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"El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal"

— Aristóteles

No entendía que era lo que estaba sucediendo.

Tampoco lograba tranquilizar los fuertes y erráticos latidos de su corazón retumbando contra su pecho, ni de poder controlar el miedo y pánico que sentía su cuerpo conforme los minutos pasaban y aquellos tipos lo mantenían a él y a la pequeña niña agachados escondiendo la cabeza bajo los asientos del vehículo, una sensación de miedo y terror llenando cada poro de su ser.

El miedo siendo más fuerte que nada y la desesperación no dando tregua a su alma ante la impotencia que ese sentimiento negativo y perverso calaba cada fibra de su ser.

El temor por no lograr proteger a la niña que iba a su lado era más grande que el miedo por su propia vida; por la niña daría su vida protegiéndola con su cuerpo y alma si era necesario, el no saber que era lo que iba a suceder o que era lo que le esperaba a ambos al llegar al lugar al que los dirigían, a dónde los llevaban con tanta urgencia y misterio. O si esos tipos eran los hombres de AgustD, no lo sabía, todo era tan confuso y aterrador que no sabía que debía hacer.

Todo fue tan rápido que apenas y lograba saber dónde estaba, los sucesos fueron tan rápidos y borrosos que poco lograba recordar al respecto, tan rápido y peligroso que su mente seguía en shock por los acontecimientos.

Recuerda vagamente estar recostado sobre el sofá tratando de dormir mientras veía las caricaturas en la televisión, la infante dormía pacíficamente a su lado después de largas horas de estar viendo las caricaturas. La noche haciéndose más profunda y el sueño poco a poco apoderándose de su cuerpo, a punto de cerrar los ojos y quedarse completamente dormido para después escuchar el estruendo de la puerta siendo golpeada con brusquedad y al final recuerda vagos sucesos de lo acontecido, entre borrones de la oscuridad y empujones bruscos para salir de la casa inmediatamente, segundos que fueron eternos para su corazón.

El ser llevados a rastras y con rapidez al interior del yate fue el momento que más vivido recuerda y el pequeño cuerpo de la niña en su compañía.

El viaje el yate fue rápido después de que fueron montados a él y que esos hombres se llevarán cosas de la casa, después al llegar a tierra el ser llevados nuevamente a la fuerza en el vehículo de cuatros ruedas; escondidos bajos los asientos del mismo.

Solo escuchando el motor del auto acompañado de los latidos de su corazón, un viaje largo y muy silencioso. El miedo calando dentro de su mente y cuerpo haciendo más difícil el mantenerse calmado. Tenía miedo, terror al estar ahí siendo nuevamente secuestrado por quién sabe quién y siendo llevado a quien sabe dónde.

Con el miedo y la ansiedad en su cuerpo se quedó dormido, por ratos, despertaba y seguían en la carretera.

No sabía a qué hora del día era o si seguía siendo de noche cuando el ruido de la carretera cambió, las llantas del vehículo anunciaban que el asfalto quedó atrás siendo remplazado por el crujir de la grava y los movimientos más perceptibles al avanzar. Una ruta diferente a la que se llevaba durante horas.

Su cuerpo adolorido por la posición en que se mantuvo toda la noche calo las fuerte en sus huesos y su nuca, no sabiendo realmente cómo lograría bajar de ahí, preocupado por la forma en que la niña también estaría adolorida o asustada por la forma en que seguían siendo llevados.

Después de minutos que parecieron horas el auto se detuvo, el silencio y el pánico siendo verdugos en su cuerpo.

¿Que iba a suceder con ellos ahora que habían llegado?

¿A dónde fueron llevados?

¿Era gente de AgustD o estaban en manos de alguien más? Sin duda prefería seguir en manos de ese temible ser que de cualquier otro. Al menos con ese hombre no recibía golpes y maltratos, abusos psicológicos y amanezas con mandarlo a un prostíbulo.. aunque aquella vez lo que hizo y dijo le advirtió lo peor.. una amenaza que temia se hiciera realidad.

— Bajen ahora.— ordenó un hombre abriendo la puerta del auto.

Tenía miedo y terror por lo que pudiera suceder pero no tenía de otra, para salvar su vida y la de la niña debía obedecer.

Bajo lo más rápido que pudo tratando de no quejarse del dolor en sus miembros y en el cuello, el sol del medio día le lastimó los ojos, mirada que bajó inmediatamente al suelo recordándose que no debía mirar a los alrededores, a nadie ni a nada por temor a ser castigado independientemente de sí era para AgustD o no.

Colocó a la niña a su lado tomándola de la mano tratando de tranquilizarse y tranquilizar a la niña que se negó a bajar la mirada a pesar de que le susurró en que agachara la cabeza.

Siguieron a los dos hombres que avanzaron frente a ellos.

El calor dejó de quemar su piel cuando entraron a lo que parecía una habitación, el blanco piso y el agradable aroma a cedro tranquilizó su cuerpo, el aire frío de la habitación estremeció su cuerpo.

— Señor, su encargo acaba de llegar.— informó uno de los hombres.

El silencio se hizo notable por largos segundos hasta que el sonido de zapatos contra el suelo resonó en el suelo.

La tensión se hizo presente ante la presencia de esa nueva persona.

— La habitación de abajo es para él y la de arriba es para ella. — fue lo único que dijo ese hombre antes que sus zapatos volvieran a resonar y poco después aquellos hombres que los escoltaron se dispersaran por los alrededores.

— Es por aquí.— anuncio una voz femenina que ya conocía a la perfección.

Estaba de regreso. En la casa y presencia de AgustD, una sensación de alivio azotó su cuerpo sin saber comprenderlo porque se sintió así.

Era una alivio saber que estaba en un lugar "seguro" fuera de las garras de su tío pero "peligroso" porque ese hombre era aún más peligroso que su tío, más poderoso y sanguinario que cualquier otro hombre en la tierra y de alguna forma le pertenecía. Su vida estaba en manos de ese hombre que medio continente usaba a su favor.

La niña fue retirada de su lado mientras que él sólo siguió los pasos de esa mujer, evitando mirar algo más que solo el suelo frente a él, una habitación pequeña y sencilla le fue dada detrás de las escaleras casi al fondo del pasillo.

Una cama con una mesita de noche y una lámpara, habitable y tranquila para vivir el tiempo que tuviera que estar ahí.

— Seguirás encargado de la asistencia del señor AgustD, los cambios de ropa están en ese mueble de la esquina. Cualquier cosa me lo haces saber.

Habló la mujer dejándolo solo en ese pequeño espacio donde dormiría a partir de ese día y del mal presagio que se instaló en su pecho al saber que estaría sirviendo directamente al hombre que le insinuó cosas de las que estaba huyendo al lado de su tío.

¿Era en serio o sólo se trataba de someterlo a miedo y paranoia?

AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora