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“Cualquier lugar del que no sales es una prisión.”

— Anónimo.

El dolor en su mandíbula se hacia cada vez más fuerte, siguiendo cada uno de los movimientos que ejercían sobre su cabeza.

Su cuero cabelludo y las rodillas mallugadas dolían más de lo que nunca se imaginó sentir, quería detenerse y dejar de hacer lo que ese hombre terrible estaba haciendo con su boca y garganta, alejarlo de su cuerpo y desaparecer del mundo el ese mismo momento.

Con las lágrimas en sus ojos, era la única forma de expresar el dolor y disgusto que sentía al estar así; humillado y usado de esa forma tan vil y cruel, una forma tan humillante que sabía podía ser peor. Si ese hombre así lo deseaba.

Ser usado para satisfacer los deseos más bajos  de ese tipo era algo de lo que no podía escapar.

Fue su culpa, un error que pagaría con creces de ahora en adelante.

Si no hubiese encendido la televisión ni mucho menos demorado más de lo permitido limpiando la habitación nada de eso le estuviese pasando.

No estaría siendo usado de esa forma.

— Más lento.— Los movimientos de su cabeza se relentizaron ante aquella orden impuesta. — Así..

Apretó los ojos con fuerza evitando de alguna forma que las náuseas se apoderan de su cuerpo al sentir un líquido espeso y caliente adentrarse en su boca, sabiendo perfectamente de que se trataba.

Sintiéndose repugnante por la sensación que todo eso provocó.

— ¡Tragatelo! — obligó a su cuerpo a tragar aquella sustancia dejándose caer sobre la alfombra a sus pies, derrotado.

Evitando pensar en lo que estaba bajando por su garganta en ese momento, por saber que le hizo una mamada a ese hombre.

A agustD, especialmente.

Escondio el rostro entre sus rodillas al sentirse usado y muy humillado por lo que acababa de suceder, por la sensación en su boca y su estómago ante aquella sustancia un poco salada que resguardo su organismo.

Una acción que estaba por encima de todo lo que sabía y conoció del mundo exterior, más preocupante que nunca porque era de lo que estaba huyendo desde pequeño.

Las amenazas de su tío y primo nunca fueron una broma siendo una constante real y latiente de miedo infringida contra él para mantenerlo sumiso bajo sus órdenes.

Amenaza que creció en su mente y que se estaba haciendo realidad por el tipo de ser más cruel y despiadado de la tierra.

Un gánster poderoso y muy peligroso del que nadie podría escapar.

Lo sabía perfectamente.

Se encogió en su lugar al escuchar el toque en la puerta y los pasos de alguien entrando a la habitación con sigilo y silencio.

Asustadolo por saberse vulnerable a la mirada de otra persona que podría usarlo de igual forma.

— Señor, tenemos la joya en resguardo. — trató de no escuchar algo de lo que hablaban pero ciertamente no podía evitarlo.

Estaba tan cerca de ambos hambres que era difícil no escuchar algo, apesar de que no quería saber ni verse envuelto en un asunto que no debía saber.

— Perfecto, Lee vendrá por por ella al atardecer. Encárgate de su llegada.

Cómo pudo, se encogió aún más sobre su cuerpo buscando la manera de que nadie lo viera en su situación, no después de lo que sucedió momentos antes.

La vergüenza y humillación estaban siendo demasiado fuertes en su cuerpo y ser que no podía levantarse de su lugar, temiendo ahora mismo por ser usado de la misma forma por otros tipos.

— Tienes una boca demasiado interesante.— Se abrazo así mismo con los ojos cerrados sin atreverse a levantarse de la alfombra, estremeciendose al escuchar aquel comentario ahora que no había nadie más en la habitación.

— .. me preguntó que más hay en ti de interesante. No ahora, si eso te preocupa.

Su cuerpo tembló ante cada oración dicha asustandose más por lo que ese hombre dio a entender y por la forma en que lo dijo.

Por saberse vulnerable y desamparado a todo lo que ese hombre tenía planeado para él y que en algún momento haría uso de su cuerpo sin importar que.

— S–señor.. por favor.— negó con suaves movimientos de cabeza no logrando que su garganta dejara salir palabra alguna.

Asustado por hablar de más ante ese hombre que fácilmente podría someterlo y lastimarlo en ese mismo momento si lo deseaba.

— Por ahora no tomaré mi aperitivo, más tarde tal vez. Puedes retirarte ahora.— un suspiró de alivió salió de su cuerpo al saber que podía irse pero le duró muy poco al comprender que no estaba seguro y que en algún momento terminaría en la cama de ese tipo.

¡Era un hombre!

¿Cómo podía pensar de él en esa forma?

¿Acaso a AgustD le gustaban los hombres?

¿Por qué él y no otro de sus guardaespaldas?

Simplemente por qué él y no alguien más.

Jamas ha tenido la oportunidad de pensar en tener una relación con nadie, ni siquiera ha dado su primer beso, para que ahora ese hombre le quiera tomar de esa forma.

Jamás ha estado con alguien como para que sea tomado como un juguete por ese hombre.

Siente náuseas de sólo pensar que en algún momento ocurrirá aquello.

Se levantó cómo pudo, sintiéndose mareado y nauseabundo ante todo lo que estaba por ocurrir y por aquellas acciones que ocurrieron hace tan pocos minutos.

Sintiéndose sucio de muchas maneras que no comprendía, que no lograba comprender del porque de ellas.

Su garganta la sentía extraña y muy diferente a como la sentía normalmente, no tenía ganas ni ánimos de seguir con sus actividades del día, tal vez debía informar que se enfermo.

Que se sentía mal para así de esa forma no subir esa tarde a dejar la cena, ni mucho menos para estar solo con ese tipo.

Su corazón se estruja en su pecho ante los recuerdos amargos y perturbadores que vivió.

Bajo los escalones con lentitud evitando de alguna manera que fuera visto por alguien dentro de la casa, paranoico ante cualquier mirada. Asustado de que supieran lo que sucedió dentro de la habitación de AgustD y de alguna forma utilizar eso para hacerle lo mismo.

Se adentro a su habitación dejandose caer en la cama con el llanto en sus ojos y el cansancio en su cuerpo, llorando en silencio por todo lo que tuvo que pasar para llegar a ese día, por todos esos años llenos de recuerdos fríos y oscuros que le abrigan cada noche, por el miedo y el dolor sembrado en su corazón provocado por golpes y amenazas que aún siguen presentes en su mente y que no son fáciles de olvidar; que las marcas en su espalda y muslos siguen latentes como el dolor de cada una de esas palizas en sus recuerdos.

De sentirse vulnerable en cada situación y que sabe que no forma de que deje de sentirse así.

Su prisión dejó de ser ese agujero oscuro con una pequeña lámpara y un colchón viejo a una nueva cárcel con una cama suave y blanca pero con el peligro latente de ser el juguete de un hombre tan peligroso en el mundo.

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⏰ Última actualización: Mar 15 ⏰

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AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora