¶7¶

1.7K 252 21
                                    



"¿Qué es el lujo? Según mi sentir, es todo aquello que debe considerarse superfluo para la felicidad del hombre".


— Vicencio Gioberti



El traje negro permanecía tendido sobre la cama de su habitación, en la espera de que fuera puesto sobre su cuerpo, el brillante de sus zapatos le hacía compañía a lo vacío de sus atuendo y color.

Tenía un año exacto de no hacer esa reunión con todos sus allegados y amigos cercanos, un año más en qué conmemoraba la muerte de quién una vez fue su segundo padre, la persona que le dio y quitó todo a la vez, la misma persona que llegó a su vida para cambiarla y hacerla, tal vez una mierda total o tal vez una de lujos y poder, tenía sus pros y contras, algo que no sabía, aún con el tiempo, si debía agradecer o maldecir.

Pero que le había dado una oportunidad más de vivir.

Pero que tenía claro y muy presente era que ese hombre temido y odiado por muchos forjo su carácter, vida y destino en algo que nadie nunca se imagino se imaginaria.

Le debía el respeto y cariño como hijo, aunque no tuvieran los mismos genes y la sangre correr por sus venas, y ese mismo año recordaba su décimo aniversario luctuoso, un recuerdo que había marcado por segunda vez su vida, una marca que con el tiempo dejaba de ser dolorosa pero no olvidable y abandonada, porque los culpables de esa desgracia aún seguían vivos, escondidos en sus ratoneras.
Dos personas especialmente, seguían con vida, dándoles el privilegio de vivir como castigo de sus actos, dejándolos vivir en el terror y la incertidumbre de lo que les pudiera pasar, en cualquier momento, jugaba con sus mentes hasta el punto de enloquecerlos, acorralarlos y exprimirlos hasta la última gota de sudor que saliera de su cuerpo, todavía no se cansaba de jugar con esas ratas rastreras de alcantarilla.

Aun les tenia muchas cosas preparadas para ellos, especialmente para el que actor intelectual de esa masacre.

El sonido de las llantas de un auto rechinar llamaron su atención, dibujo una diminuta sonrisa al reconocer la entrada triunfal de aquella persona que estaba llegando a su casa. 

Con pasos lentos se acerco a la ventana de su habitación para, a través  de ella, rectificar que era cierta su suposición. Un deportivo negro se había estacionado frente a la entrada de su casa, tres autos negros le siguieron, los guardaespaldas fueron los primeros en salir de sus autos para después, aquella persona saliera. 

Tanto Red como JK habían hecho exactamente lo que les pidió que hicieran a su vista, no podía confiar en sus hombres de seguridad en esos momentos, después del incidente de noches atrás, había dejado claro ante cada uno de sus visitas que llevaran seguridad suficiente y de confianza como requisito indispensable para seguridad de ellos mismos. Algo diferente a años anteriores.

No confiaba en ninguno de sus hombres de seguridad, no ahora que sabia de la traición de su jefe de seguridad que había servido años enteros a él, aun estaba investigando a profundidad al respecto para saber a qué de atendía y no poner en alerta al hombre que aún se encargaba de la seguridad de si casa, por el momento.

Miro a Jk bajar del auto con elegancia, algo característico de él, en cual fue inmediatamente recibido por la madam de la casa.
Aún faltaban la mayoría de invitados: PJ, Hoseok, Seokjin, Chanyeol y su hermano; Namjoon quien debía estar sobrevolando los cielos coreanos en esos momentos, un año desde que no se veían.
Se alejo de ventana con rapidez dispuesto a colocarse el traje, sus movimientos rápidos y ágiles le permitieron vestirse con elegancia y rapidez manteniendo la compostura correcta que se había grabado por años de práctica.

AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora