Me miro en el espejo del tocador, y los nervios incrementan. Esta es la segunda vez que me visto de blanco, pero ahora es diferente. Porque estoy por casarme con el hombre que amo.
Bajo la mirada y observo el vestido que es de encaje, corto, de manga larga, y se pega un poco al cuerpo. Me gustó desde la primera vez que lo vi, y a Effie también, por lo que nos decidimos por el casi de inmediato.
Miro la cama vacía a través del espejo, y vuelve esa ansiedad por querer ver a Peeta cuanto antes. Effie lo obligó a dormir en un hotel, supuestamente porque no debemos vernos antes de la boda, y sí que lo echo de menos.
Effie Mellark ha sido de mucha ayuda, inclusive trajo hace rato a un estilista, quien me arregló el cabello en un peinado recogido, y me maquilló. También ayudó con otros preparativos, y estoy más que agradecida con ella.
—¿Ya estás lista? —pregunta ella de repente, y me sobresalto. Volteo, y ella entra, me sonríe—. Peeta ya está en la iglesia, vamos o se hará tarde.
Asiento con la cabeza, y salimos. Nos metemos en la parte trasera del coche, y nos quedamos en silencio durante el camino. Estoy demasiado nerviosa como para hablar de cualquier cosa.
No sé exactamente porqué tengo miedo, pero no puedo evitar temer por el futuro.
¿Y si esto no resulta cómo esperamos?
¿Y si él vuelve a lastimarme?
Casi no me da tiempo de pensar en algo más, porque el coche se detiene, y Effie me ayuda a bajar.
—Tranquila —me dice, y sonríe para intentar tranquilizarme—. Todo va a salir bien.
Sólo asiento con la cabeza, y el corazón se me acelera al ver que alguien sale de la iglesia y se acerca a nosotros. Es Finnick.
—Es mejor que te apresures a entrar —me dice—. Peeta está más que nervioso, piensa que te arrepentiste y que no vas a llegar.
Escucho que Effie se ríe, pero yo no consigo emitir ningún sonido. Las manos me sudan, y respirar se torna una tarea compleja.
Ella parece darse cuenta, porque me toma del brazo y me acaricia la mano.
—Tranquila, ya lo has oído. Peeta está igual o más nervioso que tú —me entrega el ramo—. Todo estará bien, entraré contigo y no dejaré que tropieces. Lo prometo.
Escucharla me hace sonreír un poco, y consigo murmurar un débil gracias.
Escuchamos que la música comienza a sonar, y Effie me sujeta el brazo con firmeza. Comenzamos a avanzar, y el corazón me late tan fuerte que pareciera que se me va a salir del pecho.
Alzo la mirada y veo a los amigos de Peeta, quienes vienen con sus esposas y sus hijos. Y en una de las filas, encuentro al padre de Peeta. Una parte de mí se alegra, porque eso significa que está haciendo las paces con Peeta, o que al menos lo está intentando.
Miro hacia el frente, al altar, donde está Peeta. Él también me mira, y sonríe, pero parece estar más que nervioso. Verlo ahí de pie, esperándome, hace que todas mis dudas y miedos de repente se vayan, porque esto es lo que quiero.
A él es a quien quiero.
Llego frente a él, Effie me suelta y se aleja con una sonrisa. Peeta me toma la mano, y siento el temblor de la suya.
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Espero verte de nuevo [Everllark]
RomansaVersión [Everllark] [Los Juegos del Hambre] Él es el hombre con el que ella quiere estar, más no con quien puede estar. Muchas personas creen que los matrimonios forzados eran cosas del pasado, pero eso no es del todo cierto. En medio de un ambiente...