Capítulo 48

487 31 2
                                    

Me echo agua en la cara, y después me enjuago la boca. Intento deshacerme del horrible sabor que se me ha quedado en la lengua.

Me miro en el espejo, analizo mi reflejo. Realmente luzco enferma, y mi estado de ánimo no ayuda.

No debería sentir culpa, ni tristeza, porque él se lo tenía merecido por todo el mal que ha hecho. Por todo lo que me hizo.

Pero, entonces, ¿por qué me siento así?

Las lágrimas comienzan a caer, y sollozo sin control. Recuerdo que alguien podría escucharme, por lo que me tapo la boca con la mano, e intento tranquilizarme.

Estoy a salvo, es lo que importa. Ya no podrá hacerme daño, ni a Peeta o a mi hija. Tendría que sentirme aliviada.

Pero es todo lo contrario.

Saber que él está muerto, que lo asesinaron a golpes por una disputa en la cárcel, no me hace sentir mejor. Porque él estaba ahí por mi culpa.

Mi padre perdió todo por mí, incluso la vida.

Fue mi madre quien me dió la noticia, a pesar de que jamás le di mi número de celular o algún medio para comunicarse conmigo. Ayer llamó, y me lo contó todo.

Y desde ayer sigo sin procesar del todo la noticia.

Me apresuro a lavarme la cara, para mejorar mi aspecto, y me arreglo un poco. No quiero que Peeta se preocupe.

Salgo, y bajo las escaleras.

No los encuentro en la sala, ni en la cocina. Me acerco a la puerta transparente que da al patio trasero, y veo a Peeta jugando con Willow.

Ella sonríe, mientras da pasos tambaleantes hacia su padre. Él la anima a seguir.

-Vamos, Willow, ya te falta poco.

Willow consigue llegar a él, y se echa a reír cuando Peeta la alza y le llena la carita de besos.

-Muy bien cariño -le dice.

Hace unos meses que ella cumplió un año, y ha comenzado a caminar. Pero eso sólo ha significado que tengamos que estar más al pendiente de ella, porque no se queda quieta. Ahora que puede caminar por su cuenta, quiere ir a todos lados.

Entro al patio, Peeta me mira y sonríe. Acomoda a Willow sobre el pasto, y la hace girar en mi dirección.

-Ahora ve con mamá -le dice cerca de la oreja y me señala.

Ella me sonríe, y aplaude con emoción.

Es algo que adoro de ella, su constante felicidad. Willow es una bebé muy alegre, y que nunca desaprovecha la oportunidad para sonreír o reír.

Me siento en el pasto, y extiendo los brazos.

-Ven mi vida, ven conmigo.

Ella baja la mirada a sus piecitos descalzos, y avanza con pasos tambaleantes hacia mí. Cuando parece que va a caerse, comienza a avanzar más rápido. Me acerco a ella y consigo atraparla antes de que se caiga.

-Muy bien mi cielo -la abrazo y le beso la mejilla-. Cuando menos nos demos cuenta ya andarás corriendo por toda la casa.

Aprovechamos el clima cálido de la mañana para jugar con ella en el patio, y consigo distraerme un poco.

Sólo en los fines de semana, es cuando podemos estar los tres juntos durante todo el día. Y por supuesto que lo aprovechamos.

No sé cuanto tiempo jugamos con Willow, pero ella no parece estar cansada. Todo lo contrario a mí.

Espero verte de nuevo [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora