estar en contra de la red de prostitución, misma que él mismo dirije y que con las pruebas encontradas y la investigación de la fiscalía apuntan que es una de las cabecillas de la organización..

— Gracias a las arduas investigaciones de la policía y los diversos departamentos encabezados por el agente Jung han caído más de estos líderes de carteles y red de prostitución..

Cambio de canal no queriendo saber nada al respecto porque lo único que quería era estar alejado de las situaciones de peligro y de las que significarán problemas para él

El segundo canal le dejo sin palabras al no haberlo visto nunca antes, bailes, concursos, música y demás por lo que se pasó toda la tarde y gran parte de la noche mirándolo, misma acción que repitió por los siguientes tres días en los que no se dieron señales de ese hombre.

Días en los que solo se levantaba, cocinaba y volvía a la televisión amando cada programación del canal.

AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora