Capítulo 42

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Abro los ojos, pero tengo que volver a cerrarlos porque los rayos de sol me pegan directo a los ojos. Parpadeo un par de veces, para acostumbrarme a la luz, y miro el reloj.

10:00 a.m.

Vaya, logré dormir casi tres horas seguidas después de la última vez que alimenté a Willow. Un nuevo récord.

Miro la cuna, la cual tuve que poner pegada a la cama, pero ella no está. Levanto la vista, y veo que papá está en la entrada de la habitación cargando a mi hija, mientras le da del biberón.

-Buenos días hijo -me saluda, y se acerca-. Veo que tuviste una noche difícil.

Asiento con la cabeza, y me siento en la cama.

-Willow despertó hace rato -la miro, ella come con ganas-. Decidí entretenerla un poco para que pudieras dormir otro rato.

-Gracias -bostezo.

Willow casi se termina la botella, y papá la acomoda para palmearle suavemente la espalda. No está tan perdido en cómo cuidar a un bebé al parecer.

-Esta pequeñita te está haciendo pagar por todas las noches en que no nos dejaste dormir ni a tu mamá ni a mí -me dice-. Por cierto, creo que le hace falta un cambio de pañal.

-¿No podrías cambiarla tú? Parece que en realidad sabes muchas cosas de bebés.

Se ríe.

-Sé lo básico, por supuesto. Pero los pañales y otras cosas jamás fueron mi fuerte.

Me levanto, y acomodo a Willow en el cambiador. Le quito la ropita y la cambio casi de manera automática.

-Veo que a ti sí se te da fácil -sonríe -. Willow lleva menos de un día con nosotros, y tú ya pareces experto con los pañales.

-Agarré práctica ayer -me encojo de hombros, y bostezo.

La miro mientras la visto, ella mira el techo al mismo tiempo que mueve sus piernas. Después, sus ojos se encuentran con los míos.

La manera en que me mira, hace que mi mal humor desaparezca, que todo el cansancio que siento valga completamente la pena.

Siempre escuché a mis amigos decir lo difícil que era cuidar de un bebé. Jamás lo creí del todo, pero sí que tenían razón. Por supuesto que mamá me ayuda, pero procuro hacerme cargo de mi hija en lo más que puedo.

Trabajo desde casa, al igual que desde que llegué a Seattle, pero eso no lo hace fácil. Todo lo contrario, porque no puedo concentrarme, y Willow demanda mucho mi atención, por supuesto que no es su culpa, pero a veces hace que todo se complique.

-Tenemos planeado destinar un seis por ciento para llevar a cabo la nueva campaña -dice Harper, la encargada de publicidad-. El problema es que...

Ella sigue hablando, pero no logro escucharla por el fuerte llanto de mi hija.

La señora Brown, quien se encarga de hacer la limpieza, sigue meciéndola, intentando calmarla, pero ella no deja de llorar. Se la lleva a la cocina, pero no se calma.

No consigo concentrarme por más que lo intento. Se me tensa la quijada, y no logro soportarlo más.

No puedo creer lo que voy a hacer.

-Disculpen -los interrumpo-. No puedo seguir conectado -todos me miran confundidos-. Tengo que atender otro asunto, sigan con la reunión. Cuando terminen, Steve me enviará un documento con todo lo que se haya acordado. Debo irme.

Cierro la laptop, y suspiro.

Jamás había interrumpido una reunión, y menos una con tanta importancia como esta.

Espero verte de nuevo [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora