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"Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría".

George Sand





Existen momentos en la vida que hacen que el destino de las personas cambien para bien o para mal, depende del fin que se logré y de lo mucho o poco que se persiga.

Él sabe que su vida nunca fue fácil,  que nunca tuvo la oportunidad de decidir si quería esa vida o no, simplemente se dejó guiar por el hermoso sonido de la palabra venganza que salió de sus labios la primera vez que la pronunció.

Venganza.

Tan dulce y amarga al mismo tiempo.

Llena de odio, rencor y dolor, mezclándose en un cúmulo de emociones que su corazón alberga desdé hace años y la única fuente de aliento que lo mantiene vivo, aprovechando cada oportunidad que se le presenta en el mundo.

Un mundo oscuro y podrido que cada día lo consume más y más, mientras cobra cada lágrima que ha derramado por los últimos veinte años aunque busque desesperadamente la pócima que calme con su dolor.

Un dolor que lástima y hiere su podrido corazón, el que con los años se endurece.

Pero no se calma, su dolor no cesa.

Y nunca lo hará.

Cada día que pasa, cada segundo que transcurre por las manecillas del reloj hace que nada cambie, que sus enemigos incrementen sumando enormes cantidades de sangre derramadas sobre la acera.

¿Algún día su alma podrá tener la paz que tanto anhela?

¿Algún día dejara de odiar a la vida por joderle la existencia que nunca pidió pero que sin en cambio recibió?

¿Habrá un minuto en el que realmente logre sentir se vivo?

¿Ser feliz?

¿Sentirse libre y en paz?

Su vida es como el agua que cae del cielo en esos momentos, con fuerza y abundancia pero que después de un par de minutos se desvanece transformándose en una brisa fría y sola, despejando los cielos para que el sol ilumine las montañas.

Y que segundos después se desvanezca en el aire como si no hubiese existido, pero con la diferencia de que su paso si deja una huella profunda, visible y perceptible para todos.

Llena de caos, sangre y dolor, pero también de paz y tranquilidad.

Su mundo es así y aunque quisiera no podía renegar de él, su destino le había dado todo lo que nunca tuvo y ni se imaginó tener.

El sabor de wiski acompaña cada logró y derrota de sus enemigos calando su ser y recordándole que tiene todo el poder en sus manos, políticos reconocidos y considerados ' incorruptibles' que trabajan bajo su mando y beneficio.

Lideres sociales que se llenan sus bolsillos con mentiras de la gente inocente que no sabe nada detrás de sus intenciones.

Religiosos que gozan de sus significativos donativos retribuyendo en silencio y confidencia, no los culpa, no cuando él mismo acude a ellos.

Policías y agentes comprados sin muchos esfuerzos y que gustosos se hacen de la vista gorda cuando sus actividades interfieren en sus negocios.

Todo mundo trabaja para él.

Pero nadie lo sabe y si lo sabe oculta su secreto por beneficio propio.

Un mundo fácil se manejar.

— Escuchar las blasfemias de un cerdo misógino en defensa de los derechos igualitarios de las personas debería ser censurado por el bien de todos — sonrió de lado dejando la copa de wiski descansar sobre el cristal de la mesa central, pero no se dio la vuelta su mirada seguía enfocada en las gotas de lluvia que golpeaban el cristal de la ventana.
Estando de acuerdo con el comentario de la recién llegada.

— Aveces uno tiene que escuchar mierdas que te recuerden lo que no debemos hacer. — Comento llevando sus manos tras su espalda perdiendo su atención sobre varios de los guardias que seguían en sus posiciones. — Esperó que disfrute sus últimos días de gloria.

— ¿Debo de estar tranquila? — observó desde su posición como uno de los sirvientes seguía metiendo a su casa las cajas que habían llegado antes del atardecer y que debían ser guardadas en la bodega.

— Si, no es nada que no se pueda solucionar con un par de llamadas. — contestó alejando se de la ventana, la oscuridad dentro de su habitación le albergó llenando su corazón de frío y soledad.

— Mi señor, los negocios están hechos.. Es cuestión de que en un par de días la mercancía le llegué a su señor hermano sin ningún problema — asintió dándose la vuelta con lentitud.

Había esperado ese negocio por meses y por fin estaba hecho.

Por fin podía expandir sus negocios en Europa como tanto deseó sin ningún tipo de complicación.

No había sido tan fácil expandir sus negocios como lo había sido para América y latinoamérica o Asia, pero nunca imposible, no para él.

Ahora sería tan fácil moverse dentro de territorio europeo distribuyendo la mejor mercancía del continente, sin que los japones le jodieran sus planes y se metieran en el territorio, o los rusos le bloquearan los puertos.

— Muy bien. — comento tomando la copa de wiski. — Contacta te con mi hermano e informale que la carga esta en camino y que los preparativos están listos.

— Si señor. — tomó un trago de wiski sintiendo su garganta arder por el líquido que entró a su sistema.

— ¿Señor? — buscó la figura delgada de Moonbyul encontrándola al lado del mueble de caoba.

Su espalda completamente recta, manos tras la espalda, su traje negro y corbata azul, tacones negros y cerrados por la parte de enfrente.
Su cabello negro recogido en una pulcra coleta alta y su peculiar fleco cubría parte se su frente.

— ¿Ocurre algo? — preguntó dejando la copa en su lugar prestando total atención a Moonbyul.

— Es, es... No es nada señor. Lo lamento. — descifró la inseguridad y la incertidumbre en su voz.

— Dime, tienes mi confianza y discreción, cuentame lo que ocurre. — insistió buscando la mirada de Moon.

Era extremadamente rara la actitud de Moonbyul con él en esos momentos.

Sólo una vez en su vida la había visto como ahora la veía, y esos recuerdos no eran buenos, ni para ella principalmente.

Se veía indefensa, frágil y desamparada, como aquella vez, con la diferencia de que ahora era libre y con el orgullo reconstruido.

El pasado era una mierda que muchos preferían evitar recordar, incluido él.

— Insisto.

— Quiero pedirle un favor. — asintió dejando en claro que podía continuar. 

Observó como Moonbyul dejaba un celular viejo y algo malgastado frente a él.

— sólo sonará una vez, lo siento señor. — entendió el mensaje claramente.

Pero no entendía el porqué de aquello.

¿En que estaba pensando para hacerlo?

AGUST-D. (Yoontae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora