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"El miedo excesivo siempre es impotente"

— (Esquilo)



La fascinación ante su imponencia era una de las cosas que mejor disfrutaba de la vida que llevaba, el temor que infringia en los demás era algo que pocos lograban desarrollar a través de los años y de sus banales intentos, el miedo que provocaba el solo pronunciar su nombre era la causa de que todo el mundo temblará a sus pies, el poder de ser el único rey dentro de sus juegos y deseos, la única persona que tenía en sus manos la libertad y tranquilidad de los hombres en la tierra.

Sentirse poderoso e inalcanzable le proporcionaba confianza y superioridad adversas situaciones, y ponía aprueba su mentalidad y estabilidad emocional, al controlar su ego y orgullo, algo que todos olvidaban cuando llegaban a la cima y que los hacía perder la realidad de las cosas. La superioridad le jugaba en contra a la mentes pequeñas y débiles que no lograban mantener bajo control las emociones que los rodeaban.

Con el tiempo aprendió a controlar las emociones para evitar que su futuro se viera envuelto en complicaciones de esa índole, conoció a lo largo de su vida y por conocidos de su padre a muchos hombres con gran futuro en los negocios pero que la avaricia y la arrogancia terminaron por destruir los futuros prometedores que los esperaban.

Sus propios hombres llevaban a ese final al no saber manejar su propia mente arrastrando consigo la muerte misma.

Misma que les esperaba a todos pero que a diferencia de ellos, él sabía perfectamente que moriría por su arrogancia ni ego. Lo tenía muy presente y sabía que así sucedería.

Tomó la copa entre sus dedos acercándola a su nariz para oler el alcohol de la copa, tomó un trago relajando sus músculos tensos por el entrenamiento rigurosos al que sometió momentos atrás y mismo que realizaba todos los días apenas el sol daba señales de asomarse en el cielo.

La temperatura en su cuerpo seguía alta apesar de la ducha algo por lo que quizás el pensamiento de someter al joven frente a él le resultó excitante, ver su miedo reflejado en su cuerpo le provocaba emociones placenteras de las que jamás se quejaba. Acorralar a un cordero vulnerable le resultaba insignificante pero la diferencia del cordero puesto frente a él era que le gustaba asustarlo con sus amenazas y ver su miedo ante cada ruido, verlo volverse paranoico cada día que pasaba tratando de hacerse invisible para todos pero que fracasaba al ser el único chico que lo atendía personalmente.

Tal vez eso el castigo que inconcientemente le puso, la incertidumbre podía enloquecer lentamente. El miedo a lo desconocido era a lo que todos tenían y a los que de mente débil caían sin mucho esfuerzo.

— .. aquella vez note que posees algo que podría compensar tu falta. — bebió la última gota de alcohol con picardía al notar el tembloroso cuerpo del joven a sus pies.

No podía ver su rostro pero apostaba que se encontraba  conteniendo sus lágrimas, mismas que no le hablandarian el corazón.

Colocó la copa sobre la mesa de madera para después dar un par de pasos lentos alrededor de cuerpo titubeante masculino. El silencio rodeando el alrededor sin esfuerzo al escuchar los primeros sollozos.

— Aún no digo de que se trata y tú ya estás llorando.. aunque sin duda me importa poco si lloras o te niegas. Tu vida me pertenece, todo lo que tengas y sientas me pertenece a mi. Soy el amo y señor de estás tierras y de sus alrededores y eso incluye tu vida y la de todos los que me sirven.

Formó una mueca pequeña en su rostro de felicidad al escuchar los sollozos lastimeros del chico, se acercó con la intención de intimidarlo un poco más antes de regresarlo a la cocina.

El miedo en su cuerpo le provocaba satisfacción en muchos niveles que era imposible pasarlo desaparecido, ese chico, mismo que ya lo tenía en la mira por la forma en la que siempre terminaban cruzándose en situaciones peligrosas o se trataba de mala suerte para el chico que temía por su vida.

El recuerdo de aquella vez que lo vio desnudo en la ducha golpe su mente, lo recuerda. La espuma bajando por su espalda y trasera, mismo que era grande para ser de un hombre común. No tenia problemas con su sexualidad y mucho menos si quería follar con un hombre al fin de cuentas era un cuerpo com vida que podía satisfacerlo sexualmente. Algunos de sus bares se encontraban repletos de gays y prostitutas a los que no les importaba que l quien se los follaba.

Y ese chico estaba a su disposición, noche y día.

— Levántate.— ordenó alejándose dos pasos del chico temeroso que obedeció la orden con rapidez.

La satisfacción creciendo en su cuerpo ante ello.

— Tan fácil como acatar una simple orden, si no causas problemas tendrás una vida simple y con privilegios que te irán proporcionando.. La lealtad es algo que aprecio mucho y que es gratamente recompensada.— rodeado el cuerpo contraria analizando de arriba a bajo el cuerpo menudo del chico.

Esa ropa vieja y holgada impedía apreciar el    cuerpo que recordaba haber visto baja el chorro de agua.

¿Su piel sería suave como la de las mujeres?

Había estado con pocos hombre durante su vida y esos tipos no fueron lo suficiente para satisfacerlo por lo que siempre recurría a las féminas mismas que iban desde las más cotizadas modelos del país hasta las experimentadas damas de la noche en los burdeles. PJ siempre le tenía a las mejores flores disponibles cuando deseaba un par de horas de relajación.

Se recogió las mangas de su camisa para después acariciar los hombros contrarios, mismo tacto que el chico quiso rechazar pero que no hizo nada para evitarlo, la tela sencilla le proporciono el calor corporal contrario.

— El día de la exploración vi algo que me gustó — confesó susurrando detrás del cuello del joven que tembló ante su tacto más cercano.

— P-por favor.. no.— la voz entrecortada del joven fue apenas escuchando por él apesar de estar demasiado cerca uno de otro.

— ¿No? — sonrió con arrogancia aferrándose a las caderas estrechas del joven quien gimió asustado por sus actos. — ¿Acaso no te gustaría ser follado hasta los sesos por mi? Apuesto que si, podrás presumir a lujo de detalle que fuiste la perra la AgustD. Muchos te envidiaran por haber tenido entre tus piernas al hombre más buscado y poderoso del mundo.

Cerró los ojos al oler el jabón de baño en el cabello del chico, limpio. Sus manos presas en las caderas del joven mismo que temblaba bajo su tacto.

Olió un par de veces sintiéndose relajado por el aroma a limpio a jabón de baño que era uno de sus aromas agradables, y haciendo más segura su decisión de joderlo un par de veces.

Metió las palmas de sus manos dentro de la camisa del chico si tiendolo tensarse a su tacto.

Se alejo con fuerza y rapidez al escuchar se fondo la llamada entrante del único teléfono móvil que jamás quería que sonara.

Lo tomó de prisa odiando la sola idea de hacerlo. Su mano tembló ante ello pero se obligó a hacerlo.

Trago duro al escuchar pasos rápidos y pesados por el lugar y después el sonido de una arma al disparar seguido de un golpe sordo caer sobre algo.

El enojo se apoderó de su cuerpo ante la noticia, arrojó el teléfono desechable contra la pared ante la impotencia y furia que iba creciendo en su pecho.

La mataron.

Tironeo de su cabello furioso al verse cada día sin uno de sus aliados.
La puerta fue abierta de golpe por sus guardaespaldas y por WeeIn quienes accionaron sus armas contra el joven que estaba de rodillas llorando.

— Preparense salimos en diez minutos.—Ordeno a los guardaespaldas quienes salieron inmediatamente de la habitación, dejándo a su asistente ahí.— Las cosas se complicaron, manda el contenido y haz que Hoseok se haga cargo.

Debía mantenerlos ocupados por un buen rato par que le diera tiempo ir a Incheon y averiguar que pasó con su mano derecha.

AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora