Capítulo 41

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Peeta

Miro con atención a la bebé que se encuentra durmiendo en mis brazos. Sus manitas están firmemente cerradas, y por un momento surge la tentación de querer acariciar uno de sus pequeños puños. Pero me contengo, porque no quiero molestarla. Y siendo sincero, no sabría qué hacer si comienza a llorar.

No se ha despertado desde que salimos del hospital. Y desde entonces, no puedo dejar de verla.

Respiro lo más despacio que puedo, y evito moverme para no inquietarla.

Imaginé cientos de veces este momento, cuando por fin pudiera cargarla, tenerla conmigo, pero nada me preparó para la cantidad de sensaciones que me recorren con sólo sentir el calor de su pequeño cuerpo.

¿Así es como se siente convertirse en padre?

Este cosquilleo... el corazón latiéndome de alegría pura. De amor incondicional por ella.

Ella es lo más preciado que alguien haya podido darme. Un pequeño ser que forma parte de mí y de la mujer que amo. Una combinación perfecta de ambos.

Mi hija se remueve. Me preocupo. Ella abre los ojos y me mira.

Azul contra azul.

-Hola Willow -susurro, ella no deja de verme, ni yo a ella-. Tal vez no te acuerdas de mí, pero soy papá.

Por un momento temo que se suelte a llorar y comience a buscar a Katniss. Pero no lo hace. Se queda tranquila, sólo mirándome.

Este momento sería ideal si Katniss viniera con nosotros. Porque, a pesar de que mi corazón está rebosante de alegría, no puedo evitar sentirme roto. Igual de desolado que el día que la apartaron de mi lado.

Durante estas semanas, pasé día y noche buscando la manera de recuperarla, de que volviera a mi lado. Mi padre y yo tuvimos largas charlas con abogados, para saber cómo proceder legalmente, pero todos llegaron a la misma conclusión. No podíamos hacer nada, porque la ley jamás verá su estancia en casa de Hamilton como un secuestro. Los Everdeen pueden probar con facilidad que ella está allá por su propia voluntad.

No encontramos evidencia de que la estén maltratando, torturando o extorsionando. Nada alentador para el caso. Y tampoco ayuda el hecho de que sus propios padres son quienes la retienen ahí.

Lo único que nos quedaba era esperar, algo que casi me llevó a la locura, pero debíamos esperar a que se presentara la oportunidad para sacarla. ¿Cómo? Esperando a que mi hija naciera. En ese caso, había dos alternativas, la de ahora, tratar de sacar a ambas del hospital, o reclamar la custodia. Sólo así podía recuperarlas. Pero todo se ha arruinado, no queda nada que hacer.

Sé de lo que es capaz de hacer el señor Everdeen, y ruego al cielo que Finnick encuentre la manera de encubrir que mi hija no se encuentra en el hospital. Porque sino, será Katniss quien pague las consecuencias, y no puedo permitirlo.

Fue por pura suerte que supimos que mi hija había nacido, pero me alegra que haya ocurrido, al menos así ella no estará con los Hamilton. Esta mañana, durante una junta, mi padre escuchó a la señora Hamilton decirle a Nathan que Katniss acababa de dar a luz, y que irían a verla al Northwest Hospital. Pensé en Finnick de inmediato, y nos pusimos manos a la obra. Pero las cosas a veces simplemente no salen como se planean. Suceden cosas que lo estropean todo. Imprevistos que arruinan cualquier oportunidad.

Juro que casi me derrumbé ahí mismo al dejarla sola, completamente devastada. Quiso mantenerse fuerte, pero vi lo mucho que le afectó ver cómo me llevaba a nuestra hija.

Ha sido un día bastante contradictorio sin duda.

El coche se detiene, y miro por la ventana. Hemos llegado.

Espero verte de nuevo [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora